Capítulo N° 26

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Shōto fue directo a su casa a buscar su auto para ir al Ministerio de Transporte, no se detuvo a pensar ni a contestar las numerosas llamadas de su futura ex esposa, porque estaba seguro que terminaría con esa farsa lo antes posible.

Llegó al céntrico edificio a gran velocidad, los neumáticos de su deportivo resonaron al frenar lo cual llamó la atención de los transeúntes y de los guardas del lugar, pero al ver que se trataba del hijo menor del Ministro, lo dejaron entrar sin mayores problemas.

Subió hasta el quinto piso, en donde su padre tenía su oficina y entró como un huracán sin tocar ni asegurarse que estuviera solo.

- ¡Shōto! ¡¿Qué te pasa?! ¿Qué haces aquí? – se puso de pie el peli rojo y fornido hombre tras el escritorio, deteniendo su conversación con la elegante mujer frente a él.

- ¡Necesito que me expliques qué mierda tienes en la cabeza! – gritó el muchacho con ira.

- ¡Shōto, no puedo creer que utilices ese lenguaje contra tu padre! – se horrorizó la mujer - ¿Dónde está mi hija? – preguntó buscando con la mirada tras el muchacho que acababa de entrar sin cerrar la puerta tras de sí.

- Usted no se meta en esto – le dijo mirándola mal – No sé ni me interesa saber dónde está mi futura ex esposa – escupió con rabia.

- ¡¿De qué estás hablando hijo?! – preguntó alarmado el hombre de ojos turquesa.

- De que se te cayó la máscara Enji – comentó con una sonrisa dolida – Señora Yaoyorozu, ¿Por qué mi matrimonio con Momo era un pre requisito para su negociación con el Ministerio? – se dirigió a la mujer.

- ¿De qué estás hablando muchacho? – preguntó contrariada tocándose el pecho – Yo jamás propuse algo tan descabellado como eso... ¿Es que acaso te casaste obligado con mi hija? – se cubrió la boca con horror al recibir un asentimiento de parte del muchacho.

- Shōto, hablemos de esto en privado – habló con seriedad y firmeza el Todoroki mayor.

- No puedo creer que esto esté pasando – murmuró la mujer – Olvídate de las negociaciones Enji, a mí nadie me ve la cara de imbécil – tomó sus cosas con molestia caminando hacia la puerta sin perder la prestancia que la caracterizaba - ¿Dónde está mi hija? – preguntó antes de salir al heterocromático.

- La última vez que la vi estaba en la habitación del hotel – respondió mirando el piso.

- Bien, en cuanto converse con ella me contactaré contigo para solucionar esto de la manera más diplomática posible – finalizó y se retiró cerrando la puerta.

- ¡¿Te das cuenta de lo que acabas de hacer maldito mocoso?! – gritó con enojo el mayor golpeando el escritorio con su puño.

- Así que este eres tú – murmuró con la mirada aún en el suelo – Bien, ahora que no tienes que seguir fingiendo, ¿Serás lo suficientemente hombre como para decirme de quién fue la grandiosa idea de este matrimonio? – miró con frialdad al hombre frente a él, recibiendo una carcajada como respuesta.

- Que curiosas palabras escogiste Shōto – soltó sarcástico y rodeó el escritorio quedando frente al muchacho – Considerando que tus gustos no son de hombre – escupió con desprecio.

- No estoy aquí para discutir "mis gustos" – respondió con un dolor interno por ver como la figura del padre ideal que tenía del hombre frente a él se desmoronaba - ¿De quién fue la idea de este matrimonio? – repitió entre dientes.

- Mía y de tu preciada amiga y ahora esposa, Momo – sonrió y el mitad albino no pudo evitar sorprenderse por esa información, todo lo que él creía de su vida, no era más que una mentira.

- No lo será por mucho tiempo más – masculló dándose la vuelta para retirarse.

- ¡¿A dónde crees que vas?! – gruñó Enji mientras tomaba con fuerza el brazo de su hijo para evitar que se fuera - ¡¿En serio vas a echar tu vida por la borda por ese maldito mocoso?! – gritó - ¡Te hice un maldito favor! Esa niñita es la única heredera de las empresas Yaoyorozu, además de ser bastante atractiva, esto solo trae ganancias para nuestra familia – le dijo apretando más el agarre.

- ¡Quítame las manos de encima viejo de mierda! – gritó y empujó a su otrora padre, porque ese hombre frente a él ya no lo era. El peli rojo alzó la mano y golpeó con fuerza el pómulo izquierdo de su hijo.

- No pretendas ser un hombre conmigo Shōto – dijo jadeando por el sobresalto – Eres un desviado que lo único bueno que tiene es mi apellido – lo miró con desdén y el menor tuvo que reprimir las lágrimas de rabia que querían salir de sus ojos.

- Pues yo lo que más lamento es ser tu hijo, lo cual incluye tu apellido – finalizó y salió de la oficina escuchando como las cosas eran arrojadas.


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Me ausentaré por una semana ya que al fin llegaron mis ansiadas vacaciones :D 

Por este motivo y a modo de compensación he subido estos dos últimos capítulos un sábado ^_^ 

Nos leemos nuevamente la última semana de febrero cuando termino mi pequeño tour por el hermoso sur de Chile, gracias por sus lecturas y estrellitas n.n

Las consecuencias de tomar una rosa bicolor (TodoDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora