Capítulo N° 27

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Izuku se encontraba en la casa de Shinsō luego de haber pasado por su departamento en busca de ropa, pues el fotógrafo le dijo que se quedara al menos durante los próximos días con él.

Su estado de ánimo era deplorable, había llorado tanto que sus ojos estaban rojos e hinchados, pero agradecía infinitamente la compañía del peli lavanda, pues aquél hombre de 28 años lo llenaba de palabras de aliento, como también de comentarios que le hacían soltar pequeñas carcajadas entre hipidos y hacía todo un poco más llevadero.

- No sé cómo logras hacerme reír en momentos así – le dijo con una sonrisa – En serio, muchas gracias por estar conmigo en estos momentos – se secó las últimas lágrimas que quedaban en su rostro.

- No tienes que agradecerme nada Izuku, hago esto porque te qu... considero un amigo – se corrigió al instante, agradecía que el peliverde no se hubiera percatado de aquello, no era momento para hablar de sus sentimientos - ¿Qué quieres comer? Ya es hora de almuerzo – cambió de tema mientras se ponía de pie.

- En realidad no tengo hambre – murmuró el policía.

- No recuerdo haberte preguntado si tenías hambre – elevó una ceja causando gracia en el pecoso quien se carcajeó por lo bajo.

- Esta bien, ensaladas es suficiente – cedió.

- Bien, sale una ensalada surtida con nuggets – comentó mientras iba a la cocina para preparar dicho plato.

A los cinco minutos de aquello, el timbre sonó y Midoriya se ofreció a abrir la puerta, ya que el dueño de casa estaba ocupado, grande fue su sorpresa al sentir inmediatamente un abrazo y la voz de un explosivo policía – ¿Nos vas a dejar pasar o qué?

- ¿Qué? – tomó por los hombros a la chica que lo abrazaba para mirarla - ¡¿Ochako?! – exclamó al ver a la castaña a los ojos.

- ¿Quién es Izuku? – preguntó el fotógrafo acercándose a la entrada de su casa, llevando un paño de cocina en sus manos.

- Son mis amigos – respondió parpadeando repetidas veces por la sorpresa.

- Hazlos pasar – dijo mientras se secaba las manos, recibiendo las miradas de los recién llegados.

Una vez en el living, Shinsō se sentía incómodo, así que decidió ir a preparar más comida para los invitados y dejarlos hablar con el peliverde con mayor tranquilidad.

- ¿Cómo sabían que estaba acá? – preguntó con curiosidad abrazando un cojín.

- El Coronel Aizawa me lo dijo – contestó Katsuki – Ellos ya saben todo – continuó.

- ¡¿Todo?! – chilló el pecoso, comenzando a murmurar mil cosas por segundo.

- Tranquilo Izuku – tocó su hombro la muchacha – Tus jefes son más compresivos y protectores de lo que piensas – le sonrió con gracia al recordar el encuentro que tuvieron el rubio cenizo y ella con los jefes del peliverde en una cafetería del centro de la ciudad.

- ¿A qué te refieres? – preguntó con el ceño fruncido.

- A que el señor Toshinori tuvo que contenerse bastante para no ir a romperle la cara a golpes al mitad-mitad – respondió con una sonrisa Bakugō, omitiendo la parte en donde tenían que investigar a Enji Todoroki.

Las consecuencias de tomar una rosa bicolor (TodoDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora