CAPÍTULO (2)

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CAPITULO DOS —
LAS CARTAS DE NADIE

Las vacaciones de verano habían comenzado y eso era algo que tanto a Harry como a mí, nos alegraba. Salvo porque Dudley y su banda seguían practicado su deporte favorito: cazar a Harry. Por eso nos pasábamos la mayor parte del día dando vueltas por el barrio y algunos cercanos. Así pasamos todo el verano. Septiembre estaba apunto de comenzar y por un lado estábamos tristes porque nos tocaría ir de nuevo a la escuela y por otro estábamos felices porque por primera vez en 10 años no iríamos con Dudley. En septiembre empezaríamos secundaria y Dudley tenía una plaza en el antiguo colegio de tío Vernon, Smelting. Piers Polkiss también iría allí. Nosotros en cambio, iríamos a la escuela secundaria Stonewall, de la zona. Dudley encontraba eso muy divertido.

— Allí, en Stonewall, meten las cabezas de la gente en el inodoro el primer día — nos dijo — ¿Quieres venir arriba y ensayar? — le preguntó a mi hermano

— No, gracias — respondió Harry — Los pobres inodoros nunca han tenido que soportar nada tan horrible como tu cabeza y pueden marearse —

Dicho eso, me cogió de la mano y salimos corriendo antes de que Dudley pudiera entender lo que le había dicho.

Al día siguiente, acompañada por Dudley y tío Vernon, entramos a la cocina, donde estaban tía Petunia y Harry. Los tres fruncimos la nariz a causa del olor proveniente del fregadero. Tío Vernon abrió, como siempre, su periódico y Dudley golpeó la mesa con su bastón del colegio, que llevaba a todas partes.

En eso oyó un ruido en el buzón y las cartas que caían sobre el felpudo.

— Trae el correo, Dudley — le dijo tío Vernon, detrás de su periódico

— Que vaya Harry —

— Trae las cartas, Harry — cambió de opinión tío Vernon

— Que lo haga Dudley —

— Pégale con tu bastón, Dudley —

Harry esquivó el golpe y fue a buscar el correo.

— Lena — llamó mi atención — Ven — me dice cuando le miré. Me acerqué a él y me enseñó una carta — Es para nosotros —

Harry me pasó la carta y la miré curiosa. Nadie, nunca, en toda nuestra vida, nos había escrito. ¿Quién podía ser? No teníamos amigos ni otros parientes. Ni siquiera éramos socios de la biblioteca, así que nunca habíamos recibido notas que le reclamaran la devolución de libros. Sin embargo, allí estaba, una carta dirigida a nosotros de una manera tan clara que no había equivocación posible.

Señor y señorita H&H. Potter
Alacena Debajo de la Escalera Privet Drive, 4
Little Whinging
Surrey

Con las manos temblorosas, le di la vuelta al sobre y vimos un sello de lacre púrpura con un escudo de armas: un león, un águila, un tejón y una serpiente, que rodeaban una gran letra H.

   — ¡Papá una carta para Harry y Helena! — gritó Dudley quitándome la carta de entre las manos y dársela a su padre

   — ¡Dámela, es nuestra! — le grité intenta cogerla, pero ya era demasiado tarde ya que ya se la había dado ya

   — ¿Vuestra? ¿Quién os va a escribir a vosotros? — dijo con tono despectivo tío Vernon, abriendo la carta con una mano y echándole una mirada. Su rostro pasó del rojo al verde con la misma velocidad que las luces del semáforo. Y no se detuvo ahí. En segundos adquirió el blanco grisáceo de un plato de avena cocida reseca — ¡Pe... Pe... Petunia! —balbuceó

Tía Petunia la cogió con curiosidad y leyó la primera línea. Durante un momento pareció que iba a desmayarse. Se apretó la garganta y dejó escapar un gemido.

Una Potter serpiente                                            [DRACO MALFOY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora