Capítulo N° 92

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La calma había terminado de forma abrupta.

Shōto pisaba el acelerador de su vehículo sin importarle los límites de velocidad y su mente parecía ir incluso más rápido que su medio de transporte. Las imágenes del noticiero central se repetían una y otra vez en su cabeza, mientras recordaba las palabras de Momo en su último encuentro.

Al llegar al hospital, tuvo un pequeño dejavú, aparcó en el primer lugar cercano a la entrada del edificio que encontró, Ochako lo esperaba en el lugar, sin embargo, esta vez no estaba enfadada, sino desesperada.

- ¿Cómo está? – preguntó el bicolor mientras trotaba para acercarse a la castaña.

- ¡No lo sé! Estos imbéciles no me dejan entrar y tampoco me dicen nada – señaló la casi abogada a los dos policías que se encontraban en la puerta.

Los efectivos policiales apostados en todas las entradas del edificio solo permitían el ingreso de ambulancias por la parte trasera y en el área lateral de urgencias, pero en el edificio principal del hospital, denegaban cualquier tipo de acceso.

- ¿Llamaste a Shinsō? – interrogó con la poca calma que le quedaba y los años de práctica mostrándose como un hombre frío y estoico. Ante la negación de la muchacha, que se lamentaba por su falta de ocurrencia, el mitad albino sacó su celular y le marcó al fotógrafo, pero éste no contestaba, por lo que en el segundo intento fallido descargó su frustración con la chica a su lado - ¡¿Podrías dejar de lamentarte y hacer algo útil?! – vociferó soltando todo el aire que tenía acumulado en su pecho.

Uraraka, contrario a cómo habría reaccionado en otras circunstancias, asintió con rapidez y buscó su celular en la pequeña cartera que traía cruzada, su primera opción fue marcarle a Hatsume, pero muy probablemente la chica estaría ocupada reportando la noticia, así que se decidió por llamar a Kaminari, ya que su reciente y curiosa amistad con el de pelo lavanda le hacía presumir que podría conocer su paradero.

El rubio se encontraba en la casa de Kirishima bebiendo unas cervezas a modo de despedida, ya que al fin había encontrado un lugar para vivir por su cuenta luego de su ruptura amorosa y en el momento que se puso de pie para dirigirse al baño por tercera vez esa noche, el celular que anteriormente había estado cubierto por su trasero iluminó la pantalla.

Las carcajadas del peli rojo cesaron cuando vio la expresión de su amigo, quien le hacía señas al otro chico en la habitación para que se acercara – Espera Uraraka, habla un poco más lento, te pondré en alta voz – dijo el compositor.

- ¡Shinsō! No me importa con qué tengas que amenazar a tu tío, pero hazme entrar a este maldito hospital ¡Ahora! – gritó la chica a través de su celular.

El aludido no alcanzó a cuestionar nada al respecto, ya que una voz masculina se dejó escuchar – Izuku y Bakugō están en el hospital, no tenemos más detalles que los del noticiero, la entrada está resguardada por policías – comunicó con rapidez el Todoroki menor.

- Voy para allá – respondió el de pelo lavanda que había tomado el celular de su amigo con fuerza, finalizando la llamada inmediatamente para no perder tiempo.

- Nosotros también – dijo el musculoso chico que se apresuraba a buscar sus documentos y las llaves de su automóvil – Necesitarás un chofer mientras haces las gestiones y a diferencia de ti, Denki no me convenció de beber alcohol – finalizó su argumento recibiendo un ligero movimiento de cabeza en señal de aceptación, en lo que el rubio volvía de su rápida carrera al refrigerador en búsqueda de una lata de coca cola con café para su amigo.

El ojeroso chico no dejó de manipular su telefóno móvil ni un segundo de lo que duró el viaje y solo una cuadra antes de llegar a destino recibió una llamada entrante – Necesito que autorices el acceso al hospital – fue lo primero que dijo en cuanto contestó – Haz la mierda que sea necesaria, pero debes autorizar que al menos dos personas ingresen – luego de unos segundos puso fin a la comunicación y se limitó a masajear sus ojos con los dedos pulgar y medio de su mano derecha.

Se bajó del deportivo que conducía Eijirō en cuanto éste bajó la velocidad, sin esperar que se estacionara o se detuviera siquiera, habló unos pocos instantes con Todoroki y Uraraka, quienes con un asentimiento y un "gracias" se giraron y entraron al edificio.

Las consecuencias de tomar una rosa bicolor (TodoDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora