La Isla de Circe.

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Menas madrugadas a todos, gente. Si, we, escribo mejor a estas horas.

En fin...

Disfruten.

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Para cuando Luke despertó, Percy había convocado unos cuantos sándwiches y bebidas para comer, aunque el salitre y el agua de mar hacían que la comida se viese todo menos apetitoso.

-¿Y Silena y Katie?-Luke se incorporó, brusco.

Percy cerró los ojos, el rostro torcido en un gesto doloroso. Negó con la cabeza. Clarisse inclino la cabeza.

Luke, en cambio, pareció culpable.

-No es tu culpa-le dijo rápidamente Percy-. Ellas...

-No querían venir-interrumpió Luke-. Yo las obligue.

-Tal vez sobrevivieron-murmuro Clarisse, desalentada-. Ellas lograron subir al bote.

-Tal vez-concordó Percy-. Tuve suficiente tiempo para convocar una burbuja de fuego en torno a ellas y nosotros, así sobrevivimos la explosión. Pero su bote... No llegue a protegerlo.

No dijo nada más, pero no hizo falta. Si Silena y Katie habían sobrevivido, lo más probable es que estuviesen flotando en algún lugar del Mar de los Monstruos.

Solo entonces, Luke noto donde estaban. Percy se río, pese a la situación.

-¿Esto es...?

-Una ballena, si-Percy le pasó unas galletas, indiferente-. Pasaba cerca de donde exploto el barco. Mi cetáceo esta algo oxidado pero logre comunicarme con ella.

La piel de la ballena era rugosa y fría. Luke no se sintió muy confiado por su medio de transporte.

-Se llama Jacinta-insistió Percy-. Y fue muy amable en ayudarnos. Saluda a Jacinta.

Luke parpadeo.

-No voy a...

-Luke-dijo Clarisse, impaciente-, si yo le dije hola a Jacinta, tú también.

Jacinta canto. Luke le dijo hola a Jacinta.

-¿Y qué...?

-¡Espera!-Clarisse interrumpió a Luke-. ¡Hay tierra a la vista!

No había duda: se veía una línea azul y marrón a lo lejos. Un minuto más tarde se divisaba una isla con una montañita en el centro, con un deslumbrante conjunto de edificios blancos, una playa salpicada de palmeras y un puerto que reunía un surtido bastante extraño de barcos.

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-Bienvenidos.

La chica parecía una azafata, con traje azul y perfectamente maquillada. Les estrecho las manos, les pregunto cómo estaban y no pareció extrañada por verlos montar una ballena y nadar hasta la orilla.

-¿Es la primera vez que nos visitan?-preguntó la mujer sujetando un sujetapapeles.

-Eh...

-Primera... visita... al balneario-dijo la mujer mientras lo anotaba-. Veamos...

Los miró de arriba abajo con aire crítico.

-Hummm... Para empezar, una mascarilla corporal de hierbas para la dama. Y desde luego un tratamiento completo para los caballeros.

-Disculpe, ¿qué...?

-¡Perfecto!-dijo con una animada sonrisa-. Estoy segura de que C. C. querrá hablar con ustedes personalmente antes del banquete hawaiano. Por aquí, por favor

Percy Jackson: El Hijo del Hestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora