Despues de la batalla.

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Bueno, cerramos oficialmente con La Batalla del Laberinto, lo que nos dejaría con el Ultimo Olímpico. Lo que viene a ser la segunda saga, Los Heroes del Olimpo, en su momento sera subido en otra historia aparte, no es esta.

Es todo.

-X-

Cuando Percy despertó, estaba acostado sobre una camilla en la enfermería. O lo que creía era la enfermería. Se veía muy diferente. Pero el olor antiséptico era tan repugnante como siempre. Le habían dado almohadas y mantas, e incluso una bata de hospital.

-Estas despierto-dijo Luke, que estaba sentado en una silla a su lado, montando guardia-. Toma.

Le entrego un vaso con néctar que olía a manzanas asadas con canela.

-¿Cuánto...?

-Quince días-dijo Luke, sin dejarlo terminar-. Tu batalla contra Perses requirió mucho de ti mismo.

Luke le acaricio el cabello en silencio, mientras Percy se tomaba todo el néctar. Quince días...

-Creímos que no despertarías-murmuro Luke, y la voz se le quebró-. Yo pensé...

-Estoy bien-le recordó Percy, abrazándolo-. Estamos bien.

Luke asintió, como tratando de convencerse de ese hecho.

-¿Qué han hecho?

-Quemamos las mortajas de los caídos-le conto Luke-. Sé qué hubiese gustado estar allí, pero no podíamos esperar más.

-Lee está muerto-recordó Percy con gran dolor. Aquel chico le caía bien-. Y Castor.

-También su hermano, Pólux. Nico y Bianca dirigieron los ritos fúnebres y luego de marcharon al Inframundo porque Hades los mando a llamar. Pero les prometí que tan pronto despertases, les avisaría.

-¿Hubo muchas pérdidas?-pregunto Percy con delicadeza.

Luke no lo vio a los ojos.

Percy escucho en silencio mientras Luke contaba las perdidas: un chico de Apolo, los dos de Dionisio, nueve de Atenea, cuatro de Ares, tres de Afrodita y otros tres de Hermes, y uno y uno de Hefestos y Deméter. Un total de veinticuatro campistas, de ciento once que había en el campamento.

No fueron las únicas perdidas. También cayeron cuatro cazadoras, casi un centenar de ninfas y unos cincuenta sátiros. En cuanto a heridos, prácticamente todos.

-Y ni hablar de las pérdidas materiales-continuo Luke, lastimero-. El Campamento Mestizo fue arrasado casi por completo. Todos dormimos en tiendas de campaña la primera semana, hasta que con ayuda de los ciclopes, logramos recuperar algunas cabañas y la enfermería.

La Casa Grande estaba en reconstrucción, igual que las demás cabañas y el comedor, dado que se les considero prioridad. Pero Quirón estimaba que pasarían meses enteros antes de poder poner al Campamento Mestizo en óptimo funcionamiento, o eso le dijo Luke. Habían perdido las cosechas de fresas y las furgonetas, de manera que también enfrentaban una peligrosa falta de fondos para financiar los costos regulares e irregulares.

-No te mentiré-dijo Luke, al final-. Ganamos, pero a un costo muy alto. De no ser por Dédalo...

-¿Qué paso con él?-inquirió Percy. Conoció al viejo inventor antes de la batalla y hablaron brevemente, pero no supo más de él luego.

-Dédalo se sacrificó. Su muerte destruyo el Laberinto.

Percy recordó la profecía.

-Ganamos, Luke-dijo Percy. Incluso entonces, se las arreglaba para ser optimista-. Y lo que debemos hacer es no olvidar a aquellos que cayeron en defensa del campamento.

Percy Jackson: El Hijo del Hestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora