Capítulo N° 10

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Izuku había quedado triste luego de la llamada con su novio, jamás pensó que reaccionaría de esa manera al contarle su nueva labor y tampoco contaba con que alguien hubiese escuchado aquella conversación.

- ¿Por qué tendrías que consultar tu vida con ese bastardo mitad – mitad? – dijo el rubio cenizo apoyado en una pared y con los brazos cruzados sobre su pecho.

- ¡Kacchan! Me asustaste – respondió el peliverde luego de dar un brinco en su lugar por la sorpresa.

- Haré como que no me di cuenta que no contestaste mi pregunta, pero te sugiero comenzar a cortar ese cordón imaginario que te une con Todoroki, después de todo, pronto será un hombre casado – deshizo la postura en que se encontraba y metió sus manos en los bolsillos del pantalón.

- ¿De... de qué cordón hablas? Solo somos amigos – bajó la vista, sus propias palabras lo estaban hiriendo.

- Es solo una sugerencia – se encogió de hombros – No sé ni por qué me meto – gruñó dejando al pecoso solo.

Desde hace un tiempo notaba que esos dos no tenían una amistad normal y luego de la confesión sobre la sexualidad de su amigo todo comenzó a encajar un poco, pensaba que Midoriya estaba enamorado del mitad peli rojo, sin embargo, quien terminó por abrir sus ojos fue una ebria Ochako luego de una semana de que le dieran el alta al pecoso.

La castaña y Bakugō eran algo así como amigos con beneficios, ambos se atraían físicamente y tenían sentimientos por el otro, pero sus personalidades no les permitía estar juntos por más de un par de días sin querer desmembrarse entre sí. En uno de sus encuentros, el rubio notó que la chica estaba triste y que comenzó a beber más de la cuenta, él no la detuvo, sino que se unió a su deprimente borrachera, la cual terminó en una ronda de sexo salvaje y en la confesión de Uraraka sobre la relación tóxica de su amigo con Todoroki.

Le había prometido a la chica que no diría nada, pero al escuchar esa conversación comprobó por sí mismo lo mucho que el peliverde estaba hundido. Nunca le había caído bien el mitad-mitad, pero ahora tenía razones de peso para considerarlo un maldito infeliz y, a pesar de que no lo demostraba, se preocupaba por su amigo, por lo que decidió ayudarlo a superarlo. Por esa razón, lo esperó fuera de la comisaría, sabía que el de ojos esmeralda debía ir a conocer a su asesor para toda esa tontería de la publicidad, por lo que decidió que lo llevaría.

- ¡¿Kacchan?! – preguntó sorprendido al ver al chico malhumorado apoyado sobre el carro de policía – Muévete, tengo que ir... – el otro lo interrumpió.

- Ya sé, súbete, yo te llevo, no me perdería por nada a un Deku encandilado como un venado frente a una cámara – rió burlesco, pero eso no hizo más que sonreír al más bajo, estaba acostumbrado a esa dinámica y sabía que en el fondo el otro se preocupaba por él.

Una vez sobre el vehículo Izuku le dio las indicaciones del lugar al que debían ir y Katsuki se puso rápidamente en marcha.

- ¿Cómo se llama tu nueva niñera? – le preguntó riendo el rubio cenizo.

- No es mi niñera, es mi asesor y fotógrafo – se sonrojó al escuchar la gran carcajada del otro chico – Tienes razón, es ridículo – suspiró – Se llama Hitoshi Shinsō.

Las consecuencias de tomar una rosa bicolor (TodoDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora