CAPÍTULO (68)

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CAPÍTULO SESENTA Y OCHO —
MALDICIONES IMPERDONABLES

Los dos días siguientes pasaron sin grandes incidentes, a menos que se cuente como tal el que Neville dejara que se fundiera su sexto caldero en clase de Pociones. Snape, que durante el verano parecía haber acumulado rencor en cantidades nunca antes conocidas, castigó a Neville a quedarse después de clase. Al final del castigo, Neville sufría un colapso nervioso, porque el Snape lo había obligado a destripar un barril de sapos cornudos.

— ¿No te parece que Snape está de peor humor de lo normal? — me comentó Enzo, mientras veíamos cómo Hermione enseñaba a Neville a llevar a cabo el encantamiento antigrasa para quitarse de las uñas los restos de tripa de sapo

— Sí —

— Es por Moody — añadió Theo, desde su mesa con Blaise — Siempre odia a los profesores de DCAO —

— Sí, pero parece que repudia más a Moody que a los demás. Ni siquiera a Lupin — dije

— Yo creo que le tiene miedo — decía Theo pensativo

— ¿Te imaginas que Moody convierte a Snape en un sapo cornudo — dijo Enzo, con lágrimas de risa en los ojos — y lo hace botar por toda la mazmorra...? —

Los chicos tenían tantas ganas de asistir a la primera clase de Moody que nos obligaron a salir corriendo del Gran Comedor para conseguir un buen sitio. Nos apresuramos a ocupar las tres sillas delante de la mesa del profesor. Justo delante de Harry, Ron y Hermione.

En el mismo momento en el que sacábamos los libros de Las fuerzas oscuras: una guía para la autoprotección, la puerta del aula se abrió de par en par y a través por ella el hombre cojeando hasta el frente de la clase.

— Ya podéis guardar los libros — gruñó, colocando sus manos tras la espalda — No los necesitaréis para nada —

Enzo y Theo soltaron un festejo por lo bajini mientras cerraban los libros; Hermione, por detrás, balbuceó algo angustiada.

— He recibido carta del profesor Lupin a propósito de esta clase. Parece que ya sois bastante diestros en enfrentamientos con criaturas tenebrosas. Habéis estudiado los boggarts, los gorros rojos, los hinkypunks, los grindylows, los kappas y los hombres lobo, ¿verdad? —

Hubo un murmullo general de asentimiento.

— Pero estáis atrasados, muy atrasados, en lo que se refiere a enfrentaros a maldiciones — prosiguió Moody — Así que he venido para prepararos contra lo que unos magos pueden hacerles a otros. Dispongo de un curso para enseñaros a tratar con las mal... —

— ¿Por qué, no se va a quedar más? — dejó escapar Ron

El ojo mágico de Moody giró para mirarlo y, para la sorpresa de todos, sonrió de manera encantadora. Era la primera vez que lo veíamos sonreír.

— Supongo que tú eres hijo de Arthur Weasley, ¿no? —dijo Moody — Hace unos días tu padre me sacó de un buen aprieto... Sí, sólo me quedaré este curso. Es un favor que le hago a Dumbledore: un curso y me vuelvo a mi retiro —

Soltó una risa estridente, y luego dio una palmada con sus nudosas manos.

— Así que... vamos a ello. Maldiciones. Varían mucho en forma y en gravedad. Según el Ministerio de Magia, yo debería enseñaros las contramaldiciones y dejarlo en eso. No tendríais que aprender cómo son las maldiciones prohibidas hasta que estéis en sexto. Se supone que hasta entonces no seréis lo bastante mayores para tratar el tema. Pero el profesor Dumbledore tiene mejor opinión de vosotros y piensa que podréis resistirlo, y yo creo que, cuanto antes sepáis a qué os enfrentáis, mejor. ¿Cómo podéis defenderos de algo que no habéis visto nunca? Un mago que esté a punto de echaros una maldición prohibida no va a avisaros antes. No es probable que se comporte de forma caballerosa. Tenéis que estar preparados. Tenéis que estar alerta y vigilantes — hizo una pausa moviendo su ojos de mentira rápidamente — ¿Quién podría decirme cuántas son las maldiciones imperdonables? —

Una Potter serpiente                                            [DRACO MALFOY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora