Las consecuencias de tomar una rosa bicolor (TodoDeku)

Capítulo N° 54

La llamada a la peli rosa fue infructuosa, pues el número de la tarjeta correspondía a la oficina de la revista para la cual trabajaba y ella no se encontraba en el lugar, por esa razón no tuvieron más remedio que ir a la comisaría.

Una vez en el lugar, Shōto entró corriendo al edificio sin esperar a su amigo, pronto Mina lo reconoció y se acercó para saber qué necesitaba, pues debía tratarse de algo importante para que aquel muchacho tan cuadrado estuviera de esa manera.

- ¡Todoroki! ¿Qué... - no pudo terminar su pregunta ya que el mitad albino la interrumpió.

- ¡¿Dónde está Izuku?! – gritó llamando la atención de todos y sin esperar una respuesta comenzó a avanzar hacia las oficinas - ¡Izuku! – volvió a llamar desesperado.

- ¿Qué mierda te pasa, bastardo? – preguntó con su hostilidad habitual el rubio platinado que había salido de su oficina debido a los gritos.

- ¡Dime dónde está Izuku! – demandó el bicolor mientras tomaba por la camisa a su ex compañero de preparatoria. Justo cuando Bakugō iba a golpearlo para que lo soltara un grito lo hizo detenerse.

- ¡Shōto, Kacchan, sepárense! – gritó el peliverde mientras se acercaba a paso apresurado seguido por el Teniente Coronel.

- ¡Izuku! – exclamó el menor de los Todoroki. De un empujón se separó del policía para ir hasta su novio y abrazarlo, lo apretó entre sus brazos por un momento hasta que lo alejó para poder inspeccionar su rostro en busca de golpes - ¿Estás bien? – preguntó con preocupación.

- Sí, estoy bien, ¿Qué te pasa? – cuestionó al muchacho frente a él, quien no pudo más que soltar el aire y besar su frente ante la atenta mirada de todo el personal policial.

- Gracias al cielo ese viejo no te hizo nada – murmuró mientras volvía a abrazarlo y el pecoso se sonrojaba furiosamente.

- Ustedes dos a mi oficina – demandó con voz profunda Toshinori – El resto, vuelvan a trabajar, aquí no pasó nada – ordenó y siguió a los muchachos.

Los murmullos no se hicieron esperar y Katsuki estaba a punto de explotar, el idiota mitad – mitad había montado un escándalo y no tenía idea del por qué. En cuanto reparó en la presencia del musculoso de pelo negro parado en silencio en el hall de la comisaría, no perdió tiempo en acercarse para obtener respuestas.