𝗕 ❙ Unos adolescentes asisten a un campamento de aventuras en el lado opuesto de Isla Nublar y deben unirse para sobrevivir cuando los dinosaurios causan estragos en la isla.
Pero dos de estos 7 campistas, se encariñan demasiado y encuentran sentim...
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【 RÍO ARRIBA】
— ¡Linsy, Ben! ¡Ya vámonos! ¡Dejen de hacer sus cochinadas en el bosque! — escuché la voz de Kenji a lo lejos.
Relajé mi pecho y me paré para ir camino hacia mis amigos.
— Lins, pensé que Ben estaba contigo — habló Yaz.
— ya ni modo — dije decaída y me senté en el bote con la mirada atenta de todos por mi comportamiento.
— me parece que alguien tiene que dejar los mangos por un tiempo, ¿verdad? — bromeó Kenji, a lo que Darius rió.
Todos a bordo de los botes, seguimos rumbo al camino de la zona segura que Zayna nos había mencionado. Ben se sentó junto a mí, su respiración era acelerada y se lo notaba tenso. A pesar de que estaba triste por él, trate de ayudarlo.
— vida, ¿estás bien? — apoyé mi mano en su pecho — Estás tenso — con mi otra mano saque algunos cabellos de su cara.
— cielo, necesito contarte algo, pero... — su respiración se dificultaba aún más.
— ey, ey, ey. Tranquilo — acaricié su pecho con delicadeza y lo miré con ternura para que se relajé —. Cuéntamelo de a poco.
— no se como, porque no quiero lastimarte — al ver la expresión de tristeza de Ben me imaginé lo peor. El divorcio —. Cielo, Broo...
El bote se movió algo brusco, tambaleándose. Interrumpiendo nuestra conversación.
— wow. Hay algo ahí.
— ¿¡en el mar!? — pregunté exaltada.
— no, Lins, no — me habló Kenji, tratando de calmarme —. Solo fueron olas.
— que extraña ola — Yasmina apuntó hacia el lago.
Había algo en él agua que hacía que se moviera extrañamente. Me aferré a Ben, él enredó su brazo en mis hombros. Del lago, salió un hipopótamo.
— solo es un gran hipopótamo — rió Kenji.
— ¡se ve horrible! — exclame. Escondiendo mi cabeza en el pecho de Ben.
— se ve muy tierno — habló Sammy con dulzura.
El hipopótamo abrió su boca y empujó nuestro botes repentinas veces. Me aferré más a Ben.
— ¡Kenji, vámonos de aquí! — ordenó el castaño, posicionando su mano en mi cabello. El asiático accedió — ¿Esto no puede ir más rápido?
— si no veo no pasa nada, ¿cierto? — saque mi cabeza del pecho de Ben, volteé a ver para atrás y el hipopótamo no estaba. Reí incrédula — funcionó.
— creo que no hay que cantar victoria — habló Zayna.
— llega a aparecer en mi cara y juro que vomito — me separé de Ben, relajada de que la vil bestia se haya esfumado.
