𝗕 ❙ Unos adolescentes asisten a un campamento de aventuras en el lado opuesto de Isla Nublar y deben unirse para sobrevivir cuando los dinosaurios causan estragos en la isla.
Pero dos de estos 7 campistas, se encariñan demasiado y encuentran sentim...
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【 TODA LA NOCHE】
— ¿cómo pudimos dejar a Yaz? — pregunté exaltada.
— yo no la he visto. — tenemos que volver por ella.
— cierto. Debemos dar vuelta los botes y...
— no — Sammy interrumpió a Zayna —. ¡Llevemos los botes a la orilla!
— Sammy, en esta zona en la que estamos, no es seguro viajar por tierra.
— tierra, agua, aire... ¡Todo es peligroso, Zayna!
— todos nos preocupamos por Yaz. Pero me parece que hay que bajar un poco la voz cuando estamos a mitad de la noche con dinosaurios e hipopótamos — hablé.
— no solo eso está ahí afuera. Hay más...
— ¡la corriente es muy fuerte para permanecer en el agua! — interrumpió de vuelta la azabache.
— y llevará demasiado tiempo, el cuál Yaz no podría tener — decía Kenji.
— llevemos los botes a la orilla — insistía Sammy. Zayna miró a Ben y le negó —. ¡Gira el bote, Ben! — ella pisó el bote, haciendo que se tambaleé un poco.
— oye, — le señalé con el dedo, enojada — yo soy la única que le puede hablar en ese tono.
— chicas, calma — trató la situación Darius —. Quién conoce esta zona mejor es Zayna. Si ella dice que por tierra no es lo mejor, ¿no deberíamos escucharla?
Sammy miró a Zayna con sumo enojo — bien — ella se sentó a espaldas.
Apoyé mi mano en el hombro de la niña para relajarla, la miré con una sonrisa y ella me la devolvió algo angustiada.
— cielo...
— nada de cielo, Pincus — me giré a verlo y me retiré del bote para ir en él que estaban Kenji y Darius.
Los botes dieron la vuelta para ir al lugar que anteriormente estábamos. Ayudamos con las luces de las linternas.
— ¿¡no podemos ir más rápido!? — habló Sammy irritada.
— oye, oye, Sammy. Te entiendo, pero, si presionamos mucho, no tendremos bote — tranquilizó Darius.
— no tendríamos este problema en tierra.
Bufé por la situación y me senté en el suelo del bote. Sentí que alguien se caía al lado mío. Ben.
— ¡Darius, espera!
Yo lo miré seria y Kenji algo preocupado.
— ay, miren quienes son: la esposa enojona y el Kenjinator.
— ¿en serio? — mi gran amigo Benny.
Desvíe ni mirada de el castaño al ver cómo abrió la boca para hablarme. Apoyé mi codo en mi rodilla y mi mano en mi mejilla. Vi a Kenji cabizbajo.
