MI OMEGA (En Proceso De Edición)

CAPÍTULO 29

Mientras dormía, un extraño sueño invadió a Félix. ¿Qué era ese sueño y por qué Franz aparecía en el?

—¿Intentas escapar de mí?— Franz tomó del brazo a Félix y lo acorraló sobre la pared de su habitación.

—Déjame ir, por favor— ¿Por qué quería irse si él había deseado estar a su lado? Cierto, el aroma de Franz comenzaba a excitar a Félix y él no quería que lo descubrieran.

—¿Por qué?, si tu fuiste quien me buscó primero— Franz comenzó a deslizar su mano por debajo de la camisa de Félix. Esto lo hizo estremecer, así que soltó un pequeño jadeo —Ya no lo soporto, tu maldito aroma me está matando.

Franz se abalanzó y le besó los labios salvajemente. Félix solo se dejó llevar y movía sus labios al compás de los de Franz. Luego, Franz comenzó a desabotonar la camisa de Félix, este a su vez también desabotonaba la camisa de Franz y así, mutuamente se iban sacando la ropa mientras se besaban.

—Hazme tuyo— susurró mientras rodeaba el cuello de Franz y le besaba los labios. Franz tomó los muslos de Félix y lo abrazó, luego comenzó a caminar y lo llevó hasta la cama en donde lo recostó suavemente mientras lo besaba —Te amo— le susurró al oído nuevamente y por obra del destino el erótico sueño de Félix terminó.

Como todos los días, Rosa llamó a Félix para el desayuno. Este se levantó animado y se apuró en salir de la habitación. —Buenos días— como siempre, saludó a todos los que se encontraban sentados a la mesa y tomó su lugar. Después Rosa sirvió el desayuno y todos comenzaron a comer.

—Que feliz te notas— dijo Arno, el padre de Franz y esposo de Rosa. 

—Es porque lo estoy, señor Arno— exclamó Félix con emoción.

—Y ¿A qué se debe esa felicidad?

—Bueno, pues hoy viajaré por primera vez.

—No me digas que Karl por fin accedió a dejarte salir de la manada.

—No es así, Arno— habló Karl —Solo lo dejé salir porque él quiere conocer a sus abuelos maternos y Alfons, junto a Franz lo acompañarán— limpió su boca con el pañuelo —¿No es así, Franz?— miró a Franz, mismo que lo miró rápidamente.

—Así es, Señor.

—Que alegría me da, ver viajar a mi nieto, mi hijo y al pequeño Félix juntos— Rosa dijo un poco emocionada.

—Bien— Karl se puso de pie —Si están listos pediré que preparen el carruaje.

—Por supuesto que estamos listos— Félix se puso de pie también —Traeremos el equipaje entonces— comenzó a caminar en dirección a su habitación.

Alfons y Franz también se pusieron de pie y caminaron hacia sus respectivas habitaciones. Después, los tres listos, subieron al carruaje y comenzaron su gran aventura.

El viaje en carruaje tomó más tiempo del que Félix había pensado, así que cuando llegaron a la costa, ya había anochecido. —Fiu— Exclamó Félix en cuanto el carruaje se detuvo y bajó de el —Creí que esto sería más divertido.

—¿Por qué dices eso?— preguntó Alfons cuando bajó del carruaje.

—Solo estuvimos dentro del carruaje todo el tiempo.

Alfons comenzó a reír —Así es esto, el viaje en carruaje demora un cuarto del viaje, ya que después de zarpar tardaremos alrededor de dos días en llegar a la otra costa.

—¿Qué? ¿En serio?— Félix se sorprendió. Alfons asintió y comenzó a caminar —Creí que el mundo era mas pequeño— susurró y caminó detrás de él.