Capitulo 42.

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Mis gritos hacen eco por todo el jet cuando Yallah trata de mantener mi herida cerrada.

—No grites, por favor. —Las lágrimas me impiden verlo, pero puedo jurar por su tono de voz que está a punto de llorar.

—¡Cómo quieres que no grité si m...! ¡Hamad!

—Lo siento, lo siento.

Luego de ser llevada en un hombro como un saco de papas con veinte hombres a mi alrededor, pude llegar al jet viva, pero sintiendo el infierno mismo en mi hombro y el dolor atosigante en mis piernas.

Yallah trata, de verdad está tratando que me duela menos, pero todo lo siento peor.

—Ya vamos a llegar, espera un poco. Ya acabó —susurra pegándome contra su pecho manteniendo la calma.

Las dos gotas de láudano empiezan a tener efecto en mi sistema, equilibrando el dolor en mi hombro. Mi garganta se siente áspera y mi cuerpo pesado.

A pesar de haber asesinado a Williana, el peso en mi pecho se siente igual, como si este supiera algo que yo no.

—Vi tu baile. —Mi hombro se empieza a sentir más liviano mientras sonrío y escucho cómo sus palabras son arrastradas con preocupación. —Todas las ganas de follarte contra la pared se me quitaron cuando te vi sangrando de esa manera.

Río.

—Quizá aún puedas hacerlo, pero no ahora —susurro pegándome más a su cuerpo. —No me siento muy bien, Hamad.

—¿Qué tienes? —sus labios siguen repartiendo besos suaves por toda mi cara, la cual acaba de limpiar mi sudor con un pañuelo. —No me preocupes más de lo que estoy.

—La presión en el pecho no se me quita.

—Es por la acción del momento, seguro en unos minutos de te quitará y podrás relajarte. No me hagas arrepentirme de dejarte hacer esto.

Cierro los ojos y me dejo llevar por su respiración. Pienso en todo lo que no hacía con Giana por miedo a ser vista, de que vea cómo es el mundo, lo bonito de el.

Ahora sí puedo hacerlo.

—Llegamos —susurra Hamad. Abro mis ojos y como puedo me repongo en el asiento. Siento un dolor en el estómago que me hace arquearme. —¿Qué pasa? Ay, Casper, por favor...

—Estoy bien, estoy bien.

No estoy bien.

Algo va a pasar.

Veo a Peter caminar hacia nosotros con ímpetu, acción que me alerta y trato de acomodarme mejor.

—No puede salir del jet. —Frunzo el ceño cuando se dirige a Hamad y mi corazón empieza a palpitar más rápidamente.

—¿Qué pasó? ¿Qué sucede? —este se levanta rápidamente y pasa la mirada entre nosotros.

—Hágame caso, su Majestad.

—Lo haría si me dijeras que está sucediendo, Peter.

Paso la mirada por todo el lugar, buscando la manera de como salir sin que un gorila de estos me aplaste en el intento.

Tengo que ver a Giana.

La puerta del jet es abierta al mismo tiempo que doy un salto en mi lugar por el susto tan repentino que me ocasionó. Un blackhead sube y me pasa por un lado mientras veo que detrás de él, más de quince a la vista empiezan a rodear el jet y el silencio es sepulcral.

¿Qué mierda está pasando?

—¡Su majestad! —el blackhead que entró hace una reverencia rápida y con voz agitada le habla a Hamad. —Hay un golpe de estado.

Inferno© [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora