Extra: Antes y después de la boda.

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Feliz segundo Aniversario, Inferno. ✨


—No quiero estar nerviosa y tú no deberías estar aquí.

Su sonrisa remueve mis órganos y comienzo a mover mis pies lejos de él, escondiéndome en las cortinas de la ventana de mi habitación viendo hacia el patio atiborrado de personas que no conozco.

—Vamos a tener toda una vida, Casper —musita con seguridad y en voz baja.

—Mentira —digo mordiendo mi lengua y lo veo.

—¿Mentira? —El alza una ceja y avanza hasta rodear mi cintura con posesión.

¿Y si lo beso? ¿Tendríamos mala suerte?

¿Y a mi que me importa la mala suerte? Creo que ha tenido suficiente de mi por un tiempo.

Esa maldita...

—Me voy a morir en algún momento. —Muevo mi robótico brazo que sigue sin gustarme del todo y él lo observa con una mueca.

—Muy difícilmente creo que te mueras por un dolor de brazo, Neya. Has pasado cosas peores.

Me encojo de hombros y me alejo de él para volverme a poner en la ventana notando como mi respiración está descontrolada.

¿En serio estoy así por que me voy a casar con este hombre?

—Todos los que se nos perdieron de vista cuando Dusha vino pueden poner fácilmente una bala en mi cabeza.

—¿Neyaisav? —Su cara está tan tiesa y pálida que creo que se puede desmayar con lo que dije. Evito reírme y sigo reduciendo el nivel de ansiedad que me ahoga.

Debo de admitir que esto me está divirtiendo.

—¿En serio crees que dejaría que eso pasara?

—No eres Dios.

Pone ambas manos en su cadera y pasa a tener todo el peso en una de sus piernas. Parece una señora regañando a su nieto.

—Tú tampoco.

—Pero sí creo que mi muerte está cerca... —susurro y bajo la cabeza, burlándome. —Además, ¿quién me dijo que tenía que casarme contigo?

Ay no, creo que me pasé.

Si antes no tenía color en sus mejillas ahora menos y creo que si no fuera por aquella silla cerca de la cama muy fácilmente se habría caído de culo y me quedaría sin esposo.

Pf, esposo...

Mi esposo un rey y yo reina consorte.

Si las reinas tienen que ser inocentes, entonces en este caso yo sería el mismo diablo por todo lo que he hecho, o la mismísima rencarnación de María Antonieta.

Tengo que admitir que no se siente bien estar en esta posición. La mayoría de los habitantes del pueblo de Norín me odian y no es que me importe mucho, pero pueden atentar con la vida de quienes me importan más y no sé si pueda con todo lo que me está viniendo encima.

—¿Aun tienes ganas de casarte conmigo? —su pregunta, que escucho lejana, acaricia mi corazón de la manera más inocente posible y me empiezo a sentir mal por jugar con sus sentimientos.

Me acerco a él y me arrodillo, sosteniéndome de sus rodillas.

—Si —afirmo susurrando. —Me casaría una y mil veces contigo y solo contigo si es necesario.

Él no alza su cabeza, solo suspira.

—¿De ser necesario? ¿Entonces casarte conmigo es una obligación?

Inferno© [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora