Capitulo 25.

36 4 0
                                    

21 de diciembre del 2020.

8:32am

Sicilia, Italia.

Neyaisav.

Primera parte.

—Me podría acostumbrar a esto muy fácilmente —musita después de bostezar sonoramente.

Me levanto de la cama después de dejar un beso en sus labios y voy directo al baño.

Aterrizamos hace cuatro horas y lo único que hemos hecho desde entonces es follar en el auto, entrenamientos y más folladas. Nunca había hecho tanto ejercicio en mi vida como lo he estado haciendo durante estas últimas horas.

Me veo en el espejo e inspecciono mi silueta y sonrío genuinamente. Desde hace mucho tiempo no me sentía tan bien como me siento ahora y eso solo me pone más feliz de lo que soy actualmente, a pesar de los juegos de la vida.

Tomo el cepillo para peinarme e intento pasarlo por mi cabello, pero veo a Hamad detrás de mí verme de una manera que no logro describir. Los dos estamos desnudos y no hay incomodidad de por medio.

—Déjame hacerlo.

Pasa su mano por mi rojizo cabello y cierro los ojos cuando empieza a peinarlo. Jamás pasó por mi mente que mucho tiempo después de todo lo que me pasó iba a estar con el maldito rey de Norín peinando mi cabello luego de follar incontables veces.

Y quizá tratándome de la manera en la que me merezco ser tratada.

—Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña. —Empieza a cantar e inmediatamente abro los ojos riéndome.

—¿Qué? —cuestiono divertida. Él se encoge de hombros con una sonrisa y sigue peinando mi cabello, que por cierto está más largo desde la última vez que lo peine, y eso fue hace mucho.

—Recuerdo que lo hacía sin razón alguna con Ayzha aun estando pequeña. —Deja en claro. Vuelvo a cerrar mis ojos cuando siento que empieza a trenzarlo. —Listo.

No me había hecho trenzas desde que vivía en Mordovia, ya que Irinna era la única que jugaba con mi cabello.

No se me ve tan mal...

—Me gusta.

—Esto también te va a gustar.

Yallah me alza en sus brazos y me sienta sobre el lavamanos, sus besos me desconcentran de la realidad, sus manos acarician cada parte de mi cuerpo como si me estuviera desarmando.

Me despego de él, tomo su miembro y empiezo a jugar mientras lo observo a los ojos, sonrío al escuchar como se le escapa un gemido. Estoy a punto de bajar y meterlo en mi boca cuando él se aleja de mí y abre el condón que no sé de dónde lo ha sacado.

—Piensas muy lento —musito mientras recuerdo todas las veces que lo ha sacado muy tarde.

—Se que no nos hace falta. —Su voz grave me excita más de lo que estoy al sentirla fuerte, profunda y vibrante debido a lo que estamos a punto de hacer. —El médico viene a mí cada tres semanas, y estando lejos nada más he cogido contigo. Aunque no lo creas soy un hombre muy ocupado con mis asuntos, no me gusta andar de vagina en vagina sin explicación.

—Aja. —Sonrío.

—Tu no cuentas, en los archivos decían cosas... —pongo los ojos en blanco. Yallah se pone el condón y se acerca a mí como un león viendo a su presa.

Inferno© [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora