Capitulo 43.

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Un año después.

Rusia, Moscú.

11:11am.

Yallah.

Mi corazón y mis músculos siguen reaccionando igual a cómo lo hicieron esa noche. El dolor parece nunca abandonarme, las ganas de querer devolver el tiempo y hacer las cosas de manera distinta siguen atormentándome. Sé que muchas cosas que pasaron no fueron mi culpa, pero aun así hoy me siento culpable de que esa bebé no pueda disfrutar de quién la cuidó por completo.

—¿En qué piensas? —cuestiona Ayzha recostando su cabeza sobre mi hombro.

—En lo mismo. —Suspiro—. Se siente como un bucle sin final.

Giana corre como puede detrás haciéndome sonreír.

Lo que daría para que Neya se diera cuenta de la felicidad que creó en ella.

—Ha pasado un año, Yallah. Tienes que soltar.

—No es tan fácil, Ayzha.

A lo lejos veo como los señores Nóvikov empiezan a caminar hacia nosotros, saliendo de la casa. Inexplicablemente se enteraron de todo lo que sucedió y ahora pasan más tiempo con nosotros y sus hijas, incluso, muy difícilmente aceptaron a Giana como parte de la familia.

Cosa que al principio no me agradó mucho, pero no soy quién para juzgarlos. Ni siquiera me caen bien del todo.

—Hamad... —volteo hacia Irinna, la cual está sentada en el suelo con Giana en sus brazos. —¿Dónde está Zaychik?

—¿Le tengo un rastreador? —trato no sonreír cuando pone los ojos en blanco y bufa. Últimamente se ha vuelto unos de mis pasatiempos favoritos sacarla de quicio. —No lo sé, señora Nóvikov.

—Me llamo Irinna, дурак. ¿Puedes ir a buscarla? Giana necesita su medicación.

Me levanto, suspiro y emprendo mi rumbo hacia su casa. Este patio es lo único que ella me permitió decorar con mi propio dinero.

Empiezo a subir las escaleras aun pensando en esa noche, no entiendo por qué lo sigo haciendo si eso pasó hace mucho.

Por mi cabeza en ningún momento pasó el que Dusha haya hecho todo eso. No lo veo posible, pero con él nunca se sabe.

Es tal cual el universo.

Siempre te da señales, pero no sabes cómo interpretarlas y al final te da algo distinto de lo que llegaste a pensar.

«—¡¿Dónde está Neya?! ¡Búsquenla!

La mirada de mi padre se empieza a apagar. Quisiera sentir algo al respecto y decir que la vida se me va con él, pero siendo sincero no tengo miedo de perderlo.

Ya lo hice hace mucho.

Al momento en que mi padre disparó, todo se volvió un caos total y con ello mi mente al ver a Neyaisav en el suelo antes de ser arrastrado hacia el palacio.

No vi por quién fue arrastrada, solo vi unas manos sobre su cuerpo, como si fuera cualquier cosa, pero mi Neya es todo menos cualquier cosa.

—Su Majestad... No la encontramos... —me tomo el cuello en desesperación llenándolo de sangre de mi padre y me levanto dejándolo en el suelo. Le quito el arma al blackhead y empiezo a caminar por mi cuenta.

—Quiten a mí padre del medio, por favor.

La tensión en mi mandíbula se empieza a expandir por toda mi espalda cuando veo el camino frente a mí, todo está lleno de polvo, escombros y cuerpos en el suelo.

Inferno© [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora