ESPECIAL (UPS3)

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5 de Julio, las seis en punto de la tarde. Me calzo las Converse y me dirigió a la calle junto a Harry.

Había pasado semana y media desde que habíamos vuelto de Hogwarts y no podíamos estar más contentos. Habíamos recibido una carta, tanto de Sirius cómo de Lupin, el viernes pasado y otra este lunes; Nuestros tíos estaban mucho más tranquilos que antes, se podría decir que nos tienen medio... pero no les culpo, desde que habían sabido quien era Sirius Black trataban de evitarnos a toda costa y, si no había más remedio, eran bastante más amables que lo que acostumbraban a ser; También habíamos hablado cada tres días con nuestros amigos, con Hermione y Ron (que había aprendido a usarlo) por teléfono y con Irma, Ada y Theo por carta...

Ahora caminábamos emocionados, sobretodo yo, hacía el parque del barrio que estaba a unos diez minutos de la casa de nuestros tíos. Sirius me había recordado en la última carta adónde tenía que dirigirme e íbamos hacía allí. Supuestamente, era un regalo de él y de Lupin por mi cumpleaños número trece (ambos se habían disculpado por no hacérmelo antes y yo les había dicho varias veces que no se tenían que disculpar por nada: Sirius estaba en Azkaban y a Lupin... bueno, no tenía idea de sus existencias).

Al llegar a la colina donde se encontraba el parque fuimos más allá, casi hasta un puente por el que no llegaba la carretera. Nos detuvimos ante la alta figura que se alzaba unas cabezas por encima de nosotros.

Era un hombre de pelo canoso y una barba poco poblada igual de canosa. Vestía una gabardina de pana de un azul turquesa oscuro, también se veía un chaleco tono miel oscura por encima de una camisa blanca con una pajarita negra.

Lo primero que me pregunté fue sí no se estaría muriendo de calor. Me preparé, inconscientemente, de gritar con todas mis fuerzas cuando le diera una insolación.

Lo segundo que me pregunté fue el porqué llevaba un maletín de cuero marrón.

Y, lo tercero, ¿quién era?

— Helena. Harry — nos saludó una voz ronca, típica en la edad que debía tener; aunque se conservaba bien

— ¿Quién es usted? — pregunté con curiosidad y precaución, con una mano en mi bolsillo trasero dónde guardaba la varita

— Un viejo amigo de Albus Dumbledore y reciente de Sirius Black y Remus Lupin — nos dirigió una sonrisa amable — Felices, atrasados, 13 años. Y felices, próximos, 14 —

— Gracias — agradecimos al unísono

— Me han dicho que te gustan mucho los animales, Helena — asentí lentamente — Genial... A mí también — dejó el maletín en el suelo — Éste es mi regalo — sacó de dentro de su gabardina un libro

Miré la portada, naranja con las letras verdes y un tentáculo en medio. Animales Fantásticos y dónde encontrarlos por Newt Scamander, libro que me regaló Hermione por mi cumpleaños el año pasado. No dije nada, sonreí y dije:

— Gracias, señor... —

— Scamander. Newt Scamander —

Abrí los ojos de par en par.

— ¿Usted es...? ¿Usted escribió...? — asintió sonriente — ¡Merlín! Me encantó el libro, me lo regaló mi mejor amiga el año pasado — le aclaré — Me parece un trabajo fascinante el que ha llevaba a cabo... —

— Muchas gracias, Helena... Ahora, el regalo de tu padrino y Sirius —

Se agachó apoyándome una rodilla sobre el suelo. Abrió el maletín y, cuando la tapa tocó el suelo, unos ruidos extraños salieron de él. Di un paso atrás y me agarré del brazo de Harry.

— No os asustéis... Merecerá la pena esto — nos tendió la mano invitándonos a acercarnos

Miré a Harry, él me miró. Dimos un paso a la vez hacía el frente, luego otro y otro... Ignorando nos rugidos, gimoteos, etc. que procedían del maletín, llegamos al lado del señor Scamander.

— Muy bien. Ahora, saltar —

Nos volvimos a mirar.

— ¿Cómo saltar? — preguntó Harry

— Dentro — miró el maletín. Miramos el maletín. Nos miramos y le volvimos a mirar a él — Saltar dentro del maletín —

Nos reaccionamos.

— Está bien. Iré yo primero —

Se puso en pie alzándose dos cabezas por encima nuestra y metió un pie dentro, después otro y desaparco dentro de él. Chillé y me arrodillé mirando en su interior, chillé otra vez cayendo de culo para atrás cuando vi al hombre bajar por unas escaleras colgantes a lo que parecía un prado.

— ¿Qué...? — balbuceó Harry asomándose y dando un paso atrás igual que yo — ¿Eso es...? —

— ¿Real? — preguntó el señor Scamander desde el prado verde bajo sus pies — Increíblemente lo es —

Nos miramos una vez más y nos asomamos juntos a ver el interior del maletín. No podía ser real. ¿Estaba soñando?

Harry se encogió de hombros.

— No perdemos nada —

Dicho eso, puso un pie dentro del maletín y, tras poner el otro, desapareció igual que el hombre minutos atrás. Suspiré y no lo pensé más: le imité y caí directamente en las escaleras colgantes. Me sujeté a las con fuerza y las bajé hasta el prado donde el señor Scamander y Harry me esperaban. Miré a mi alrededor y me quedé sin habla.

La luz del sol alumbraba toda la pradera llena de... criaturas... fantásticas... Nunca mejor dicho. Me fijé en unos hipogrifos que volaban libremente por el cielo despejado, había una especie de... ¿armadillo? de un azul muy oscuro y boca de pato que correteaban por el césped, unas mini llamas de ojos saltones (muy graciosas, he de decir) saltando por el lugar

La pradera estaba rodeada por altos árboles y había un río donde más animales pasaban el rato. Las flores florecían con un color que nunca antes había visto y se oía de fondo el cantar de criaturas voladoras y otros sonidos del resto de especies... Estaba sin palabras, literalmente.

Las únicas palabras que decir, fueron:

— Adoro la magia — 

Una Potter serpiente                                            [DRACO MALFOY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora