Capítulo N° 99

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Toshinori no sabía cómo lograría entrar a ese lugar sin provocar una batalla campal, pues había ido hasta el lugar sin ningún plan en particular, solo sabía que debía salvar al novio de su más querido pupilo.

Sin embargo, al llegar a la roída puerta de metal, ésta fue abierta desde dentro por un hombre de traje quien le dio la bienvenida y lo invitó a seguirlo. La situación era extraña por decir lo menos, el lugar que se imaginaba estaría repleto de personas, contaba solo con unos once hombres apostados en distintos puntos del lugar hasta llegar a la que creía era la oficina de Enji, debido al cambio drástico en el estado del mobiliario del lugar.

En aquella habitación todo era lujoso pero sobrio, los muebles estaban hechos con nobles maderas, había botellas de cristal que contenían licores exóticos y los sillones gritaban comodidad pese a estar impregnados del olor a tabaco; en contraste con el edificio en mal estado y grafiteado que se presentaba desde la entrada hasta esa habitación.

Pero lo que más llamó la atención del Teniente Coronel era la ausencia de ambos Todorokis.

- ¿Dónde está Enji? – preguntó sin dilación.

- Guarde silencio por favor – indicó el hombre con semblante serio. Apretó el botón que tenía su auricular inalámbrico y habló a través del manos libres – Señor, su otro invitado está aquí – hizo una pausa a la espera de instrucciones y cuando las obtuvo replicó un escueto "entendido".

Con un movimiento de cabeza le indicó al visitante que lo siguiera, se acercaron a un librero que escondía una puerta tras él, pero antes de poder atravesarla el hombre se detuvo y volteó a mirar a Toshinori.

- Sus armas por favor – solicitó de manera educada, por lo que Yagi entregó una de sus armas de manera voluntaria – Disculpe la insolencia – dijo el anfitrión antes de comenzar a registrar las ropas del Teniente Coronel, encontrando otra pistola – Ahora sí, avancemos – concluyó.

Nuevamente la escena frente al fornido hombre cambiaba, ahora era una especie de gimnasio de cemento, con gradas para observar el cuadrilátero que se encontraba en el centro, también de cemento, desprovisto de cualquier medida de seguridad, pero peor aún, con un golpeado Shōto en el suelo y su padre de pie a un costado.

- ¡Joven Todoroki! – gritó Yagi mientras corría a su lado, ya que el hombre que lo había llevado hasta dicho lugar se había retirado hasta una de las gradas más bajas a observar todo con atención.

- Toshinori, tardaste más de lo esperado – dijo el pelirrojo con una falsa sonrisa en el rostro, mientras retrocedía para darle espacio a sus invitados – Disculpa que te llame por tu nombre y no por tu cargo, pero supongo que estás aquí como civil y no como policía – razonó en voz alta con fingida cortesía.

- ¿De qué se trata todo esto Enji? – preguntó el interpelado al ver que el bicolor sangraba profusamente de su nariz y boca, pero se encontraba tan alcoholizado que muy probablemente no sentía ninguna de sus heridas, pues luchaba por volver a ponerse de pie.

- ¿De qué? – respondió con el ceño fruncido – De mi hijo por su puesto, el ser en quien puse todo mi esfuerzo por transformar en alguien y terminó en eso – señaló de manera despectiva a Shōto con su mano – Llorando como el marica que es, ebrio como cualquiera de los don nadie en las calles de esta ciudad. Si no fuera por esa apariencia inconfundible, dudaría de nuestro parentesco – dijo con ira en su voz.

- ¡Cállate! – gritó el heterocromo – Esto es lo que tú creaste – dijo poniéndose de pie apoyando gran parte de su peso en el Teniente Coronel – Este pedazo de mierda frente a tus ojos es la mejor expresión de ti – las lágrimas no paraban de escurrir por sus mejillas – ¿Qué esperabas que pasara después de mandar a matar a Izuku? ¿Que viniera corriendo a tus brazos y fingir ser el hijo perfecto que siempre quisiste? – Yagi escuchaba todo con angustia e ira recorriendo su cuerpo, pero aún no era su momento, por lo que se limitaba a sostener de pie al muchacho junto a él.

- Ese maldito mocoso siempre me causó problemas – masculló con las manos hechas puños el Todoroki mayor – Pero para tu información, no lo mandé a matar – comunicó Enji.

- ¡Deja de mentir! Aquí no tienes una imagen que mantener, cualquier aprecio que pude haber sentido por ti murió junto con Izuku – Aquella frase entre hipidos de su hijo logró cambiar el semblante de Enji a uno más frío que el ya proyectado.

- Bien, si tanto insistes, te diré la verdad – respondió el pelirrojo con la mirada fija en su hijo menor – Yo mandé a secuestrar a Midoriya, esa es la verdad, las cosas no salieron como lo planeado y fin – concluyó encogiéndose de hombros.

- ¿Y fin? – preguntó el Teniente Coronel con los ojos inyectados de furia – Estás hablando del amor de la vida de tu hijo – Señaló con indignación, rota por una carcajada ajena.

- Ay por favor, no era el amor de su vida, era un mocoso que lo tenía caliente y por el que arruinó todo lo que había construido para él – En el preciso instante en que Enji finalizó esa frase, vio a su hijo abalanzarse hacia él con un cuchillo en su mano.

Las consecuencias de tomar una rosa bicolor (TodoDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora