CAPITULO 38

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A la mañana siguiente, mi celular no dejaba de sonar, así que me levanté. Intenté no despertar a Mason, así que me levanté con cuidado. Tomé mi celular y salí de la habitación para contestar la llamada. El número que marcaba no lo tenía agendado, así que me pregunté: ¿Quién era la persona que marcaba con tarta urgencia?

—¿Hola?

—Félix, que bueno que contestas— la voz era la de un hombre adulto, pero no logré identificarla.

—Disculpe, ¿Con quién hablo?

—Soy yo, Connor.

—Y ¿A que debo su llamada?

—Verás, ya que recuperaste tus recuerdos tienes que saber que anteriormente tenías que cumplir una misión— comenzó a explicar —Tenemos que reunirnos para que termines esa misión. Recuerda que esta es la última oportunidad que la diosa luna te da para cumplirla.

—¿En dónde te veo?

—Más tarde pasará uno de mis hombres por ti. Te avisaré cuando llegue.

—Estaré esperando— colgué la llamada y le di un golpe a la pared. Había olvidado la maldita misión. La misión en la qué tal vez perdería la vida.

Tenía que arreglar mi desastre y cumplir la misión que mi madre me había dado. Tenía que acabar con mi enemigo, con el clan Becker. Eran fuertes, no por nada habían llegado hasta donde se encontraban. Tenía miedo de involucrar a Mason en esto, no quería arriesgarlo y que muriera. Las personas a las que nos enfrentábamos eran fuertes y no quería que nada malo le pasara a Mason ni a mi familia.

Solo tenía que mentir para no poner en peligro a nadie.

Regresé a la habitación. Mason aún estaba durmiendo y eso era bueno, así no tendría que darle explicaciones antes de irme. Me acerqué al librero y tomé una libreta para escribirle una nota a él y al resto.

Cuando terminé de escribir las cartas, puse una en el buró, cerca de la cama y llevé otra a la cocina para que así la abuela la viera y la leyera frente a todos.

Salí de la casa, solo con mi celular y mi mochila y esperé un par de minutos a que la persona responsable me llevara hasta donde me encontraría con Connor.

MASON

Cuando desperté eran alrededor de las diez de la mañana. Félix no estaba en la cama, así que pensé qué tal vez había salido a correr. Me levanté y fui a darme una ducha. Cuando salí bajé a la planta baja, en donde se encontraba Louisa y los otro desayunando —¿Y Félix?— pregunté al no verlo de regreso.

Louisa y Verónica se miraron entre si y luego Louisa habló nerviosa —Dejó una carta escrita en donde decía que iría de improviso a ver a Serafina.

—¿Cómo? Y ¿por qué no me dijo nada?

—No lo sé, chico, a nosotros tampoco nos dijo nada. Cuando despertamos ya se había ido. Marcamos a su celular, pero no contesta, así que le marqué al padre de Serafina y dijo que él mismo lo llamó para que fuera a reunirse con la chica.

—Ya veo— susurré y di media vuelta para poder subir de nuevo a la habitación. Eso tenía sentido, pero me hubiera dicho a dónde iría para poder acompañarlo.

—¿Quieres desayunar?— preguntó Verónica.

—Claro— susurré, di media vuelta y fui a sentarme a una de las sillas desocupadas. Verónica se levantó y fue a traerme un plato de lo que ellos comían, me lo dio y comencé a comerlo.

Cuando todos terminaron de comer, me puse de pie y subí de nuevo a la habitación para tomar mi celular y salir al lago que Félix me había llevado.

Me acerqué al buró en el que lo había puesto la noche anterior y me di cuenta que al lado de mi celular había una carta escrita por Félix. La tomé, la abrí y comencé a leer el contenido:

Mason

Para cuando leas esto ya estaré lejos. Lamento haber roto mi promesa, pero tenía que irme antes de que pasara más tiempo. No volveré, así que no esperes por mi. Tienes que buscar a alguien que te ame realmente. Alguien que no te utilice, que no te ponga en peligro, que no te odie y lo más importante, que pueda darte un hijo.

Sé que dejaste la manada por mi, pero no tuviste que hacerlo. Ya no estaré más, por eso quiero que busques a una esposa digna de ti, una alfa o beta, que te ame y no importa si tú no sientes nada por ella, cuando te pregunte si la amas, dile que si para no romperle el corazón.

Tienes que olvidarte de mi. Olvidar que yo fui tu Mate, olvidar que existí y que alguna vez me conociste. Porque te odio, me traicionaste en el pasado, lo recordé, recordé que me vendiste con el enemigo y por culpa tuya morí. Por eso te odio y odio que fueras mi Mate. Detesto tu aroma, tu rostro y lo que más detesto de ti es que eres mi Mate.

No podía creer lo que leía, Félix no podía decirme esto. Tomé mi celular y comencé a llamarlo. No contestó a ninguna de mis llamadas. Mi lobo comenzaba a alterarse y comencé a liberar mi aroma.

Hice bola la carta y salí de la habitación. Estaba enfurecido por la traición de la persona que amaba. No comprendía este sentimiento, ¿Por qué reaccionaba de esta manera? Tal vez la carta era una mentira, pero entonces, ¿Por qué se había ido sin decírmelo?

Salí de la casa y me adentré al bosque, mi lobo se apoderaba de mi raciocinio y en poco tiempo me convertí. Comencé a correr hasta llegar al lago. Volví a mi forma y grité a todo pulmón. Estaba herido y no comprendía por completo, ¿por qué?

—Chico— escuché la voz de una mujer detrás de mi —Cálmate, ¿Por qué gritas?

Me giré para poder verla y me di cuenta que la chica era Agna —¿Qué haces aquí?

—Pues no soy de aquí ni de allá. Yo puedo estar en el lugar que me plazca y casualmente pasaba por aquí— me quedé en silencio —Dime, ¿Qué te pasa? Te noto extraño.

—Félix me abandonó.

—Ya veo. Jamás entendí a ese muchacho, pero de algo tienes que estar seguro, ese chico es decidido.

—Entonces, ¿Me odia?

—No lo sé, tal vez te odie, tal vez te ame demasiado como para no involucrarte en sus problemas o simplemente no sienta nada por ti.

—Pero él me dijo que me amaba.

—A veces las personas fingen tener sentimientos reales por la otra persona, pero al final todo es mentira.

—¿Me usó?

—No lo sé, tienes que pensar con la cabeza y sentir con el corazón, no viceversa.

—¿A que te refieres?

—No lo sé, lo escuché en alguna parte— sonrió y se acercó a mi, me dio un coscorrón y dio media vuelta —Bien, tengo que irme—, dio dos pasos y comenzó a correr velozmente, casi como un vampiro.

Yo regresé a casa de Louisa para recoger mis cosas y regresar a mi manada. De nada me servía quedarme más tiempo aquí, Félix me había abandonado y tenía que aceptarlo. Doliera lo que doliera, tenía que comprender que mi Mate ya no estaría a mi lado y, con la cola entre las patas, regresé a mi manada, a ocupar el lugar que me correspondía como líder y Alfa.

MI OMEGA (En Proceso De Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora