La Profecía se Cumple.

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Percy observó atentamente a Krios. Su sola presencia parecía haber enfriado el ambiente. Tampoco había ningún ruido. Los mortales se habían esfumado, el fuego de las explosiones se había apagado y las olas habían dejado de chocar contra la orilla. Al otro lado de la calle, los turistas caminaban con tranquilidad, ajenos a lo que sucedía en la playa.

-¿Es un titán?-pregunto Clarisse en un murmullo, presa de los nervios. Incluso ella había vacilado cuando su oponente hizo acto de presencia.

Percy asintió secamente.

-Uno de los doce titanes originales-explico-. Hijo de Gaia y Urano. Es hermano de Kronos. Si está aquí, es porque logro escapar de su prisión.

-¿Qué tan malo es?-cuestiono Luke.

-Podría ser peor-reconoció Percy, invocando una espada de fuego-. No es Atlas, ni Hiperion. El los viejos días cuatro titanes controlaban las cuatro esquinas del mundo. Krios era el sur, el más débil de ellos. Aun así...

Se calló. Krios había llegado hasta donde ellos estaban y sonreía burlonamente.

-El hijo de Hestia. El secreto del Olimpo-murmuro. Su voz era grotesca, similar al sonido que producen dos piedras al chocar-. He escuchado mucho sobre ti, Perseo, sobre tu gran poder... Pero no pareces gran cosa.

-No lo desafíen-les dijo Percy a sus amigos en voz baja-. Por las Leyes Antiguas no puede tocarnos, en tanto no lo desafiemos.

Luke y Clarisse asintieron, tiesos.

Krios se rio.

-¡Ah, Perseo! Eres más idiota de lo que esperaba si crees que tus tontas Leyes Antiguas me impedirán matarlos a los tres-se burló-. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que me enfrente a un engendro de los Olímpicos. Dime. ¿Cómo están ellos?.

-Ellos gobiernan-replico Percy, espada en mano. El aire se hizo más frio-. Y eso no cambiara, titán. Entrégame los símbolos de poder.

Krios volvió a reír, pero aquella vez la playa se sacudió.

-¡Que pocas luces tienes, Perseo! Todo este camino a ciegas, pero ni te enteraste. Has jugado exactamente como se esperaba de tu parte, muchacho. Tú y tus dos acompañantes. De todas formas, Perseo, hasta aquí llega tu viaje.

-No estoy de acuerdo-replico Percy, pero no hizo ademan de moverse.

Se acercó y los examino a los tres.

-O sea que estos son los mejores héroes que el Olimpo tiene que ofrecer... No parecen gran cosa.

-Combate contra nosotros-reto Clarisse, olvidando las palabras de Percy-, y veras que tan buenos somos.

-¿No te han enseñado nada, niña? Un inmortal no lucha contra un mortal. Está por debajo de nuestra dignidad.

-Entonces eres un cobarde-apostillo Luke, con su mejor voz burlona.

Percy cerró los ojos un momento. Sus amigos tenían un deseo de muerte bastante serio.

Krios sonrió.

-Los haría pedazos a los tres sin siquiera intentarlo, hijo de Hermes. Pero parecen tener muchas ganas de morir, por lo que veo-señalo-. Pues muy bien. Incluso los dejare elegir como será, solo porque me siento especialmente generoso. ¿Qué dicen? ¿Cornados por un toro? ¿Picados por un escorpión? ¿O, tal vez, quemados por un dragón?.

Percy, por un momento, se vio confundido. Pero eso no duro mucho. En cuanto Krios alzo la vista al cielo, Percy entendió a lo que se refería y palideció. Varios puntos se iluminaron en el cielo y pudo ver tres constelaciones brillando como si fuesen soles en miniatura: Draco, Escorpio y Tauro. Tres luceros descendieron e impactaron con las dunas de arena, haciéndolas explotar. Cuando la nube de arena se disipo, Percy vio a sus oponentes.

Percy Jackson: El Hijo del Hestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora