Contemplar el cielo no era algo habitual en su vida, pero era normal, ser médico la tenía atendiendo constantemente personas heridas. Ese era el día libre de Yumi, y por ende, decidió caminar y reconstarse en la suave hierva del bosque de Konoha. Sola y sumida en sus pensamientos, la joven comenzó a rememorar varias cuestiones, el hecho de ser huérfana era quizás lo que más llegaba a su cabeza. Extrañar a sus padres y pensar en ellos era habitual, sin embargo, en los últimos tiempos, este hecho mermó, en parte por la presencia de Emiko, la cual siempre la llavaba a su casa y le brindaba en parte, ese cariño familiar que perdió. Al crecer simplemente se aferró a su trabajo en el hospital, y también, en su creciente amistad con Shisui, la cual fue floreciendo hasta convertirse en amor.
Se sentó al pensar en él, debía reconocer, al menos interiormente que, pese a los múltiples juramentos de amor por parte del chico, Yumi se sentía insegura al respecto, temía que ese amor que había florecido se marchitara, o que se desgastara. A su cabeza llegó un recuerdo no muy lejano sobre ello.
-Tu abuela es muy directa- Le dijo la joven.
-Suele serlo, pero es algo habitual en los ancianos del clan-. Estaba claro que Shisui no veía lo que ella sí, que la anciana no sentía el menor agrado por ella, el creía que era un simple capricho de su abuela y que tarde o temprano se le pasaría y acabaría aceptándola. -No te preocupes, a medida que te conozca, acabará adorándote-
-Si tu lo dices- Respondió simplemente.
-Vayamos a dormir, ¿quieres, cariño?- Le dijo él de forma dulce.
-Si, vamos- Le contestó Yumi mientras se dejaba abrazar por Shisui.
Una escena rara, si se puede llamar así, pero algo estaba claro, Shisui no parecía percibir la hostilidad de su abuela hacia Yumi, o al menos eso creía. Quizás fuera cariño, o un gran convencimiento de que la anciana de verdad la aceptaría, pero ella no lo veía así. Puede que con el tiempo aceptara la relación de ambos, y en ese caso, solo quedaba esperar. Mientras se dedicaría, al menos por ese momento, a sentir la cálida brisa para, y luego se iría a descansar, así podría retomar en óptimas condiciones sus deberes.
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Se escapó. No era que le extrañara, Orochimaru era una auténtica serpiente, y como tal, escapó. Pero en ese momento poco le importaba a Tsunade, lo que más le importaba era salvar a ese niño, salvar a Naruto. Cuando la pelea entre Jiraiya, Tsunade ty Orochimaru llegó a su punto álgido, el subordinado de Orochimaru, Kabuto, intervino para atacar a Tsunade, y fue Naruto quien se atravesó para defenderla, sin embargo, y pese a que dio todo de sí mismo, salió muy mal herido, estando al borde de la muerte. No permitiría que muriera, no podía hacerlo, no dejaría que una vida se escapara de sus manos, de nuevo. En esa vorágine emocional apareció el recuerdo de Dan, su gran amor, su sangrienta muerte en medio dela guerra, y de cómo ello la influenció por el resto de su vida.
-¿Cómo?- Le dijo Midori atónita ante lo que decía Tsunade.
-Lo que oíste. No puedo seguir en la aldea. Todo me trae recuerdos, de Nawaki, de Dan- Dijo y nuevamente se puso a llorar.
-Cariño, se lo que sientes, perdí al padre de Hiroaki prácticamente antes de que él naciera y de forma igual de horrible que Dan, pero no puedes pasarte huyendo de ello-
-¡No me importa! No quiero estar aquí, me atormenta, y además, nunca volveré a usar ninjutsu médico- Dijo tajante.
-¿Qué locuras dices? Si eres la mejor en ello, además salvaste muchísimas vidas. Nadie puede reprocharte nada.
-Pero yo sí. No puedo hacerlo, simplemente no- Dijo Tsunade con semblante triste.
Midori la miró unos instantes, y simplemente asintió y pensó que lo mejor era apoyarla –Comprendo- Dijo dándole un cálido abrazo –Pero sólo te diré una cosa, Tsunade, por más que te vayas de la aldea y jamás vuelvas a curar a alguien, el recuerdo siempre estará allí. El dolor persistirá, porque es algo que tarde o temprano deberás susperar por ti misma, cariño-.
Tsunade la miro, y muy en el fondo de su corazón, supo que su querida tía tenía razón.
Y así fue. Midori, comprendió en ese momento Tsunade, siempre tubo razón. Mientras luchaba por salvar la vida de Naruto pensó en todos los años que se pasó viajando de lugar en lugar, embriagándose, escapando de sus pensamientos. Pero al final, y como le dijo Midori, el dolor estaba allí, y sólo ella podía superarlo.
-¡No te dejaré morir! Tienes que vivir, porque tu vas a ser hokage, ¿verdad?- Le dijo al niño, quien lentamente abría sus ojos.
-No pienso morir, vieja- Dijo con voz cansada.
-Lo lograste, Tsunade- Le dijo Jiraiya mientras los observaba.
-Te lo prometo, vieja, no moriré hasta convertirme en hokage. Es una promesa- Le dijo Naruto con una enorme sonrisa.
Ella solo lo miró y asintió.
-Creo que es hora de volver- Dijo pausadamente la sannin.
-¿Cómo?- Jiraiya parecía sorprendido ante lo que Tsunade acababa de decir.
-Que debemos volver a la aldea, sino como voy a ser hokage- Dijo ella simplemente. Naruto abrió sus ojos como platos.
-¿O sea que aceptas ser hokage?- Volvió a preguntar Jiraiya.
-¿Es que tengo que repetirlo todo? Idiota- Le dijo ella de forma cómica.
-¡Muy bien! Démonos prisa, la aldea la necesita, anciana- Dijo Naruto.
-¡No me digas anciana, mocoso maleducado! ¿Qué clase de educación te dio Hiroaki?- Ambos comenzaron a discutir, mientras caminaban. Jiraiya veía un panorama nuevo para la aldea, sin nubes, al menos por un tiempo.
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En una oscura guarida en medio del bosque, el sannin restante, el que emulaba a las serpientes, se recuperaba de las heridas que le generaron sus ex compañeros de equipo. Pero, al mismo tiempo, Orochimaru pensaba en su próximo movimiento.
-Con ya estará, lord Orochimaru- Le dijo su fiel sirviente Kabuto.
-Excelente, como siempre- Respondió el hombre.
-Es un placer, servirle-
-Tengo que realizar mi próximo movimiento. Acelerar un poco las cosas- Kabuto sabía exactamente a qué se refería.
-Supongo que habla de atraer a Sasuke Uchiha-
-Esto se está tardando demasiado y además, este cuerpo pronto comenzará a rechazarme-
-Quizás debiéramos darle un pequeño empujón-
Ambos se miraron y Orochimaru finalmente decidió, le debía dar un pequeño empujoncito a Sasuke Uchiha, un pequeño incentivo.
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Las buenas noticias llegaron a Konoha, sobre todo a la casa principal del clan Uchiha.
-¿De verdad?- Dijo atónita Emiko.
-¿Qué sucede?- Preguntó Itachi mientras salía al recibidor acompañado de sus padres.
-El viejo Jiraiya lo consiguió, Tsunade volverá a la aldea- Dijo muy animada.
-No puede ser. Eso significa, que Sasuke se podrá curar- Dijo Mikoto muy emocionada.
-Así es, pero además, en la carta que le enviaron a mi padre también dice que aceptó el puesto de hokage-
-Que bien, la aldea por fin tendrá un líder- Dijo Itachi mientras abrazaba a su madre, quien lloraba.
Todo parecía mejorar, pero quizás, fuera un prólogo para un sufrimiento mayor que se avecinaba a la familia.
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CRONICAS DE UN AMOR SHINOBI
RomansaEmiko Senju y Yumi Nozawa poseen diferentes personalidades y capacidades como ninjas, sin embargo, la tragedia acaecida en la aldea de la Hoja cambiará sus vidas por completo, quedando unidas de por vida a quienes menos imaginaban. Por otro lado, Sa...