CAPÍTULO (31)

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CAPÍTULO TREINTA Y UNO—
UN CALCETÍN

Por ella aparece Lucius Malfoy, con su mirada altiva y su actitud dominante. Por detrás de él, Dobby, mirándonos con miedo y con las orejas gachas.

— ¿Dobby? — pregunta Harry — Así que él es tu amo. La familia a la que sirves son los Malfoy —

— Me las veré contigo después — le dice serio Malfoy al pobre elfo, el cual pone una mano delante de su pequeña cabeza cuando el obro levanta su bastón

— Fuera de mi camino, Potter — nos ordena Malfoy apartando a Harry con su bastón y a mi con su brazo — Veo que es cierto. Has regresado — se dirige a Dumbledore

— Cuando el Consejo supo que la hija de Arthur Weasley había sido llevada a la Cámara, consideraron oportuno mi regreso —  le explicó el hombre

— Ridículo — murmura el rubio

— Curiosamente, varios de ellos tenían la impresión de que echarías una maldición sobre sus familias si no accedían a destituirme —

— Como te atreves —

— ¿Perdón? —

— Mi única preocupación ha sido y siempre será el bien de esta escuela y, por supuesto, sus alumnos — nos miro con una mueca a Harry y después a mí — El culpable ha sido identificado, supongo —

— Oh, sí — asiento el director

— ¿Y...? ¿Quién era? —

— Voldemort — respondió tranquilo después de mirarnos a Harry y a mí. Malfoy asiente y Dumbledore sigue hablando — Salvo que esta vez eligió actuar a través de otra persona, por medio de esto — explica enseñando en diario de Tom Riddle — Afortunadamente, nuestros jóvenes hermanos Potter lo descubrieron. Esperemos que las viejas pertenencias de Voldemort no acaben en manos inocentes. Las consecuencias para el responsable serían... severas — explicó

— Esperemos también que los hermanos Potter estén aquí para salvar el mundo — nos miró de nuevo con desprecio, primero a mi hermano y después a mí

— Tranquilo, estaremos — le dije aún con su mirada sobre mí

— Dumbledore — miró por última vez al hombre antes de darse la vuelta — Venga, Dobby. Nos vamos —

El elfo pasó por delante suya para bajar las escaleras y este le dio una patada tirándole al suelo. Harry se acercó rápido a mí y me explicó una hipótesis que tenía, rápidamente.

— Tengo una idea — le digo antes de dejar la espada en el escritorio del director — Señor, ¿me puedo quedar con eso? — le pregunté refiriéndome al diario de Tom Riddle. Este no dijo nada, solo asintió levemente

Entonces, rápidamente, lo cogí y caminé hacía las escaleras. Mientras bajamos y Harry me preguntaba que iba a hacer, yo me quitaba un calcetín. Me puse de nuevo el zapato y metí el calcetín entre las páginas del diario.

— Señor Malfoy — llamé al hombre pero este me ignoró — ¡Señor Malfoy! — corrí hacía él hsta que se detuvo — Creo que tengo algo suyo — le entregué el diario

— ¿Mío? — me preguntó extrañado — No sé de qué me hablas —

— Yo creo que sí, señor. Creo que usted lo metió en el caldero de Ginny aquel día el Callejón Diagón —

— ¿Eso crees? — me cuestionó entregándole el diario a Dobby. Este lo cogió — ¿Y por qué no lo demuestras? — preguntó inclinándose hacía mí. Yo no respondí y este hizo una mueca antes de girase de nuevo — Vamos, Dobby —

— Ábrelo — le susurré al elfo antes de que se fuera. Este me hizo caso y abrió el libro encontrándose con uno de mis calcetines

— ¿¡Dobby!? — repitió el hombre al notar que nadie le seguía

— El amo ha dado un calcetín a Dobby — murmuró el elfo

— ¿Qué? Yo no... — se calló al ver el calcetín

— El amo ha regalado una prenda a Dobby — repitió — Dobby es libre — dijo con una sonrisa feliz y sentí una felicidad indescriptible al verle

Yo, me limité a alzar mi pierna derecha hacía atrás, posando, mostrando a Malfoy que me faltaba uno de mis calcetines.

— ¡Has liberado a mi siervo! — dijo furioso sacando su varita y acercándose a mí

— No hará daño a Helena Potter — dijo Dobby poniéndose en medio. Y antes de que el hombre pudiera conjurar ningún hechizo el elfo le lanzó por los aires alejándole de mi y después se cruzó de brazos sonriendo orgulloso

— Vuestros padres también eran unos idiotas entrometidos — dijo Malfoy levantándose del suelo y acomodándose la ropa — Recordad mis palabras, Potter. Muy pronto... vais a acabar tan mal como ellos — nos amenazó antes de darse la vuelta e irse

— Helena Potter ha liberado a Dobby. ¿Cómo puede Dobby recompensarle? — se giró hacía mí —

— Prometiéndome una cosa —

— Lo que sea, señorita —

— Que no intentarás salvarnos la vida otra vez —

Entonces este alzó sus orejas feliz y nos sonrió para después despedirse de nosotros y emprender un nuevo camino hacía saber dónde.

Una Potter serpiente                                            [DRACO MALFOY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora