CAPÍTULO SETENTA Y CINCO—
LA PRIMA PRUEBACuando me levanté el domingo por la mañana, le puse tan poca atención a vestirme que tardé en un rato en darme cuenta de que estaba intentando meter un pie en una boina de Irma en vez de hacerlo en el calcetín. Cuando por fin me puse todas las prendas en las partes correctas del cuerpo, salgo a toda prisa a buscar a mi hermano y a Hermione; bajo las escaleras de la sala común y, cuando el intento de cruzar la habitación corriendo, me choco contra alguien que ni siquiera me he percatado.
— ¿Estás bien, Lena? —
Es Enzo.
— Perdona — le digo apurada — Voy con prisa y no miro por donde voy —
— ¿Necesitas ayuda? —
— No, todo bien — le doy un beso en la mejilla de buenos días — Gracias —
— Helena, ¿podemos hablar? —
Gruño en su dirección. Miro un segundo su alta figura a pocos metros de mi, le ignoro y continúo mi camino. Oigo como Malfoy le dice algo a Enzo qué no entiendo, ni me esfuerzo por entender.
Encuentro a Hermione y Harry en la mesa de Gryffindor, desayunando junto a Ginny. Otra alumna, que no conocía su nombre, de primer curso, me mira por encima del hombro cuando me ve sentarme entre ella y Ginny; así que la miro peor, esperando que me dijera algo. No dice nada y pienso que es un acto inteligente, porque me la hubiera comido viva.
— ¿No comes, Harry? — le pregunto cuando le noto intranquilo, viendo cómo nosotras si devoramos el desayuno
— No tengo hambre —
Hermione y yo comemos las últimas cucharadas de gacha de avena y yo me llevo una tostada para el camino. En los terrenos del colegio, mientras bordeábamos el lago, le contamos a Hermione lo que nos habían dicho nuestros padres y Harry nos cuenta qué fue lo que le dijo Hagrid.
— Primero vamos a intentar que el martes por la tarde sigas vivo, — dijo Hermione cuando nos dice Harry que la primera prueba serían dragones —, y luego ya nos preocuparemos por Karkarov —
Dimos tres vueltas al lago, pensando cual sería el encantamiento con el que se podría someter a un dragón. Pero, como no se nos ocurrió nada, fuimos a la biblioteca.
Cogimos todo lo que vimos sobre dragones, y entre los tres nos pusimos a buscar entre la alta pila de libros.
— «Embrujos para cortarles las uñas... Cómo curar la podredumbre de las escamas...» Esto no nos sirve: es para chiflados como Hagrid que lo que quieren es cuidarlos... —
— «Es extremadamente difícil matar a un dragón debido a la antigua magia que imbuye su gruesa piel, que nada excepto los encantamientos más fuertes puede penetrar...» — leo — ¡Pero Sirius dijo que había uno sencillo que valdría! —
— Busquemos pues en los libros de encantamientos sencillos... — dijo Harry, apartando a un lado el Libro del Amante de los Dragones
Volvimos a la mesa con una pila de libros de hechizos y comenzamos a hojearlos uno tras otro. A mi lado, Hermione cuchicheaba sin parar:
— Bueno, están los encantamientos permutadores... pero ¿para qué cambiarlos? A menos que le cambiaras los colmillos en gominolas o algo así, porque eso lo haría menos peligroso... El problema es que, como decía el otro libro, no es fácil penetrar la piel del dragón. Lo mejor sería transformarlo, pero, algo tan grande, me temo que no tienes ninguna posibilidad: dudo incluso que la profesora McGonagall fuera capaz... Pero tal vez podrías encantarte tú mismo. Tal vez para adquirir más poderes. Claro que no son hechizos sencillos, y no los hemos visto en clase; sólo los conozco por haber hecho algunos ejercicios preparatorios para el TIMO... —
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Una Potter serpiente [DRACO MALFOY]
FanfictionHelena y Harry, dos hermanos que quedaron huérfanos después del supuesto accidente de coche que sufrieron sus padres, se quedan viviendo durante 11 años en casa de sus tíos, los Dursley, hasta que de la nada reciben una carta de Hogwarts. Hay será c...