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Rosé POV.

Me levanté temprano esa mañana, más que de costumbre. Los nervios por mi primer día de trabajo no me permitían estar tranquila y apenas pude pegar un ojo en toda la noche. Me di vueltas en la cama pensando cómo sería el trabajo, mis compañeros y supervisores. Realmente esperaba hacer un buen trabajo y adaptarme rápido.  

Cuando le informé a mis padres a los 14 años que estudiaría Artes y no leyes como ellos querían, tuve que buscarme un sitio donde vivir porque ellos me aseguraron que en su casa no había espacio para personas que no se tomaban en serio su futuro. Fui su mayor decepción y desde entonces no quisieron saber más de mí. No asistieron a mi graduación en la secundaria y mucho menos cuando finalicé la Universidad. La última vez que los vi fue un año después de que me echaron de casa; querían convencerme de cambiar de idea y al no tener éxito, quemaron todas las fotos familiares donde yo aparecía. Ningún familiar me ayudó en ese momento, ni mis tíos, ni abuelos, ni siquiera mis padrinos. Habría estado completamente sola y a la deriva si mi mejor amiga de toda la vida, Jennie, y su abuela no me hubiesen recibido con los brazos abiertos en cuanto se enteraron de mi situación. Pese a que mi intención era quedarme sólo un par de noches en su casa hasta que tuviese suficiente dinero ahorrado para mudarme, la abuela no permitió que me marchara, por lo que trabajé para ayudarlas con los gastos básicos e intenté ahorrar todo el dinero que pudiese antes de entrar a la Universidad. 

—Hoy madrugaste rubia— dijo Jennie bostezando mientras se apoyaba en el marco de la puerta del baño. Estaba despeinada, su maquillaje algo corrido bajo los ojos y vestía sólo una camiseta holgada que probablemente sacó de mi armario. Era evidente que acababa de despertar.

—Sabes que hoy comienzo mi nuevo trabajo... No pude dormir— le recordé. Terminé de cepillarme los dientes, me enjuagué y la miré a través del espejo. —Por cierto ¿Qué tal la cita de anoche? Si terminaste en mi habitación no debe haber sido muy buena.

—Uh... estuvo bien, supongo. Hicimos lo que teníamos que hacer y eso es todo—dijo lavándose la cara—Por cierto, gracias por dejar que me quede. Sabes que la abuela jamás permitiría que llegase de madrugada a casa. Todavía cree que soy una niña.

-A veces te comportas como una pero no hay problema. Mi cama es tu cama. Sólo no traigas a extraños de nuevo ¿de acuerdo? Aún estoy traumatizada después de ver a Ning desnuda sobre ti haciendo... ya sabes qué... —suspiré. Aquella escena fue un shock para mí. Con 24 años aún era virgen y Jennie que era un alma libre, se reía cada vez que recordaba aquel episodio.

—¿Teniendo un sexo increíble?—comentó mirándome por el espejo y yo puse los ojos en blanco—Sí, lo recuerdo. Entonces ¿Cómo te sientes para tu primer día de trabajo en... ?

—Hello Studio—le recordé mientras me maquillaba. Decidí usar un maquillaje suave ya que prefería que todo se viese natural. —Estoy muy nerviosa ¿Qué tal si no les gusta mi trabajo?

—Tranquila Rosé, respira—me calmó Jennie poniéndose frente a mí y tomando mis manos entre las suyas. —Ellos ya vieron lo talentosa que eres, por eso te escogieron entre cientos de aspirantes. Tú confía en tu talento.

—De acuerdo, sí, tienes razón—dije inhalando profundo mientras me convencía de que las palabras de Jennie eran ciertas.

Terminé optando por usar una falda gris granito, una blusa blanca y una chaqueta a juego de mi falda. El maquillaje sutil y mi cabello lacio, suelto combinaban con el atuendo que había escogido. Los pendientes y mi reloj también estaban en su lugar. Estaba lista. Miré el reloj y aún era temprano así que esperé a Jennie para salir juntas. Era parte de su rutina quedarse en el pequeño estudio que llevaba alquilando desde mis días en la universidad cuando finalmente pude independizarme. Me costó mucho convencer a la abuela de Jennie, quien para entonces ya era como una abuela propia, que me dejara independizarme. Pero tras prometerle que la visitaría todas las semanas y no me saltaría ninguna comida, terminó aceptando.

Cuando finalmente salimos, pasamos por un Starbucks. Ella aprovechó nuestro camino hacia la empresa para ponerme al tanto de su cita anterior. Por fortuna, justo cuando iba a comenzar a entrar en detalles que estaba segura no quería escuchar, llegamos a la entrada de la empresa en la que comenzaría a trabajar desde ese día. El edificio era grande con al menos 50 pisos y en grandes letras amarillas y azules se leía "Hello Studio".  

—Dios, estoy tan nerviosa—le dije a Jennie sintiendo como mis manos comenzaban a sudar. Mi amiga me dio unas pequeñas palmaditas en la espalda. 

—No tienes por qué estarlo, eres una estrella. Ve y deslúmbralos con tu talento, rubia.

—Claro, sí. Por supuesto. 

Jennie se rió y tras darme un rápido abrazo, nos despedimos ya que ella también debía ir a trabajar. Inhalé profundo para armarme de valor antes de entrar al edificio. En cuanto lo hice, me acerqué a la secretaria para pedirle una tarjeta de acceso, pero fui interrumpida cuando Namjoon, el encargado de Recursos Humanos y la persona que me entrevistó, se acercó a mi lado.  Al verme sonrió ampliamente.

—Muy buenos días, Señor—sonreí con cortesía mientras intentaba controlar mis nervios.

—Sólo dime, Namjoon, por favor. No soy tan viejo—dijo él amablemente. Volví a sonreír y asentí con la cabeza. —Es bueno verte de nuevo, Roseanne. Por favor, acompáñame para presentarte al equipo con el que estarás trabajando.

Volví a asentir y lo seguí cuando comenzó a caminar hacia el elevador. Mientras subíamos al décimo piso, aprovechó de explicarme un poco más de la empresa y me habló un poco del equipo de trabajo al que me estaría uniendo. El edificio era grande y muy elegante. Cuando llegamos al décimo piso, noté que el lugar era amplio pero levemente diferente al resto del edificio. Si bien el resto de los pisos mantenía esa característica elegante, sólo podía definir el décimo piso como uno bastante corriente. A excepción de las computadores último modelo sobre los escritorios, el lugar era modesto y eso me agradó de inmediato. 

Namjoon me condujo hasta un pequeño trío que se encontraban hablando animadamente en medio del lugar. Dos eran chicos, uno de ellos tenía el cabello rubio y el otro negro. También había un chica de cabello castaño. En cuanto nos acercamos, todos dejaron su conversación y nos miraron con curiosidad. 

—Hola muchachos. Quisiera presentarles a la nueva integrante del equipo, Roseanne Park—dijo Namjoon. Los tres pares de ojos se posaron en mí y volví a sentirme nerviosa. Hice una pequeña reverencia y les sonreí. 

—Mucho gusto. Soy Roseanne Park y estoy ansiosa de trabajar con ustedes. Por favor, cuiden de mí—

What does Chaelisa say?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora