CAPÍTULO 26

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Queridos padre y madre, tal vez jamás lean esta y la infinidad de cartas que les he escrito. Hoy recibí una buena noticia, por fin quedé embarazada y pronto tendré un bebé. Me agradaría ir allá, pero las cosas aquí están un poco tensas. La manada de la que tanto les he hablado en mis cartas está a punto de caer. Karl y yo nos hemos adentrado al bosque y ahí hemos hecho una pequeña casa al lado de un enorme y hermoso lago. Estamos seguros de que aquí no nos encontraran y podremos criar a nuestro hijo, apartado de las manadas y de toda esa locura.

Querida hermana y cuñado, como siempre, también les escribo en mis cartas. Espero que sean felices y que se hayan llenado de hijos. Que hayan prosperado y que ahora tú, Jessica, hayas abierto tu tienda de confección como tanto lo habías soñado.

Los quiere y extraña: Olivia Taylor”.

Después de guardar la carta dentro de un sobre, Olivia lo selló con cera y luego la guardó dentro de su baúl junto a las demás cartas que había escrito para su familia. Se acomodó el vestido y salió de la pequeña casa para tomar aire fresco y continuar entrenando arquería.

—Ya traje la cena— dijo Karl, el esposo de Olivia. Puso el animal sobre el suelo y luego se acercó a su amada, la rodeó con los brazos y besó sus labios.

—Que bien— Olivia miró a Karla —Estaba a punto de dar en el blanco, pero nuestro hijo está hambriento.

—Entonces comenzaré a prender el fuego para preparar la cena— añadió Karl.

Comenzó a caminar hasta la cabaña y luego se acercó al caldero para prender el fuego y poder cocer la carne.

Comenzó a olerse un aroma ajeno al de Karl y Olivia. Al percatarse de ello, Karl ocultó a Olivia en la habitación y salió de la casa para ver quienes eran esas personas. Se trataba de alfas ajenos a la manada de donde provenía Karl. —¿Qué es lo que buscan tan lejos de sus tierras?— cuestionó Karl cediéndole a su lobo.

—Somos viajeros, nuestra manada nos echó y ahora vagamos en busca de un lugar para poder vivir— el hombre mayor dio dos pasos al frente —No vamos a hacerles daño.

—¿Cuántas personas más vienen contigo?— Karl miró, aún intimidante.

—Solo somos mi esposa, mi hijo, mi hija, mi yerno y mi nieto— respondió sincero.

—¿Dónde están?

—Al percatarnos de que había más como nosotros cerca, las ocultamos no muy lejos de aquí. Solo mi yerno y yo venimos a ver si el lugar es seguro.

—Pronto anochecerá y no será buena idea pasar la noche en la intemperie. Ve por tu familia y ven, podrán pasar la noche en mi casa— dejó de liberar su aroma y los esperó a que regresaran.

El hombre se alegró y regresó corriendo al lugar en el que había dejado a su querida familia. El lugar se encontraba algo apartado y cuando regresaron a la cabaña, estaba comenzando a oscurecer. Karl salió a recibirlos y luego todos entraron a la casa, en donde se encontraba Olivia preparando la cena.

—¿Ellos son las personas de las que hablaste?— preguntó Olivia a Karl. Él asintió y dejó de hacer lo que hacía para acercarse a donde se encontraban ellos —Yo soy Olivia Taylor, un gusto en conocerlos— estiró su mano y estrechó las manos de las personas que se encontraban ahí. —Pónganse cómodos, la cena estará lista en un momento más.

MI OMEGA (En Proceso De Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora