CAPITULO 19: Dulces

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Una semana había pasado desde la boda, Itachi y Emiko ya se encontraban regresando a la aldea, habían pasado unos espléndidos días en una posada un tanto lejos de todo. Emiko descubrió una faceta pervertida que no sabía que Itachi tenía, e incluso ella misma. Y es que su vida sexual durante esos días fue fascinante, descubrir la de cosas que se podían hacer en ese acto, lo imaginativo que resultó su esposo. Se sonrojó mientras pensaba en la de veces que habían hecho el amor en esos días, había sido una semana calmada, alejados de los problemas de la aldea y disfrutando de que recién comenzaba. Pero ahora debían volver, ya que los exámenes chunin se definirían esa semana y habría personas importantes en la aldea.

-Es hora de regresar- Itachi estaba parado junto a la puerta esperándola para emprender el viaje. No era un trayecto muy largo, en cuestión de horas estarían de regreso.

-De acuerdo-.

- ¿Te sientes bien? - Le preguntó el joven al notar el semblante de Emiko.

-Si. Es solo que, ahora ya no tendremos tanta privacidad. Nuestro tiempo a solas será limitado-. Ella se veía intranquila en ese aspecto. Era lógico, en la casa Uchiha tendrían que ver a los demás todo el tiempo. Estarían los padres de Itachi y Sasuke, por lo que su intimidad se vería reducida, no era que eso le molestara, solo que durante su luna de miel habían tenido espacio de sobra para los dos, y ahora deberán compartirlo con el resto del clan.

-Es cierto, y súmale a que tendremos misiones y probablemente estemos separados durante días. Sin embargo, creo que podremos disfrutar bien y tener privacidad en la casa. Recuerda que tendremos una gigantesca habitación para los dos, por lo que una vez dentro nadie nos molestará-.

Sonaba tranquilo, pero era lógico, estaba más acostumbrado a un clan numeroso, mientras que el clan Senju era escaso y en su antigua casa sólo vivían ella, su padre, Naruto y un par de sirvientes.

-Por supuesto, todo irá bien- Contestó ella mientras se sujetaba de su brazo y caminaban.

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Todo estaba tranquilo. El entrenamiento estaba resultando, y Sasuke podía entrever cuanto había aumentado su poder con lo que Kakashi le enseñó. Aunque seguiría entrenando hasta lo último, se sentía completamente seguro de que ganaría el combate, que lograría vencer al chico de la aldea de la arena, Gaara. Era alguien raro, él se consideraba a sí mismo bastante parco con las personas, pero ese tipo tan raro lo superó. Detuvo sus pensamientos en cuanto llegó a su destino, ingresó en el local y se sintió sumamente tonto. Jamás en su vida había comprado dulces, pero, aunque sonara increíble, optó por tomar la sugerencia de su madre.

Estaba sentado mirando fijamente un árbol de cerezo que se hallaba fuera de los límites de la casa de los Uchiha, pero cuya copa se podía ver desde dentro. Sasuke lo observando con la mente en blanco, hasta que una voz femenina lo sacó de dicho transe.

-Es un árbol hermoso, verdad, aunque es una lástima que ya está acabando la temporada de estos- Su madre miraba el mismo sitio que él.

-Si. Eso creo- Dijo Sasuke de forma desinteresada.

-Oye, estaba pensando algo- El pelinegro miró a su madre que tenía una sonrisa un tanto sospechosa, o mejor dicho una que estaba viendo demasiado desde que su hermano se casó –Deberías regalarle un obsequio a Sakura-

Sasuke se quedó rojo ante la idea de su madre y, atropelladamente contestó - ¡¿Qué?! ¿Por qué haría eso? -

-Ni tiene nada de malo- Dijo Mikoto inocentemente –Ella cuidó de ti mientras estabas hospitalizado, todos los días iba a verte para saber cómo estabas, además siempre llevó una flor. Es justo que le devuelvas la gentileza-

-Yo... Es ridículo- Masculló el chico.

-Por supuesto que no. Debe haber algo que le guste mucho para que se lo regales.

-Le gustan los dulces- Se escapó al menor de los Uchiha.

-Ahhhhh! Con que si estás al pendiente de lo que le gusta, ¿no?- Mikoto esbozó una tierna sonrisa mientras observaba a su hijo sonrojado y tratando de negarlo.

-¡Claro que no! Pero ella siempre los compra después de las reuniones del equipo- Dijo tratando de verse sin interés en la peli rosa.

-Que tierno, Sasuke- Mikoto lo observó unos instantes antes de seguir hablando –No tiene nada de malo que le obsequies unos dulces, además son compañeros, y como te dije, ella siempre ha sido amable contigo-. Dijo la mujer para luego retirarse y dejarlo pensando en la charla.

Y allí estaba, dentro de una tienda de dulces comprando algunos. Una vez fuera se dirigió hasta el campo de entrenamiento que solía ocupar el equipo 7, no se sorprendió de ver a Sakura allí, ella era muy responsable y puntual, aparte de inteligente, a diferencia de Naruto.

-Hola Sasuke- Dijo de forma amable la chica en cuanto lo vió. Sasuke se preguntó porque tenía que ser así de amable, porque no podía ser igual de insoportable que las otras niñas, como Ino Yamanaka, así le resultaba más fácil ignorarla. Pero no, ella era atenta y no se le colgaba como lapa por el brazo, hacía que se olvidara de sus objetivos.

-Hola- Contestó él –Te traje estos- Dijo extendiéndole la bolsa con dulces a Sakura –Son para darte las gracias por cuidarme en el hospital y ayudar a mi madre- Admitió ligeramente sonrojado.

-Gracias, pero no era necesario, lo hice porque así lo sentí- De nuevo la confusión. Ella era demasiado amable con alguien tan ambicioso como Sasuke.

-No fue nada- Dijo volteando la vista rápidamente hacia otro lugar.

- ¡Sasuke! ¡Sakura!- Su escandoloso compañero rubio hizo acto de presencia en el sitio de entrenamiento.

-No hace falta tanto escándalo, perdedor- Le dijo Sasuke con fastidio.

-¿Cómo me llamaste, amargado?- Le replicó Naruto.

-Oigan, ya basta- Se apresuró Sakura a detenerlos, como habitualmente sucedía.

-¡Hola!- La figura de su sensei apareció de la nada.

-¡Kakashi sensei, que bueno que llegó! ¡Estos dos...-

-Tranquila Sakura, no te pongas nerviosa por algo tan tonto como este par peleándose- Respondió el hombre, consciente de como era su grupo. –Bueno, me alegro que estén los 3 juntos porque, aunque Sakura no haya quedado en los combates finales de los exámenes chunin, sigue siendo parte del equipo-.

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Los exámenes se definirían esa semana, para Naruto era un escalón y al mismo tiempo obstáculo a atravesar en el camino a su sueño de ser hokage. Para Sasuke, el momento ideal para probarle a su padre de lo que era capaz, y por supuesto, mostrar a la aldea el poder de su clan. Conversaron y Kakashi les dio a ambos un par de indicaciones para los combates, mientras Sakura observaba. Tras acabar, nuevamente se dividieron, Naruto se fue, alegando que tenía que seguir entrenando, mientras Sasuke hizo lo propio acompañado por Kakashi. Sakura los observó, eran tan diferentes entre sí, como el sol y la luna.

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Era la visita más inesperada que recibía Hiroaki en años, alguien a quien no imaginaba volver a ver desde la catástrofe del zorro de 9 colas.

-Es un milagro tenerlo por aquí, Jiraiya-sensei- Dijo el hombre con reverencia a su maestro.

-Tu siempre tan educado, Hiroaki. Y ¿por qué te sorprende tanto verme?, ¿acaso creíste que me olvidaría de mi alumno? -

-Digamos que han pasado muchos años, maestro, prácticamente desde la muerte de Minato, pero supongo que el que este en la aldea es señal de algo-

-Así es, pero antes de seguir hablando, sírveme una bebida, y mientras bebemos te cuento-.

Hiroaki procedió a buscar algo de sake para su maestro. Llevaba días teniendo un mal presentimiento, y la inesperada aparición del anciano sólo continuaba aumentando su inseguridad.

CRONICAS DE UN AMOR SHINOBIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora