Capítulo N° 90

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Momo se sorprendió al recibir una llamada de parte del Todoroki equivocado. Había estado llamando a su ex suegro desde las declaraciones de Shōto a las afueras de tribunales, pero el mayor no contestó y sus asistentes le dejaron en claro que no se acercara a las oficinas ni a la casa de Enji.

- ¿Shōto? ¿En serio eres tú? – respondió con genuina sorpresa y emoción.

- Necesito que vengas a mi casa Momo – se limitó a decir con seriedad el mitad peli rojo.

- Bien, de todos modos quería hablar contigo después de las cosas horribles que dijiste sobre mí – dijo con exagerada tristeza que no pasó desapercibida para el heterocromo.

- Ven de inmediato – demandó y cortó.

La peli negra observó el manubrio de su vehículo con indignación, pero después de unos segundos una sonrisa surcó su rostro – Sabía que tarde o temprano llamarías – habló para sí misma antes de recibir su té chai latte desde el autoservicio de la cafetería. Se sorprendió al notar la tranquilidad que reinaba a las afueras de la casa del mitad peli rojo, pero por experiencia sabía que no podía bajar la guardia por lo que entró con rapidez a la propiedad resguardada tras los vidrios polarizados de su automóvil.

- Ya estoy aquí Sho... ¿Midoriya? – se corrigió así misma al ver que quien abría la puerta era el pecoso.

- Entra y cierra la puerta – dijo dándose la media vuelta ante la estupefacción de Yaoyorozu, quien solo acató la orden que le fue dada.

- Espera, yo vine a hablar con Shōto, ¿Dónde está? – preguntó con el ceño fruncido al percatarse que el bicolor no estaba en el living.

- Ya viene, se está duchando – una pequeña sonrisa surcó la cara de Izuku antes de continuar – Es mi culpa, estábamos un poco sudados y perdimos la noción del tiempo – logró suprimir la carcajada ante la expresión agria de la mujer frente a él.

- No seas vulgar – señaló la peli negra mientras se cruzaba de brazos.

- Prefiero ser vulgar con respecto a las cosas que hago con mi novio que apuñalar a mis amigos por mis propios deseos – dijo el policía con evidente enojo. Antes que Momo pudiera replicar se acercó a ella y la empujó hacia el sillón personal que estaba a sus espaldas dejándola sentada y mirándola desde arriba continuó – Shōto te llamó porque yo le dije, él no quería ver tu traicionero rostro de nuevo, pero creo que tenemos cosas que aclarar.

- Así es – dijo el dueño de casa, provocando que Midoriya se alejara de la recién llegada y tomara asiento junto a él en el sofá frente a la muchacha – En otro momento me hubiese encantado escuchar tus razones para traicionarme, pero ahora eso me tiene sin cuidado, solo quiero que me digas que tramaban hacer con Enji para separarme de Izuku – explicó con frialdad mientras afianzaba el agarre en la mano de su novio.

- ¡Entiende que yo jamás quise traicionarte! – exclamó Yaoyorozu con lágrimas en sus ojos – Todo lo hice por ti, por tu bien, porque te amo – decía con desesperación mientras apretaba con fuerza los brazos del sillón.

- Momo, Momo, detente, ya te dije que nada de eso me interesa – el Todoroki menor suspiró con pesar – Si alguna vez realmente me consideraste alguien importante para ti, por favor, dime qué planea mi padre – dijo mientras veía como la peli negra lloraba.

- Yaoyorozu, tú sabes que el señor Todoroki es capaz de hacerle mucho daño a Shōto ahora que lo expuso. ¡Por favor! Si lo amas tanto como yo lo hago, nos dirás qué pretende – rogó el pecoso.

- ¡Todo esto es tu culpa Midoriya! Si hubieras dejado a Shōto cuando el tío Enji te ofreció dinero, él no habría perdido al amoroso padre que siempre conoció, no habría sido expuesto como un desviado ante la sociedad, ¡No habría echado todo su exitoso futuro a la basura! – gritó perdiendo la poca compostura que le quedaba.

- ¡Ya basta! Si no vas a decir nada útil vete de aquí – exclamó con enojo el dueño de casa mientras se ponía de pie y se acercaba a Yaoyorozu para levantarla mientras agarraba su brazo, procurando no apretar de más para no dejar una marca – No aparezcas nunca más en nuestras vidas, eres una persona venenosa que no quiere a nadie más que a sí misma y maldigo el día en que te considere mi amiga – dijo mirándola a los ojos.

- Yo... yo de verdad... no sé nada – dijo entre hipidos – Solo volví porque el tío Enji me dijo que pronto Midoriya te dejaría y sería el momento perfecto para conquistarte – cayó sentada en el sillón cuando Todoroki la soltó y volteó a ver a su novio con los ojos muy abiertos ante sus palabras.

- ¿Por qué yo dejaría a Shōto? – soltó con voz suave, no porque estuviera tranquilo, sino por no darse cuenta que esa pregunta no solo la hizo en su fuero interno.

- ¡No lo sé! – gritó la voluptuosa mujer que no dejaba de llorar, menos al ver como su amado abrazaba al otro muchacho con tanta delicadeza y adoración mientras que a ella la miraba con desprecio – Shōto, te lo ruego, recapacita y termina con esto, conmigo puedes tener una familia – rogó entre lágrimas.

- ¡Te he dicho que desaparezcas de mi vida! Ya ni siquiera me interesa tenerte como amiga – soltó con rabia en sus palabras el interpelado.

Yaoyorozu se abrazó a sí misma y cerró los ojos al oír las palabras que le dedicaba quien ella consideraba el amor de su vida, por un instante quiso gritarle que estaba embarazada, que no era una posibilidad del futuro el formar un hogar con un niño o niña fruto de su noche de bodas, pero algo se lo impidió, no fue capaz de seguir luchando y sin decir ni una sola palabra se levantó del sillón y salió de esa casa con dirección a una clínica de abortos.

Las consecuencias de tomar una rosa bicolor (TodoDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora