LXXII. Por su amor

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Llegaron en una camioneta de una sola cabina, el camino fue extenso y agotador, por lo mismo, hicieron unas cuantas paradas.

Pasaba de las dos de la tarde cuando por fin llegaron a la propiedad, abarcaba unas cuantas hectáreas, había árboles grandes, con árboles de manzana, naranja, un espacio para maíz y trigo.

Al final había tres construcciones, una casa grande, a un lado una cabañita y atrás un granero.

Harry abrió la puerta de la camioneta cuando el chófer se detuvo. Louis se quedó unos segundos dentro, observando todo a su alrededor, antes de bajar, el alfa le recibió el niño al omega para que pudiera bajar mejor mientras el chófer sacaba las maletas de la caja. Se fue después de dejar a la pareja y sus maletas en el pórtico de la casa.

Ahí los recibió un omega ya entrado en edad, con su cabello ya totalmente blanco y sus arrugas en cara y cuerpo, era un poco más alto que Louis.

-Bienvenidos, jóvenes -habló el señor-. Soy el señor Hendrickson pero llámenme Hal.

Estrecharon sus manos, él ya sabía de antemano los nombres de los recién llegados.

-Muchas gracias, por recibirnos -dijo Harry sosteniendo la mano del anciano.

-Es un placer para mí, Richard -le sonrió a Harry-, Liam -vio a Louis-, y al pequeño Ian. Pasen, les serviré algo para que beban.

Todos entraron, próximo a la entrada estaba la sala con su mesita y en ella una bandeja de madera con dos jarras y cuatro vasos de vidrio con lindos diseños.

Se sentaron con él, bebieron, había limonada y agua simple.

Charlaron.

Pasados ya casi una hora desde la llegada el señor les dijo que los llevaría a donde se quedarían.

Salieron de nuevo al pórtico, tomaron sus cosas y lo siguieron hasta la cabañita.

-Creí que les gustaría un lugar propio para estar. Hay una habitación grande con su baño completo, tiene todo lo de una casa, menos cocina y máquina para lavar.

-¿No necesita que, al menos uno, se quede con usted durante la noche? -preguntó Harry.

-No, aún no necesito esas atenciones, con compañía durante el día está bien, por cierto, la cocina y cuarto de lavado están en mi casa y están disponibles para ustedes a la hora que gusten, la puerta no está cerrada, sólo que les dejé un dispensador de agua, para evitar la fatiga de ir y venir por las noches. En cuanto a lo del campo, aún no es mucho, además tengo peones, en su momento les daré su trabajo.

Harry volvió a agradecer y el señor se retiró.

La pareja se acomodó, Freddie tenía sueño así que Louis lo arrulló, se quedaron dormidos ambos, Harry se quedó en la sala.

A la noche Hal llegó y los invitó a cenar.

Los días comenzaron a pasar, no eran duros, eran cosas simples. A Louis le tocaba cocinar, hacía el aseo en la casa de Hal, lavaba la ropa de todos y cuidaba a Freddie.

Harry se iba con Hal al pueblo, a supervisar a los trabajadores, ambos tenían labores sencillos y ni la más mínima idea de lo que sucedía en casa con el asunto de Bryan, la carpeta ni de sus padres. Al final del día se encontraban cansados y no tenían tiempo para pensar en eso, al menos no Louis, Harry había estado despertando a las cuatro de la mañana, se quedaba mirando al techo, de nuevo tenía un presentimiento. Algo estaba por pasar pero mientras disfrutaría, aunque se sentía egoísta al estar ahí, dejando todo por amor, pero qué bien se sentía ser así, a veces.

"Y él sabía que yo estaba molesto, twitteó lo que twitteó por mí, para contentarme, pero yo estaba decidido aunque mi pecho se contrajera y me impidiera respirar.

Esa noche me llamó, había tenido una presentación a la que yo, se supone, debí asistir, no lo hice, como dije, estaba decidido. Me llamó, respondí solo para escuchar las excusas y mentiras que tenía para decirme y terminar de convencerme a mí mismo de que era un idiota si lo perdonaba.

Estábamos teniendo una conversación cualquiera, igual no quería ser grosero, él recién había bajado del escenario, tenía su voz ronca y respiración agitada, sentía que estaba decepcionado porque yo no estuve ahí, quizá no me lo diría porque ya lo sabía que así era.

Los minutos corrían y la conversación llegó al punto en que yo sabía que ya debía colgar o mantenerme firme en mi decisión a pesar de lo que escuchase.

Un silencio nos invadió, después un sollozo salió de él.

El carajito había empezado a llorar.

-¿Puedes perdonarme y volverlo a intentar? -me pidió en medio del llanto.

Yo respiré hondo y apreté mis ojos mientras mordía mis labios, no quería llorar y no quería volver, pero juro por Dios, el maldito ángel estaba llorando, suplicándome por teléfono que volviera a él.

Dos noches seguidas de llamarme por teléfono, llorando pidiendo perdón, reconociendo que lo jodió. Me llené de miedo, de un tiempo acá que la pasaba de fiesta en fiesta, cada noche, después de un concierto o presentación se llenaba de excesos. Y ahora estaba enfermo.

-Ven a casa mañana, lo hablaremos, descansa -le dije, antes de colgar y echarme a llorar, lo perdonaría con tan solo verlo. Una vez más era un idiota, un idiota por él, por su amor".

Louis sintió los pensamientos de Harry, despertó, había una cama vacía y la luz del baño escapaba por la rendija de abajo de la puerta, el omega quiso entrar pero decidió darle espacio a su alfa, quizá estaba abrumado por todo lo que estaba sucediendo, por el lugar en el que estaban, por lo nombres que usaban y por la razón que lo hacían.

Salió al dispensador de agua, tenía su boca muy seca, tomó y volvió a servir para llevarle a Harry.

Él estaba junto a la cuna de Freddie, ahí había una ventana, había luna llena y su luz que pasaba por el cristal que era de un ligero azul le daba un tono azulado a su piel, vio sus manos, sintió a Louis acercarse por detrás y abrazarlo, no pudo evitar soltar el llanto en cuanto ese par de manos delgadas lo rodearon, había recordado las noches en Italia, su insomnio, las horas nocturnas pasar mientras él se demacraba viendo a la ventana, deseando que esas manos que ahora lo sostenían lo abrazaran.

Se dio la vuelta, Louis se conmovió al ver las lágrimas de su alfa caer, las secó y lo llevó a la cama, se sentó mientras se recargaba en el respaldo y Harry usaba las piernas de almohada y su omega enredaba sus dedos en su cabello corto.

-Estaba ahí, pensando en mis frías noches en Italia -dijo Harry antes de sorber su nariz.

-¿Quieres hablar de eso? -preguntó Louis, mientras se le estrujaba el corazón, siguiendo con su masaje.

Harry suspiró alrededor de cuatro veces, quizá para controlar su llanto.

-No importa cuán grande sea tu error, qué tanto la cagues, a que situaciones tan crueles siempre llegas orillarme, yo siempre termino perdonándote... Siempre ha sido así, incluso sentí que solo te importaba, que solo me amabas cuando sentías que me ibas a perder.

Los ojos de Louis se cristalizaron pero seguía con sus dedos entre el cabello, dando su masaje.

Las relaciones sanas se construyen a base de conversaciones incómodas.


































Hola hermosas personas, qué tal?
Hoy que les he actualizado les quiero decir dos cosas: sufrí escribiendo esto, últimamente he estado recordando un viejo amor y las situaciones más dolorosas que pasamos, porque siempre que creo haberle superado recaigo. Igual lidio con eso todos los días.

Y lo otro es que, quiero compartir es que ya estamos a menos de terminar este fic después de alargar, hacer, deshacer y confundir, se está terminando 🥺

Our Little SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora