El Mississippi era probablemente el rio más sucio en el que Percy había estado en su corta vida. Nubes de limo y basura (botellas, zapatos viejos, bolsas plásticas y cajas de cartón) flotaban a su alrededor. Un papel de hamburguesa se le pego en el rostro cuando se posó en el fondo del rio y, con un gesto de asco, lo aparto y lo incinero.
Supuso que ser Campeón del Dios del Mar tenía sus ventajas: podía respirar moverse con gran facilidad bajo el agua, encender fuego y permanecer seco si lo deseaba. Claro que el Mississippi estaba lejos de ser un cuerpo de agua salada, pero la esfera de influencia de Lord Poseidón era una de las más amplias, y las náyades honraban a Poseidón, incluso sin servirle.
-Perseo.
Percy se dio la vuelta y, a través de la oscuridad, la vio: una mujer del color del agua, un fantasma de la corriente, justo ahí. Tenía el pelo largo y ondulado; los ojos, apenas visibles, verdes.
Percy se inclinó al reconocerla.
-Lady Tetis.
La madre de Aquiles le sonrió. Tenía una armadura muy intrincada, obra de los ciclopes, y ese pequeño hecho puso a Percy nervioso. Al servicio de Poseidón, Lady Tetis dirigía a las sirenas y tritones, el grueso de las fuerzas marinas, pero aquella era la primera vez que Percy la veía armada. Ni siquiera cuando le enseño le usar el tridente y la red había usado una armadura.
-Ha pasado un tiempo, Perseo-sus palabras parecían provenir de todas partes-. Escúchame con mucha atención, Perseo, no puedo quedarme mucho tiempo. El rio está demasiado contaminado para mi presencia. Antes de ascender al Monte Otrys tienes que ir a Santa Mónica, Lord Poseidón desea hablar contigo. Esa es su voluntad.
Percy asintió con seriedad, aunque por dentro hizo una mueca. Tendrían que hacer un gran desvió en sus planes para llegar a Santa Mónica. Supuso que podrían detenerse en Denver y bajar hasta Las Vegas, desde donde podrían llegar a Los Ángeles y luego de ver lo que deseaba Poseidón, subir hasta San Francisco.
-¡Se valiente, mi héroe! ¡Ve a Santa Mónica! ¡Cuídate del Carnero! ¡Y no confíes en los regalos de...!.
Su voz se desvaneció, pero aquello hizo que Percy se pusiera alerta.
-¿Carnero? ¿Regalos? ¡¿De qué habla?! ¡Lady Tetis! ¡Espere, por favor!.
Pero fue inútil. Tetis había desaparecido.
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Percy salió al lado de un McDonald lo que hizo que su estómago crujiese al pensar en una Big Mac doble con papas extra grande. Hacía mucho que no comía una comida de ese estilo.
Unas calles más allá, todos los vehículos de emergencia de San Louis rodeaban el Arco. Los helicópteros de la policía daban vueltas en círculo. Había una gigantesca multitud, tan grande que Percy no pudo evitar pensar en Times Square, en Año Nuevo.
-¡Mama!-grito una niña-. Ese chico ha salido del rio.
-Que bien, cariño-dijo la madre, mucho más concentrada en ver las ambulancias y las patrullas.
-¡Pero está seco!-exclamo la niña, frustrada.
-Que bien, cariño-se repitió la mujer.
Percy tuvo que negar disgustado. Si tan solo los mortales prestasen un poco de atención a los niños, o tomasen sus opiniones en cuenta... Ellos veían el mundo de una forma sorprendente más realista que los adultos. Aunque en aquella ocasión le favoreció, porque no deseaba llamar la atención sobre sí mismo.
Unos activistas políticos peleaban a gritos, culpando a este y otro partido de gobierno. Una reportera hablaba para la cámara.
-Probablemente no sea un ataque terrorista, nos dijeron, pero aún es muy pronto en la investigación. El daño, como pueden ver, es muy serio. Estamos tratando de llegar a alguno de los sobrevivientes, para cuestionarlos acerca de los reportes de testigos de ver a alguien caer del Arco.
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Percy Jackson: El Hijo del Hestia.
FanfictionUn semidiós que nunca debió nacer..., Una profecía de muerte y destrucción..., Un mundo de dioses y monstruos..., Una oscura sombra de tiempos antiguos. Perseo, el hijo de Hestia, la Diosa del Hogar, con un solo grupo de leales y todo en contra, est...