Capítulo N° 59

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- ¿Podríamos, solo por unas horas, olvidarnos de todo? – preguntó Midoriya con un leve sonrojo en sus mejillas, mientras miraba de reojo al bicolor y continuaba dejando besos sobre su mano.

- Claro que podemos – dijo con voz profunda Todoroki mientras tumbaba al peliverde sobre el sillón y se acomodaba sobre él – No sabes cuánto he extrañado estar así contigo – susurró sobre los labios del policía, quien no tardó en rodearle el cuello con sus brazos y acercarlo para comenzar un necesitado beso.

Sus bocas se devoraban con fiereza, haciendo notar la falta que ambos se habían hecho y provocando que sus cuerpos reaccionaran casi al instante. Cuando el aliento faltó se separaron jadeantes, pero en cuestión de segundos sus bocas estaban unidas nuevamente mientras rozaban sus miembros sobre la ropa, provocando jadeos acallados, que la saliva comenzara a escurrir y que cualquier tela que cubriera sus cuerpos comenzara a estorbar.

Con movimientos erráticos y presurosos la pareja fue quitando la vestimenta del contrario, logrando finalmente la tan anhelada desnudez, siendo el mitad albino quien atacó primero con dulces besos el cuello y torso del policía, mientras se acomodaba entre sus piernas.

- ¡Sh... Shōto, espera! – dijo entre jadeos el pecoso.

- ¿Qué pasa Izuku? – se detuvo abruptamente, incorporándose ligeramente para poder observar el rostro de su novio.

- Es solo que... - el de cabello alborotado cubrió sus ojos con un brazo y con un gran sonrojo continuó – Que... yo no... he tenido sexo desde que nos separamos, así que... - se detuvo cuando sintió que el bicolor se ponía de pie en silencio y con un poco de miedo a su reacción se descubrió la vista y sentó - ¿Te enojaste? ¿No me crees? – preguntó con nerviosismo.

- Si, estoy enojado, pero no contigo – se sentó junto al peliverde y prosiguió – Es conmigo, estuve a punto de penetrarte sin prepararte, porque nuevamente solo estaba pensando en mí – se tomó la cabeza con ambas manos mientras apoyaba sus codos sobre sus rodillas.

- ¡Hey! ¡Mírame! – dijo el peliverde mientras tomaba los brazos de Todoroki y se sentaba a ahorcajadas sobre sus piernas – No es para tanto, te detuviste en cuánto te llamé – depositó un corto beso en sus labios e hizo que le abrazara con su brazo izquierdo – lo único que tienes que hacer es prepararme – dijo con lujuria mientras llevaba los dedos de la mano derecha del bicolor a sus labios para humedecerlos con su saliva.

- ¿Por qué eres tan malditamente sexi cuando te lo propones? – preguntó con excitación el más alto mientras apegaba su cuerpo al del pecoso para poder acceder a su entrada con su mano derecha e introducir su dedo índice.

Un sonido lascivo salió de los labios de Midoriya mientras abrazaba con fuerza a su novio, la verdad es que la falta de sexo durante esos meses había hecho que ese intruso provocara más dolor del que había previsto, pero había extrañado tanto el tacto del heterocromático que no se detendría.

De esa misma manera, mientras sus miembros se rosaban y causaban espasmos en las únicas dos personas dentro del departamento, Todoroki continuó con su labor hasta introducir tres dedos, consiguiendo que su peliverde novio se acostumbrara a ellos – Ya es suficiente – jadeó Izuku en el oído de Shōto – Te quiero a ti dentro de mí – susurró entre besos y mordiscos que proporcionaba a la oreja de su novio.

El bicolor, sin más, quitó a Midoriya de su regazo para que éste quedara con sus rodillas apoyadas sobre el sofá y sus manos en el respaldo, mientras él se posicionaba a sus espalas y sin perder tiempo colocaba su virilidad en la entrada del pecoso. Con cuidado se adentró, mientras soltaba un jadeo grave y el peliverde apretaba los ojos y labios con fuerza, emitiendo un sonido más agudo, pero no menos excitante.

- Ya no puedo contenerme – gruñó el más alto luego de unos minutos de estocadas lentas y tortuosas, por lo que luego de que el policía girara su cuello para besarlo de manera desesperada no pudo evitar aumentar la velocidad y profundidad de sus penetraciones, al igual que lo hicieron los gemidos, el sudor y las pequeñas maldiciones producto del éxtasis en que ambos se encontraban envueltos.

No fue necesario que pasara mucho tiempo para que ambos llegaran al clímax y luego se desvanecieran en abrazos y caricias sobre aquel mismo sillón en que Izuku había llorado por amor.

Las consecuencias de tomar una rosa bicolor (TodoDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora