𝗕 ❙ Unos adolescentes asisten a un campamento de aventuras en el lado opuesto de Isla Nublar y deben unirse para sobrevivir cuando los dinosaurios causan estragos en la isla.
Pero dos de estos 7 campistas, se encariñan demasiado y encuentran sentim...
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【 REUNIÓN 】
No podía apartar mi vista de Ben, sin creerlo. Mis manos temblaban al igual que mi labio inferior, mis lágrimas recorrían mis mejillas y cuello.
— Kenji, Lins — nos llamó Ben del otro lado. Como el asiático ni lo miraba se aproximó a mi reflejo y posicionó un mano en el espejo —. Lins, por favor, escuch... — Kenji apagó el micrófono para que no se escuchara la voz del castaño.
El azabache pasó por enfrente mío, molesto, volviéndome a la realidad. Estaba tan furioso que fui detrás de él para pararlo.
— Kenji, espera. No hagas ninguna locura — traté de frenarlo, porque ya sabía las cosas que él hacía estando en ese estado.
Caminamos hacia el otro lado de estudio, Kenji abrió bruscamente la puerta, acercándose al castaño quien retrocedía con miedo.
— ¿¡tú sabías que Brooklynn estaba viva y no lo dijiste!? — lo empujó — ¿¡Hace cuánto lo sabes!?
— yo...
— ¿¡cuánto llevas mintiendo!? — Kenji incorporó bruscamente a Ben, agarrándolo del hombro.
— no es lo que tú crees — decía el castaño con suma tristeza y preocupación en sus ojos.
El asiático soltó un gruñido y alzó su puño.
— ¡Kenji, no!
Pero sus nudillos se estamparon al lado de la cabeza de Ben, rompiendo el vidrio. Kenji se relajó, dejando caer su brazo. Yo no podía reaccionar, su pelea no era para que me meta ni mucho menos en el estado débil que me encontraba.
— ¿cómo pudiste hacernos esto? ¿Cómo pudiste ayudarla a hacer esto?
— perdóname, yo no sabía que... Ella me pidió que no dijera nada y trate de decírselos, pero... Nunca quise causarte... dolor — habló el castaño.
Kenji se alejó de él y apoyó sus manos en la mesa.
— los huevos. Brooklynn tomó el huevo de Bumpy.
El asiático pasó por al lado mío, abrió la puerta y la cerró de inmediato. No podía apartar la vista de Ben, mis lágrimas y el estado de shock era inevitables de ocultar. El castaño se acercó a mí con suma tristeza.
— Lins, cielo, de verdad tienes que creerme — intentaba agarrarme de las manos, pero yo lo alejaba, negando con mi cabeza —. Te lo ruego, por favor.
— ¡no me toques, Ben! — alcé mis manos para que no lo haga.
— por favor, créeme. Traté de decírtelo desde el día en el bote salvavidas cuando me enteré, te lo juro — su voz se cortaba, y sus ojos se cristalizaron.
— ¿¡como pudiste ocultarme algo así, Ben!? — traté de fruncí mi ceño, pero no podía estar enojada. Estaba totalmente destruida.
— lo sé, Lins, perdóname, por favor. Nunca quise que te enteraras así.
