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【TOMAR EL CONTROL】

Seguíamos jugando con la pequeña dinosauria que rescatamos. Era tan tierna y juguetona.

Nos empujó a ambos haciendo que nos caigamos de cola al césped. Nos miramos y reímos. Ben se me acercó y me dió un corto beso en mis labios. Oímos un gruñido. Era la pequeña Brachiosaurus, quién nos miraba agazapada moviendo su cola.

Ben se aproximó a mi lentamente, intentando darme un beso, pero el dinosaurio cada vez gruñía más, sacándome una pequeña risa.

Ben me dió un beso, haciendo que me caiga al piso e emite un sonido entre este al hacer dicha acción. Empezó a darme piquitos con una sonrisa, pero la Brachiosaurus lo empujó, separándome de él. Una carcajada salió de mi boca.

— es igual de celosa que tú — dije, aún riendo.

Ben se sentó y me miró, se inclinó hacia mi y me dió un besito de nuevo.

— voy a ir por moras para esta celosita — apuntó al dinosaurio, quién nos veía.

Asentí, me incorporé y me fui con las chica, quiénes me veían alegres.

— ¿qué? — fue lo único que dije.

— tú y Ben hacen la mejor pareja de todo el mundo — dijo Sammy alegre, entrelazando sus manos. Sonreí a lo anterior dicho.

Ángela y nuestra niña empezaron a jugar entre sí. La última, empujó a Yaz. Me acerqué a ella sonriendo, detrás venía Ben con múltiples ramas de moras.

— vengan. Hay que llevarlas a la cueva. Debe ser el único lugar seguro para ellas — dijo Ben, para recibir un empujón de la Brachiosaurus. Yo solo pude reír, mientras me acercaba a Ben para ayudarlo a pararse.

Los dinosaurios empezaron a jugar entre ellos, causando risas de parte de Sammy.

— voy a tener que traer más antes de irnos — decía el castaño, sacándose de encima al dinosaurio.

— ¿ya vieron? — habló Sammy, levantando a Ángela con ayuda de Ben. Yo acaricié el hocico de la dinosauria problemática — Cuando Ángela y el otro dino... Ay, Ben, Lins, tienen que ponerle un nombre.

— ¡oh, sí! — dije con alegría.

— oh, no, nada de eso. Si no le pongo nombre, no me encariño. Y no me dolerá tanto cuando tenga que volver a dejarla. Ya me pasó una vez — dijo el castaño con algo de tristeza.

— ay, Ben.

— si alguna vez quieres hablar de Bumpy, ya sabes que estamos...

— no hay nada de que hablar — interrumpió Ben a Yaz —. Ella está allá y yo aquí. Solamente digo, que ya les avisé.

Yo estaba atenta a la conversación, pero seguía jugando con el Brachiosaurus. Esta, me empujó, lamiéndome la cara mientras yo sonreía.

— Lins, vamos — Ben sacó al dinosaurio de mi y me ayudó de pararme.

— pero, estaba...

— vamos a buscar más moras — me agarró la mano, cortándome la palabra. Cuando estábamos lejos me dijo —. No te encariñes tanto, te lo digo por tu bien.

— ya es tarde. Es que es tan linda, tierna, juguetona. Es como la mascota que nunca tuve. Tendríamos que llamarla Bennsy. Sería Ben más Linsy es igual a Bennsy, ¿no lo crees?  — dije con una sonrisa.

— Lins, — él paró en el medio del camino, mirándome — en serio. No quiero que sufras cuando tengamos que dejarla ir. Me partiría el alma — puso su mano en mi mejilla, y con su pulgar la acarició.

𝗝𝗪𝗖𝗖 ❙ Ben Pincus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora