𝗕 ❙ Unos adolescentes asisten a un campamento de aventuras en el lado opuesto de Isla Nublar y deben unirse para sobrevivir cuando los dinosaurios causan estragos en la isla.
Pero dos de estos 7 campistas, se encariñan demasiado y encuentran sentim...
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【 AQUELLA NOCHE 】
Poco a poco comenzaba a abrir mis ojos. El impacto provocó que me desmayara por unos minutos. Tomé mi cabeza con mi mano y la apoyé en el respaldo de mi asiento. Comencé a moverla para los lados levemente, para recuperar mi visión. Al hacerlo, preferiría estar ciega de por vida. Miré mis pies y estaban hundidos en agua. Giré para observar la ventana de enfrente y, efectivamente, estábamos hundiéndonos. Mi respiración se volvía pesada y mis manos temblaban.
— cielo — Ben se giró hacia mí y posó su mano en mi mejilla —. Tranquila, ¿sí? Esto pasará.
Nos asustamos al ver al otro dinosaurio enfrente nuestro intentando huir del agua con ayuda de la camioneta, haciendo que vayamos más al fondo.
— ¿¡qué hacemos!?
El carnívoro comenzó a ahogarse y pareciera que había muerto.
— es nuestra oportunidad — avisó Yasmina.
Intentamos desabrochsrnos los cinturones y huir, pero una fuerte golpiza de debajo de la camioneta nos lo impidió. El dinosaurio seguía vivo. El agua comenzaba a subir de nuevo. Para más mala suerte, el dinosaurio provocó una grieta en el vidrio con su cola, haciendo que entrara más agua. Rápidamente, saqué mi cinturón.
— quiero salir — comenzaba a balbucear —. Necesito salir. Vamos a morir. No quiero morir. No estoy lista — mi respiración se cortaba, mis ojos se aguaron y comenzaba a rascarme mi piel con mis uñas con brusquedad.
— ¡Lins, cielo! — Ben me tomó de las manos para impedir aquella acción y las entrelazó, dejando que, sin pensarlo, le clave las uñas a él. No queria hacerlo, no quería lastimarlo, pero no podía controlarme — ¿Todo va a estar bien, sí? Mientras estés junto a mí, siempre vas a tener a alguien que te cuide y te protega. Solo mírame y respira conmigo, ¿sí? — él inhalaba y exalaba con tranquilidad, yo lo copie.
Esto siempre fue así, desde que comencé la universidad... más desde ese noche. Ben siempre estaba para esos ataques repentinos. Siempre sabía como relajarme y hacerme olvidar de todo lo que me estresaba. Me lamentaba por ser una carga, pero él siempre me decía las mismas palabras: "Mientras yo viva, nada ni nadie podrá hacerte daño. Siempre estaré ahí".
— ¿mejor, cielo? — me sonrió dulcemente. Asentí levemente — Solo voy a reparar esa pequeña grieta, tu quédate tranquila, ¿sí? — asentí de nuevo. Él, besó el dorso de mi mano y rápidamente intento tapar por donde salía el agua.
Esta, cada vez subía más, hasta los hombros. Ben, sacó una cinta del asiento y la colocó en el vidrio, impidiendo que el agua salga.
