CAPÍTULO 13

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En cuanto comencé a liberar mi aroma el lobo de Félix se tranquilizó y comenzó a volver a su forma humana. Louisa me pidió que lo llevara a la habitación y que cuidara de él hasta que volvieran con Charlotte.

—¿A dónde la llevarán?— cuestioné.

—Al lago. Ahí podrá controlar a su lobo alfa— Louisa respondió.

—Esta bien. Espero que logre controlarse— Charly llevó el cuerpo inconsciente de Charlotte sobre su espalada y todos salieron de la casa. Los vi por la ventana y tomaron su forma lobuna para poder llegar más rápido.

—¡VERÓNICA!— escuché gritar a Félix. Su lobo también había despertado y necesitaba  a su madre para que le ayudara a comprender lo que era.

Subí al segundo piso —¿A quién buscas con tanta desesperación?

El me miró horrorizado, había olvidado que había cedido la mitad a Helmut y que mis ojos habían cambiado de color —¿Tú también eres como ellos?

—Si— confirmé. De nada servía seguir ocultándole lo que era y que él era mi Mate.

Lo vi correr hacia las escaleras y luego salir de la casa. Comenzó a correr al bosque, mi mate me temía y me sentí devastado. Salí corriendo detrás de él.

(…)

—¡FÉLIX!— grité al perderlo de vista. Su aroma volvió a mí y pude saber a dónde se dirigía. Comencé a correr más rápido para poder alcanzarlo.

El amanecer comenzaba y yo logré alcanzarlo, comencé a liberar mi aroma y me acerqué a él —Félix— le tomé los hombros.

—Suéltame— susurró mientras miraba al suelo. —¡QUE NO ME TOQUES!— volteó a verme con sus ojos inundados en lágrimas.

—Pero Félix—. Me sentía devastado. Mi Mate estaba llorando frente a mi y eso me rompía el corazón.

—No me oyes— se soltó de mi —No quiero ser un monstruo— se tocó la cabeza y se dejó caer al suelo.

—No eres un monstruo— me arrodillé y lo abracé —Jamás pienses eso— No permitiría que pensara cosas horribles.

—¿No lo soy?, entonces explícame lo que soy.

—Eres el ser más perfecto que puede existir— le di una sonrisa.

—No me vengas con rodeos ahora. No me digas cosas estúpidas como esa. No me colmes de elogios, como si fuera normal ser un maldito lobo.

—Para mí si lo es— comencé a liberar mi aroma —Cuando te vi por primera vez supe lo que eras, e incluso cuando quise alejarme de ti, tú aroma a manzanilla hacía imposible que me alejara un centímetro— se giró —Cuando descubrí que era imposible alejarme de ti, procure cuidar de ti y a donde fuera que ibas, yo te seguía para decirle a los demás que tú eras mío.

Estaba dispuesto a contarle que era mi Mate, pero ¿Cómo lo haría?

—¿Tuyo? ¿Por qué seria tuyo?— esa no fue la mejor forma de decirlo.

MI OMEGA (En Proceso De Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora