CAPÍTULO 12

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MASON

—Tu no puedes hacer esto— mi padre se había enterado que dejaría la manada y eso era algo que, según él, no podía hacer, ya que yo era el próximo líder de la manada.

—Claro que puedo. Iré a buscar a mi Mate— tomé mi mochila y salí de la habitación.

—¿Crees que lo encontrarás?— cuestionó y yo me detuve.

—Si— confirmé sin mirarlo. Sabía que si lo hacía me sería más difícil irme.

—Y ¿A dónde irás?— cuestionó nuevamente.

—Con Louisa, ella me dijo que podía quedarme en su casa el tiempo que quisiera— continué caminando y bajé las escaleras, mi madre y mi hermano menor se encontraban en la sala sentados y cuando me miraron se pusieron de pie.

Se acercaron a mi e intentaron detenerme —Por favor no te vayas— mi madre se paró frente mío.

—Ya está decidido, madre, no hagas esto más difícil— la rodeé y caminé hasta la puerta.

—Espera— me tomó del hombro —Si esto es lo que quieres no te detendré. Sabía que tarde o temprano harías esto, así que adelante, ve y busca a ese Mate tuyo— me regaló una sonrisa al igual que yo a ella —Nosotros esperaremos con ansias tu regreso.

—Gracias— susurré, di media vuelta y me marché hacia la casa de Louisa.

Louisa pertenecía a la manada, en su juventud ella era una de las guerreras mas fuertes. Cuando fue el tiempo, se desposó con su Mate y en un par de años concibió a su única hija. Ella se ganó un puesto muy importante en el consejo de la manada, ella era la segunda al cargo después de mi abuelo.

Conforme los años pasaron, ella comenzó a pensar diferente, quería formar alianzas con las demás manadas y por un instante casi lo logra. Ella intentaba hacer las alianzas sin que los demás miembros del consejo se enteraran ya que ellos no pensaban de la misma manera.

Cuando la manada se enteró lo que Louisa hacía, se opusieron. “LAS MANADAS NO DEBEN UNIRSE JAMÁS”, así es como todos pensaban, todos a excepción del abuelo, quien fue el único que apoyo los ideales de Louisa. El consejo tuvo que tomar una decisión y todos, a excepción del abuelo, optaron por desterrarla ya que lo que había hecho era un crimen que debía ser pagado con la muerte, pero como el líder la apoyaba su castigo fue el destierro.

Nuestra familia no le dio la espalda y la ayudó en su maravilloso plan. Ella acogería a los rechazados, en su pequeña manada no habría distinción si eras omega o alfa, si pertenecías a la manada de lobos negros o no. Ella acogería a todos por igual.

Y aquí me tenía, parado frente a su puerta, tocando su timbre y esperando que abriera y me recibiera como uno mas de su familia.

Al llegar me instaló en una habitación —Lamento el desorden, esta habitación le pertenece a mi nieto, pero ahora no se encuentra aquí— la habitación tenia un librero repleto de libros sobre licántropos y el único armario se encontraba lleno de ropa. —Puedes poner tu ropa en el armario. Me encargaré de sacar esa. Creo que ya no la usa—. Salió de la habitación y comencé a revisar a fondo lo que contenía.

Saqué un libro y al ojearlo una fotografía cayó al suelo. La recogí y pude ver a dos personas en ella: una chica de cabellos dorados y ojos color azul. El chico tenia los cabellos rizados color negro y los ojos color café oscuro. Después de un rato, Louisa entró con una caja de cartón y comenzó a sacar la ropa del armario y meterla dentro de la caja. 

MI OMEGA (En Proceso De Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora