CAPÍTULO CINCUENTA Y SEIS —
COLSAGUSANO Y UN TAL LORD VOLDEMORTUn hombre de avanzada edad se levantaba de su cama y bajaba cojeando por la escalera hasta su cocina. De pie ante la pila, mientras llenaba de agua una tetera, levantó la vista hacia la mansión construida enfrente y vio luz en las ventanas superiores.
— Malditos niños — se quejó
Dejó la tetera y cogió una llave vieja y herrumbrosa del gancho que había junto a la entrada. Tomó el cayado, que estaba apoyado contra la pared, y salió de la casita en medio de la noche.
La puerta principal de la mansión no mostraba signo alguno de haber sido forzada, ni tampoco ninguna de las ventanas. Llegó al vestíbulo, un poco más iluminado gracias a las amplias ventanas divididas por parteluces que flanqueaban la puerta principal, y comenzó a subir por la escalera.
En el rellano, torció a la derecha y vio dónde se hallaban los intrusos: al final del corredor había una puerta entornada, y una luz titilante brillaba a través del resquicio, proyectando sobre el negro suelo una línea dorada. Se acercó pegado a la pared, con el cayado firmemente asido.
El fuego de la chimenea estaba encendido. Se quedó inmóvil y escuchó con toda atención, porque del interior de la estancia llegaba la voz de un hombre que parecía tímido y acobardado.
— Queda un poco más en la botella, señor, si seguís hambriento —
— Luego — dijo una segunda voz. También ésta era de hombre, pero extrañamente aguda y tan fría como una repentina ráfaga de viento helado — Acércame más al fuego... Colagusano —
Un hombre pequeño que, de espaldas a la puerta, empujaba una butaca para acercarla a la chimenea. Vestía una capa larga y negra, y tenía la coronilla calva.
— ¿Dónde está Nagini? — dijo la voz fría
— No... no lo sé, señor — respondió temblorosa la primera voz — Creo que ha ido a explorar la casa... —
— Tendrás que ordeñarla antes de que nos retiremos a dormir, Colagusano — dijo la segunda voz — Necesito tomar algo de alimento por la noche. El viaje me ha fatigado mucho —
El anciano se acercó un poco más a la puerta entreabierta.
— Señor, ¿puedo preguntar cuánto tiempo permaneceremos aquí? —
— Una semana — contestó la fría voz — O tal vez más. Este lugar es cómodo dentro de lo que cabe, y todavía no podemos llevar a cabo el plan. Sería una locura hacer algo antes de que acaben los Mundiales de quidditch
— ¿Los... los Mundiales de quidditch, señor? — preguntó Colagusano — Perdonadme, pero... no comprendo. ¿Por qué tenemos que esperar a que acaben los Mundiales? —
— Porque en este mismo momento están llegando al país magos provenientes del mundo entero, idiota, y todos los mangoneadores del Ministerio de Magia estarán al acecho de cualquier signo de actividad anormal, comprobando y volviendo a comprobar la identidad de todo el mundo. Estarán obsesionados con la seguridad, para evitar que los muggles se den cuenta de algo. Por eso tenemos que esperar —
«Magos» «Muggles» «Ministerio de Magia».
— ¿Debo entender que Su Señoría está decidido? —preguntó Colagusano en voz baja
— Desde luego que estoy decidido, Colagusano —
Ahora había un tono de amenaza en la fría voz.
Siguió una ligera pausa, y luego habló Colagusano. Las palabras se le amontonaron por la prisa, como si quisiera acabar de decir la frase antes de que los nervios se lo impidieran:
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Una Potter serpiente [DRACO MALFOY]
FanfictionHelena y Harry, dos hermanos que quedaron huérfanos después del supuesto accidente de coche que sufrieron sus padres, se quedan viviendo durante 11 años en casa de sus tíos, los Dursley, hasta que de la nada reciben una carta de Hogwarts. Hay será c...