Capitulo 35.

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Manhattan, Estados Unidos.

11:11am.

El sonido de las olas chocando contras las piedras a mi lado solo intensifican mi sentir con respeto al rey. Es inevitable que los recuerdos de aquel día invadan mi mente y causen en mí cosas que me gustaría sentir nada más con él a mi lado.

No quiero necesitar a nadie, no quiero anclarme a algo que se puede desvanecer en cualquier momento. Se me es imposible aceptar ayuda cuando por mucho tiempo me la negué. Entiendo que nada cambia de la noche a la mañana y mi paciencia se pierde al aprenderlo de esta manera.

Ya no soy yo nada más. Tengo que pensar por el bienestar de otra personita, me tengo que arriesgar.

Pude haberle dicho que no, pero irme con él para mantener a Giana a salvo. Pude haberle dicho que necesitaba tiempo para comenzar a hablar con él como antes lo hacíamos.

Que increíble que Giancarlo no me haya dejado a su hija antes de morir nada más, sino traumas intensos.

Aunque no es su completa culpa, después de todo...

Ay Neyaisav... No aprendes.

Esto es tan complicado para mí, que estoy segura que si mi vida fuera un libro, ya estuviera pegándolo contra la pared al leer lo que hice ayer.

Hasta yo me desespero conmigo misma.

La droga me dejo más mal de lo que pensaba.

—¿Enserio me estás diciendo que pudiera estar frente a la maldita reina de un país, pero dijiste que no? —musita Bruno con Giana en sus brazos jugando con la arena.

—No quiero poder, Bruno.

—Necesitas poder para salir de esta, cariño.

No quiero sentirme mal por decirle que no, no me voy a sentir mal por rechazarlo. Soy yo antes que él para mí, y eso no puede cambiar ni por todo el oro del mundo

—Deberías salir un rato. —Volteo a ver a Jamie con una gran mueca en mi cara. Estiro los brazos para tomar a Giana rápidamente, pero Bruno la aleja de mí y esta ríe al ser alzada en el aire.

—Giana...

—No le va a pasar nada.

—No pueden jurarme eso. —Me cruzo de brazos y suspiro.

Tal vez si necesite un descanso, pero es imposible con toda esta responsabilidad en mis manos.

—¿Confías en mí? —alzo una ceja y lo veo de arriba hacia abajo, provocándolo. Sonrío cuando baja la cabeza. —Si estuviera en la agencia, te paso el que no lo hagas, pero ya renuncié y...

—Ya, está bien. Estaba jugando.

Le quito a Giana de sus brazos y empiezo a darle besitos de camino a su casa, cuando recuesta su cabeza de mi hombro, aprovechando que nadie nos ve.

Al entrar, Jamie me sigue con una sonrisa. Quien diría que después de ver lo guapo que era e imaginarme algún día en su cama, se terminaría convirtiendo en mi cuñado.

—Solo dime qué medicamentos necesita y a qué hora los necesita. —Bruno llega un poco agitado y le da un beso a Jamie y este se lo devuelve con mucha ternura.

La bebé en mis brazos empieza a hacer pucheros y me empiezo a molestar por sentir como mis lágrimas se aproximan.

—Bruno... —Giana empieza a llorar, Jamie la toma en sus brazos mientras mi amigo toma los míos evitando que la agarre. —No la quiero dejar.

Inferno© [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora