Capítulo 15.

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08 de Diciembre 2021.

Después de ese gran maldito susto en el avión, logramos llegar a Los Ángeles, completos y sanos. Menos Aivy, quien ha vomitado más de tres veces desde que bajó del avión.

No logré dormir ni un poco, los síntomas de abstinencia han tomado protagonismo y no me dejan tranquila.

En lugar de dormir, me quedo pensando el por qué Hamad quiere destruir Ocaso desde adentro y el por qué no le he preguntado si literalmente por ello he estado observando más íntimamente mi alrededor.

Tal vez no es él...

Recuerdo también las palabras de Ayzha referente a la agencia y todo lo que vi el día de mi observación minuciosa.

«Camino por la pequeña oficina armada en un banco de Sicilia y me siento frente a la ventana, lugar que tiene la mejor vista de mis compañeros en aquel lugar.

La hipocresía se ve con cada expresión hacia los otros. Las palabras pasivo-agresivas con ego para demostrar quién manda y quién no.

Y la verdad es que ninguno lo hace.

—A penas tenga la oportunidad los matare a todos, uno por uno. Cómo disfrutaré que se ahoguen en su sangre. —Escucho detrás de mí. Alzo las cejas en un gesto de sorpresa despreocupado. —Escuché decir a Rowand que solo estaba esperando el momento adecuado para envenenar a los de la élite.

Quiero reír.

—No sirven. Todo lo que atrapan se les escapa de las manos —opina la otra persona a un lado de ellos.

—Chicas... —aparece un hombre calvo el cual no puedo detallar bien, ya que un pájaro se ha colado en mi vista retrovisora por el reflejo de la ventana. Él me señala con su boca y yo bostezo. —Las paredes tienen oídos.

Una de ellas, la rubia, bufa y se apoya de la pared.

—Esa estúpida rusa no sabe nada. Solo bebe vodka y consume esa mierda de polvo de ángel.

—Cocaína. —Ahogo una risa cuando la corrige.

—Como sea.

—Escuché que el jefe se está acostando con ella solo por lastima, al parecer le paga al finalizar la noche. —Esto último lo susurra y yo vuelvo a bufar, lo que hace que se voltee en mi dirección con atención. —¿Crees que nos haya escuchado?

—¿Eres estúpida? Solo sabe lo básico del italiano.

Me levanto de la silla y voy hacia Antoni, quien ve todo desde la esquina con mucha más atención de la que debería.

Tú tampoco te me escapas...»

—Espero que les quede claro que estamos aquí por trabajo y no para disfrutar. —Giancarlo habla sacándome de mis pensamientos. —Enya, nada de bares. Bruno, nada de jueguitos raros y Aivy, llega viva al apartamento por favor. —Esta pone los ojos en blanco y toma de su agua.

Este hombre me irrita.

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Mi vista esta fija en Martin, quien sigue en la misma actitud pensativa. No quiere comer, casi se desmaya por no tomarse los medicamentos y siempre se ve el anillo en su mano.

Desde que los chicos se fueron he estado en la misma posición con ella, en el suelo viendo por el ventanal la gran ciudad de Los Ángeles. Sé que no quiere hablar, pero si no lo hace mi mente llevará muy lejos el sí ella y Giancarlo tienen una relación.

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