I N T R O D U C C I Ó N
El señor Dursley cayó en un sueño intranquilo, pero el gato que estaba sentado en la pared del jardín no mostraba señales de adormecerse. Estaba tan inmóvil como una estatua, con los ojos fijos, sin pestañear, en la esquina de Privet Drive. Apenas tembló cuando se cerró la puerta de un coche en la calle de al lado, ni cuando dos lechuzas volaron sobre su cabeza. La verdad es que el gato no se movió hasta la medianoche.
La noche del 31 de octubre de 1981, en el barrio residencial de Privet Drive -de entre unos árboles- un hombre apareció en la esquina que un gato había estado observando, y lo hizo tan súbita y silenciosamente que se podría pensar que que había surgido de la tierra. La cola del gato se agitó y sus ojos se entornaron.
En Privet Drive nunca se había visto a un hombre así. Era alto, delgado y muy anciano, a juzgar por su pelo y barba plateados, tan largos que habría podido sujetarlos con el cinturón. Llevaba una túnica larga, una capa color púrpura que barría el suelo y botas con tacón alto y hebillas. Sus ojos ojos azules eran claros, brillantes y centelleaban detrás de unas gafas de cristal de media luna, y su nariz era muy larga y torcida, como si se la hubiera fracturado alguna vez. Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore -o más conocido con Albus Dumbledore-, era aquel hombre.
Albus Dumbledore no parecía darse cuenta de que había llegado a una calle en donde todo lo suyo, desde su nombre hasta sus botas, era mal recibido. Estaba muy ocupado revolviendo en su capa, buscando algo, pero pareció darse cuenta de que lo observaban porque, de pronto, miró al gato, que todavía lo contemplaba con fijeza desde la otra punta de la calle. Por alguna razón, ver al gato pareció divertirlo. Rió entre dientes y murmuró:
— Debería haberlo sabido —
Encontró en su bolsillo interior lo que estaba buscando. Parecía un encendedor de plata. Lo abrió, lo sostuvo alto en el aire y lo encendió. La luz más cercana de la calle se apagó con un leve estallido. Lo encendió otra vez y la siguiente farola quedó a oscuras. Doce veces hizo funcionar el apagador, hasta que las únicas luces que quedaron en toda la calle fueron dos puntitos lejanos: los ojos del gato que lo observaba. Si alguien hubiera mirado por la ventana en aquel momento, aunque fuera la señora Dursley con sus ojos como cuentas, pequeños y brillantes, no habría podido ver lo que sucedía en la calle. Dumbledore volvió a guardar el apagador dentro de su capa y fue hacia el número 4 de la calle, donde se sentó en el muro, cerca del gato. No lo miró, pero después de un momento le dirigió la palabra.
— Me alegro de verla aquí, profesora McGonagall —
Se volvió para sonreír al gato, pero éste había desaparecido. En su lugar, le dirigía la sonrisa a una mujer de aspecto severo que llevaba gafas de montura cuadrada, idénticas a las líneas que había alrededor de los ojos del gato. La mujer también llevaba una capa, de color esmeralda. Su cabello negro estaba recogido en un moño. Parecía claramente disgustada.
— ¿Cómo ha sabido que era yo? — preguntó
— Mi querida profesora, nunca he visto a un gato tan
tieso.— Usted también estaría tieso si llevara todo el día sentado sobre un muro de ladrillo — respondió la profesora McGonagall.
— ¿Todo el día? ¿Cuando podría haber estado de fiesta? Debo de haber pasado por una docena de celebraciones y fiestas en mi camino hasta aquí —
— la profesora McGonagall resopló enfadada — Oh, sí, todos estaban de fiesta, de acuerdo — dijo con
impaciencia — Yo creía que serían un poquito más prudentes, pero no... ¡Hasta los muggles se han dado cuenta de que algo sucede! Ha salido en las noticias — Torció la cabeza en dirección a la ventana del oscuro salón de los Dursley — Lo he oído. Bandadas de búhos, estrellas fugaces.... Bueno, no son totalmente estúpidos. Tenían que darse cuenta de algo. Estrellas fugaces cayendo en Kent... Seguro que ha sido Dedalus Diggle. Nunca ha tenido mucho sentido común —
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Una Potter serpiente [DRACO MALFOY]
FanfictionHelena y Harry, dos hermanos que quedaron huérfanos después del supuesto accidente de coche que sufrieron sus padres, se quedan viviendo durante 11 años en casa de sus tíos, los Dursley, hasta que de la nada reciben una carta de Hogwarts. Hay será c...