El Consejo Olímpico decide...

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Se que dije que estaba inspirado, pero esto ya es absurdo. Igual, con esta cierro lo que viene a ser La Maldición del Titán. Me tomare unos días, tal vez, para plantearme como será La Batalla del Laberinto; tengo algunas ideas pero quiero ordenarlas.

He visto a mucha gente nueva en los comentarios (que seguramente ya leían, pero apenas se animan a comentar), por cierto, amo eso. Bienvenidos a todos y gracias por darle la oportunidad a la historia. 

Disfruten.

-X-

Era la tercera vez que Percy veía al Consejo Olímpico reunido en pleno, pero no dejo de asombrarlo.

Los doce grandes tronos estaban ocupados por seres descomunales de casi cinco metros, rebosantes de poder. También estaba allí Lord Hades, en un sencillo trono de piedras para invitados, con su Yelmo de Oscuridad en el regazo.

-Bienvenidos, héroes-dijo Artemisa.

Percy miro a su madre. Hestia estaba sentada junto a su fuego, de piernas cruzadas, y tenía una sonrisa tensa. Era evidente que algo acababa de pasar. Tras ella, en una burbuja de agua, el Ofitauro flotaba perezosamente.

-Ya he informado al Consejo de sus hazañas-dijo Artemisa-. Sabe que el monte Otrys se alza, que Atlas trato de fugarse, que Hécate nos ha traicionado y que las huestes del titán crecen en número cada día. Ahora hemos de votar si actuamos o no.

En teoría, debía ser una decisión fácil. Pero los dioses murmuraban entre ellos, disconformes, discutiendo los pros y los contras.

Zeus, el rey, estaba con un traje de raya diplomático. Su barba estaba salpicada de gris, igual que sus ojos. La reina Hera, a su costado, lucia tan guapa como siempre, con una trenza castaña que le caía suelta.

Lord Poseidón vestía de bermudas y una camisa hawaiana, como de costumbre. Les sonrió tranquilizadoramente, mientras discutía con Hefestos, el dios herrero, cuya barba estaba encendida con brasas.

Hermes no dejaba de revisar los mensajes de su caduceo, pero se las arregló para darles un pulgar arriba a Luke y Percy. Apolo los miro ceñudo, mientras escuchaba música por sus auriculares. Dionisio se veía aburrido, mientras jugueteaba con unas vides. Ares tenía los pies sobre su trono, y afilaba su lanza; asintió respetuosamente en dirección a Percy.

Deméter lucia muy preocupada desde su trono hecho con raíces de un manzano, mientras discutía con Zeus y Hera. Atenea, que no se molestaba en participar en la discusión, permaneció en silencio, sin quitar sus ojos grises del centro de la sala. Y cuando Afrodita noto a Percy y Luke, les guiño un ojo, logrando que ambos se ruborizaran.

-¿Tenemos una decisión?-pregunto Artemisa.

Los dioses se quejaron, pero por mayoría decidieron actuar.

Zeus tomo la palabra.

-Artemisa, Apolo, Atenea, ustedes tres deberán cazar a los monstruos más poderosos y peligrosos, y abatirlos antes de que unan fuerzas con mi padre. Afrodita y Dionisio, ustedes aseguran las lealtades de los dioses menores, o los que quedan, al menos. Poseidón, descarga tu furia sobre el crucero Princesa Andrómeda, y envíalo al fondo del océano.

Los dioses nombraron asintieron escuetamente. Hades gruño.

-Sí, sí, muy bien. Por fin tomas acción, Zeus. Pero eso no cambia nada.

Zeus rodo los ojos.

-¿A qué se refiere, Lord Hades?-pregunto Percy respetuosamente.

-Mientras la mirada del Olimpo estaba en Otrys, Kronos hizo una jugada-explico Hades, ceñudo-. Las fosas del Tártaro fueron vaciadas. Los titanes, todos ellos, están libres.

Percy Jackson: El Hijo del Hestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora