Las Hijas de Bellona.

603 78 9
                                    

Bueno, primero que nada, buenas noches.

Segundo, me tomo menos de lo que pensé este capitulo, por corto que fue. Calculo que en dos o tres más terminamos el arco del segundo libro, lo que es un alivio. Ya les dije que este me produce bloqueos feos.

00000000000000

El Venganza de la Reina Ana se mecía lentamente por las olas, en contra del viento. Pero aquello no importaba para Percy, que comandaba al barco con relativa facilidad. A ver, era un hijo de Hestia, su elemento era el fuego, no el agua. Supuso que era la bendición de Lord Poseidón dentro de sí.

En la cubierta, las hermanas Hylla y Reyna conversaban con Clarisse. Percy no tenía idea de que hablaban, pero no parecía nada serio. Después de escapar de la Isla de Circe, tuvieron que decirle a las chicas que eran hijos de dioses, lo que no las sorprendió demasiado, y tenía sentido, considerando para quien habían trabajado.

A Percy le agradaban. Sus corazones eran puros, aunque estaban marcados por una gran oscuridad, y se protegían y querían, como todos los hermanos deberían.

Un chirrido en su hombro lo hizo voltear. Luke, aun en forma de cobaya, parecía desesperado.

-Luke, calma-murmuro, y extendió su poder sobre él, consiguiendo tranquilizarlo-. Juro que encontraremos la forma de regresarte a tu estado original, de verdad que sí.

Luke chirrió. Percy rodo los ojos.

-No, Luke. No regresaremos a donde Circe, ya lo dije. Además...

Otro chirrido.

-Porque querría matarnos-le explico Percy, frunciendo el ceño-. Y no me interrumpas: se más educado.

Debidamente regañado, la cobaya Luke bajo la cabeza, triste. Percy le dio unas palmaditas reconfortantes, y entonces, Clarisse grito.

Sobre la cubierta, a unos metros de las chicas, había una mujer. Una diosa, indiscutiblemente.

Durante un instante, Percy creyó que aquella era Enio, la Diosa de la Batalla, hija de Zeus y Hera. Pero su vestimenta la delato: la capa purpura, la armadura de oro imperial y los laureles en su cabeza.

Percy cerró los ojos, frustrado, y se apretó el puente de la nariz. Aquello acababa de complicarse aún más.

Aun así, descendió a la cubierta y se hinco de rodillas.

-Lady Bellona.

La diosa no dijo nada, aunque tenía sus ojos clavados en él.

Clarisse se acercó, cautelosa. Las hermanas también, sin quitar sus ojos de la diosa.

-¿Bellona? Percy, no la...

-Es la diosa romana de la guerra-murmuro Hylla, pensativa.

Luke chirrió. Clarisse amplio sus ojos.

-¡Silencio!-replico Percy, algo temeroso-. Mi señora Bellona, no es que no nos honre con su visita, pero puedo saber que...

Se detuvo. En aquel momento vio bien a Hylla y Reyna, luego a Bellona, y sus ojos se ampliaron. El parecido era escalofriante.

-¿Son sus hijas?

-Lo son, Perseo-confirmo la diosa, e ignoro a todos los demás-. Escaparon de San Juan, en Puerto Rico, hace un año. Pero se perdieron en una tormenta y llegaron a la isla de esa maldita hechicera.

Curvo sus labios con disgusto. Percy la entendió. Circe era todo lo opuesto a Bellona.

-¿Qué rayos sucede, Percy?

Percy Jackson: El Hijo del Hestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora