Los Toros de Bronce.

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¡Buenas, buenas, hijos de Raziel... Ay, perdon, ando en mi etapa de Nefilim!

¡Feliz Año Nuevo a todos! Un poco tarde, obvio, pero lo que es bueno se espera, digo, perdon por la tardanza. ¿Cómo la pasaron? ¿Qué hay de nuevo?

Anécdota divertida: Tenia el capitulo listo hace 10 días y yo no lo había notado. En fin... 

Sin más, les dejo el cap.

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En lo alto de la Colina Mestiza, un grupo de campistas, liderados por Clarisse La Rue, la hija de Ares, luchaban contra lo que parecían cinco toros de bronce.

-¡Toros de Colquide!-exclamo Percy-. Oh, esto es malo.

Luke llego junto a él.

-Muy malo-dijo-. ¿De por casualidad no tendrás un poco de Filtro Solar FPS 50,000 de Medea en tu bolsillo?.

-No es algo que yo, una persona inmune al fuego, acostumbre a llevar, Luke-replico Percy, con espada en mano-. ¡Vamos! Clarisse nos necesita.

Los toros eran de bronce bruñido, tan grandes como elefantes africanos; además, escupían fuego por las fauces. En aquel momento una veintena de campistas, en su mayoría de Ares y Atenea, intentaban hacerles frente. Los de Apolo disparaban sus flechas desde sus posiciones en los árboles y los de Hermes retiraban a los heridos por quemaduras hasta la enfermería.

-¡Patrulla de frontera, conmigo!-grito Clarisse. De ella se podían decir muchas cosas, pero no que no fuese valiente, y hasta Luke se lo reconocía. 

-¿Patrulla de frontera? ¡¿Desde cuándo tenemos una patrulla de frontera?!-grito Luke exasperado, cuando ya estaban junto ante la batalla.

La cosa iba mal. Los guerreros de Clarisse habían sido dispersados a los cuatro vientos, aterrorizados, y toda la colina parecía en llamas. Mark, hijo de Ares, corría y agitaba los brazos, con el penacho en llamas. Uno de los toros embistió uno de los árboles y un arquero de Apolo cayo. La propia Clarisse parecía haber tenido días mejores: su armadura estaba toda abollada, su cabello estaba chamuscado y luchaba solo con el mango de su lanza, el Matamoscas 2.0, pues el otro extremo sobresalía de una de las articulaciones de uno de los toros.

Percy salto a la batalla y reto a uno de los toros por su cuenta. Luke pasó a su lado, y como su novio, luchaba en singular contra uno de los toros.

El toro corría a una velocidad mortífera pese a su enorme tamaño; su pellejo de metal resplandecía al sol. Tenía rubíes del tamaño de un puño en lugar de ojos y cuernos de plata bruñida, y cuando abría las bisagras de su boca exhalaba una abrasadora columna de llamas. Aun así, aparentemente no había esperado encontrar un rival ignifugo, por lo que se quedó bastante confundido cuando Percy no se chamusco con sus llamas. Aquello le dio tiempo suficiente a Percy para saltar sobre él y lanzar un tajo sobre una de las articulaciones con tal fuerza que la pata delantera izquierda quedo separada del cuerpo.

-¡Mantengan la formación!-grito Clarisse, intentando resistir con una endeble falange la carga de uno de los toros. De ella se podía decir mucho, pero no que fuese una cobarde.

Beckendorf, el hijo mayor de Hefestos, llego a su lado, con una gigantesca maza de acero y aplasto la cabeza del toro derribado. Casi parecía triste por tener que hacerle eso a semejante pieza de ingeniería. Percy le grito un saludo, que probablemente no entendió por el ruido, y fue en ayuda de Clarisse.

Paso junto a Katie Gardner, que iba a la cabeza de sus hermanos, listos para unirse a la lucha, y cerca de Silena Beaurgeard, que aunque lucia aterrorizada, iba a lomos de un pegaso desafiando a uno de los toros.

Percy Jackson: El Hijo del Hestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora