CAPÍTULO 21

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¿Qué? ¿Por qué su hermano se encontraba aquí?

Trató de llamar a Walter a través de la conexión, pero recordó que dentro de este lugar todos los poderes otorgados por la diosa luna les son arrebatados.

—Félix— se acercó a los barrotes para que su pequeño hermano la escuchara. Él se encontraba inconsciente, solo su cuerpo colgaba de sus brazos atados a la pared.

—¿Liesel?— escuchó la voz de Brigitta al lado de la celda en la que la habían metido.

—Estoy aquí— trató de moverse más, pero las cadenas se lo impidieron —¿Te hicieron algo?

—¿Qué fue lo qué pasó?— preguntó alterada.

—La anciana se enteró de nuestro plan— respondió mientras se acomodaba en el suelo lleno de paja y suciedad —No sé con certeza lo que trame, ella fue la verdadera culpable de la desaparición de Félix.

—¿Él está aquí?

—Lo tienen encadenado en la celda que está frente a la mía— añadió.

—Pero, ¿sabes quien pudo habernos traicionado?

—No— negó.

—Yo si sé— dijo Adal, uno de los alfas que seguían a Liesel.

—Cuéntanos ¿Quién es?— habló Liesel, un poco enfadada.

—Adolf, mi hermano— respondió.

Adolf era el otro alfa que los acompañaba —Sabía que ese hombre traía algo entre manos, pero jamás pensé que nos traicionaría de esta forma— dijo Brigitta.

—Voy a matarlo cuando salga de aquí— añadió Liesel liberando su aroma.

La noche llegó con todo su esplendor y con ella la brillante luna llena se dejó ver.

—Traigan al chico— ordenó la anciana a sus guerreros. Ellos asintieron y luego fueron al calabozo. Lo desencadenaron y lo sacaron de la celda, aún inconsciente. Después lo llevaron hasta la casa de la anciana —Retírense— agregó ella en cuanto pusieron el cuerpo inconsciente del chico sobre la alfombra de la sala.

FÉLIX

Después de quedar inconsciente dentro del auto, mi mente comenzó a revolverse. Caí en una especie de sueño profundo. De nuevo, me encontraba con Irina en el hermoso lugar donde me gustaba estar. Aquí podía sentir un calor acogedor y reconfortante.

—¿Irina?— la llamé para que saliera de su escondite.

Todo esto ocurrió por tu culpa— una mujer de cabellos negros, de piel bronceada y de ojos color negro como la noche, se encontraba golpeando a mi loba, frente a mis ojos.

Traté de detenerla, pero una barrera trasparente impedía que pudiera cruzar —¡SUÉLTALA¡— grité, tal vez con suerte ella me escucharía.

No te preocupes, eso es solo uno de los recuerdos del pasado— habló Irina detrás de mí.

—¿A que te refieres con eso?— cuestioné.

MI OMEGA (En Proceso De Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora