Inferno© [+21]

Capítulo 11

¿Qué maldita mierda me pasa por la cabeza?

Intento moverme, pero lo doblado que está mi tobillo me lo impide. Me arrastro por el césped al ver como Ayzha me mira desde la ventana.

—¡¿Te volviste loca?! —me grita.

Levántate, Neyaisav, no seas dramática. Esto ya sucedió antes, solo muevo el maldito tobillo y ya.

Arrastro mi cuerpo hasta llegar al tronco de un árbol en el suelo para poder agarrar mi pie. No pienso responderle, si quisiera matarme ya me hubiese disparado en la frente. La loca aquí es ella.

—Yallah te está buscando, intento de asesina. —Alzo la cabeza y le doy una mirada de "¿y eso me importa por?". Espero que haya podido captarla. —Tú, una loca que se tira de la ventana, y él un loco jalándose los pelos porqué no sabe qué hacer. —Suspiro. No puedo taparme los oídos y quiero hacerlo. —Ya no hay más nada que ocultar, ya sabes la mayoría de las cosas. Quédate ahí, yo bajaré y hablaremos, ¿Te parece?

Cierro los ojos con fuerza e hincho el pecho y con toda la fuerza que tengo presente suelto un grito al volver a sentir mi tobillo en su lugar. Lágrimas de dolor bajan por mi cara y veo a Ayzha negar con la cabeza desde la ventana.

Seguiré el plan que tenía en mente antes de este desastre. Sonrió con pesar. Se supone que después de lo de Michaels iba a ser capaz de ser más fuerte en este tipo de situaciones cuando a personas se trata, me gustaría pensar que ellos son los que me destruyen poco a poco, pero la culpa nada más la tengo yo por dejar que ellos lo hagan.

La única responsable de todo lo que me está pasando soy yo.

Nunca pensé que "sufriría" de esta manera.

—Que masoquista soy. —Me levanto con el corazón latiendo y doliendo a la vez debido a la ansiedad que empieza a invadir mis sentidos y me alejo lo más que puedo de la presencia de los Hamad.

A medida que voy caminando voy escuchando pasos cada vez más cerca de mí, no volteo porque siento que son los míos pero la tensión en mi espalda me dice lo contrario.

A mi alrededor lo único que hay es un montón de árboles y arbustos más grandes que yo, es imposible que con esta oscuridad llegue a ver a alguien. Si iban a matarme este sería el momento perfecto, nadie se enteraría, nadie me escucharía e incluso nadie me encontraría.

La idea de morir en un lugar así se ve muy tentadora, pero solo si me guindo yo, no cualquier ser humano que se atreva a tocarme sin mi consentimiento.

Trato de no pensar en que posiblemente sea Yallah persiguiéndome para asesinarme de una buena vez al saber muchas cosas de él que supuestamente no debería de saber.

Ya se me está revelando y solo veo manipulación y mentira.

Sacudo la cabeza evitando seguir pensando en lo que sentí y lo cerca que estaba de pensar toda mi historia con Michaels, que prefiero no verlo reflejado en ninguna persona o situación, pero el silencio me lleva a pensarlo.

—Que tonta eres. —El aire se me va de los pulmones y trato de no voltear. No, no puede estar aquí, no. —¿Enserio dejaras al rey por irte tú sola a tu suerte? Que ambos sabemos que no es tan buena. —No voy a voltear, no voy a verlo. —¿No te cansas de huir?

Tengo que dejar de pensar en las personas que obviamente no quiero en mi realidad.

Maldita sea, pero gran maldita sea.

—¿No te cansas de perseguirme? —mi voz depende de un hilo y la garganta se me cierra.

—Es mi pasatiempo favorito. —Siento como lo dice con una sonrisa. —Si te incomoda mi presencia puedes hacerme pasar por tu ángel guardián.