XV. Bastardo

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Pasaba de las 7:30 cuando Verónica se dio cuenta de la hora.

Por más prisa que trató de darse no alcanzó a terminar el trabajo a tiempo para poder salir a las 8 y no exponerse ante Bryan de nuevo. Aquel evento la había marcado pero no dejaba que lo vieran. Era algo que se estaba guardando en sus entrañas, no sé había atrevido a decirle a nadie porque sentía que todos la señalarían como la que incitó el ataque.

Tecleaba cada letra con cuidado de no tener ningún error pero a una velocidad impresionante.

8:10 p. m.

A esta hora el edificio ya casi estaba vacío.

La oficina de Bryan permanecía cerrada, aún no salía de ahí pero no tardaba. De solo pensarlo a Verónica se le ponían los pelos de punta y se le revolvía el estómago.

No alcanzó a terminar cuando Bryan ya estaba aproximándose a su escritorio.

-Buenas noches, Verónica. ¿Aún no has terminado? -le preguntó en un tono sereno.

-No -logró que esa sílaba saliera a duras penas. Su sola presencia la ponía mal de veras.

-Ya es tarde, deja eso...

Verónica guardó el archivo y apagó su monitor. Simplemente tomó su bolso, las cosas que llevaba las había reunido antes.

-Ven, te llevaré a casa -ofreció Bryan.

-No, señor, no es problema de gracias. Yo tomaré el tren a dos calles de aquí.

-Eso es peligroso, vamos, yo te llevo. Para mí no hay problema.

-De verdad, señor, yo puedo irme so...

-Recuerda ser amable, se amable.

Verónica suspiró, no debía provocarlo, no quería que pasara nada de nuevo, debía conservar el trabajo, no vaya a ser que se moleste y la despida.

-Yo te llevo ¿aceptas?

-Sí, está bien, señor -dijo ella algo temerosa.

-Dejemos las formalidades, fuera del horario de trabajo yo soy Bryan.

Vero sólo sonrió.

Bajaron hasta el estacionamiento. Subieron a un lujoso Cadillac último modelo color negro.

Verónica fue indicándole el camino a Bryan, se sentía tan nerviosa que quería salir ya de ahí. Para su mala suerte recientemente había ocurrido un accidente que bloqueaba el paso y ya faltaban solo unas calles para llegar.

-Ya de aquí puedo caminar, seño... Bryan, muchas gracias -dijo ella tratando se quitarse el cinturón de seguridad.

-No, espera, yo te llevaré hasta el frente de tu casa, tomaremos un atajo, lo rodearemos.

-Gracias pero en serio, ya me voy.

A Bryan no le importó, encendió el auto y dio vuelta.

-Espero mañana lleves falda ajustada, se te ven muy bien las piernas -dijo y acarició una de las piernas de Verónica. Ella sólo se tensó.

Bajó del auto, pues ya estaban frente a su casa.

-Gracias, señor, lo veo mañana -dijo ella con miedo.

Cuando el omega cerró la puerta Bryan soltó una de sus despreciables carcajadas y se fue.

Esa noche Verónica tomó una decisión.

































Holaaaaaaa
Cómo la están pasando? Sé que soy muy cruel al no actualizar en esta cuarentena peeero, me encargaron tareas en línea y #chicaresponsable las tuve que acabar primero, y ya está listo. Así que ahora estaré actualizando lo más seguido que pueda.

Como siempre deseándole lo mejor. Quédense en casita, y hagamos caso a las recomendaciones, evitemos salir.
Bueno pues, que la pasen a salvo. Las amo y nos leemos pronto. Cuídense, besitos.

Our Little SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora