Una Potter serpiente [DRACO MALFOY]

CAPÍTULO (41)

CAPÍTULO CUARENTA Y UNO —
DRACO MALFOY

La observé subir rápido las escaleras. Tanto que se tropezó un par de veces mientras subía, aunque no creo que se diera cuenta, iba demasiado concentrada insultándome como para hacerlo.

Escuché el chirrido de la puerta abriéndose y después cerrándose.

Miré a mi alrededor, todo vació. Sin vida. Así me sentía cuando Helena se alejaba de mí. Cuando estaba con ella me sentía feliz, lleno... buena persona, sí, ella me hacía ser mejor. Y, aún así, lo estropeaba una y otra vez. Que era un maldito bipolar que no sabía lo que quería y lo que creía que quería no sabía como conseguirlo.

Ella: tan valiente, inteligente, fuerte, bondadosa y decidida.

Yo: cobarde, débil, mala persona y sin saber que es lo que quiero hacer con mi vida.

Esos éramos nosotros y no tenía ni idea de como hacernos encajar. Creo que era imposible, siempre lo sería.

Ella era el fuego, el calor. Y yo era el hielo, el frío. Eramos el verano y el invierno. Una mariposa y un cuervo. El blanco y el negro.

No éramos compatibles, nunca lo seríamos, y quizás era eso a lo que me llevaba no saber como actuar respecto ella.

Había veces que la ignoraba porque sabía que si no lo hacía no podría alejarme nunca. Y había otras que no quería alejarme ni un centímetro de ella porque quería pensar que quizás podía haber un pequeño rayo de luz en medio de un nublado cielo.

Era un egoísta en esos casos, por querer retenerla a mi lado a pesar de saber que podría llegar a ser peor el remedio que la enfermedad. Y eso me hacía volver a alejarme y a hundirme en un agujero negro del que nadaba y nadaba para poder salir y cuando salía ella era el salvavidas que me mantenía a floté y me evitaba volver a hundirme. Hasta que una débil brisa me hacía soltarme y volver a hundirme. Y así una y otra vez.

Ahora yo ya no podía hacer nada. Me había hundido y me había salvado varias veces y el salvavidas ya no podía más. Era normal.

Tenía que empezar a asumir que no podría volver a aferrarme a él y subir hasta la superficie yo solo y una vez que hiciera eso: buscarla.