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Lisa POV.

Mientras esperaba el pedido en el Starbucks más cercano pensé en todo lo que había pasado ¿Cómo era posible que las cosas se hubiesen salido de control tan rápido en las últimas 12 horas? Me arrepentía tanto de no haber estado con Rosé. Sólo de pensar que estuvo toda la noche sola, en el suelo de ese frío hospital me ponía enferma. Ni siquiera estuve junte a ella para defenderla de su abusivo padre. Si me lo encontraba no sabía qué podía hacerle a ese hombre.

—¿Lisa?—llamaron para entregar mi pedido. Lo recibí y volví al auto lista para volver inmediatamente al hospital. No quería estar demasiado tiempo lejos de Rosé. En ese momento sonó mi celular y mi corazón se soltó un latido de la pura ansiedad. Respiré aliviada cuando vi de quién se trataba.

—Jisoo...

—¿Dónde estás? Estoy llegando—informó.

—Llego en cinco. Espérame en el estacionamiento—pedí. Ella respondió con un simple "Ok" y colgamos. Encendí el auto y rápidamente volví al hospital. Jisoo había vuelto; eso era un gran alivio. Me había llamado el día anterior para informarme que tendría unos días libres y volvería a Seúl y que estaba por subirse al avión de regreso. Había pedido mi ayuda parar preparar una sorpresa para Jennie pero todo se había ido al diablo. Cuando llamó poco antes de que llegara Jennie al hospital y le conté todo lo que había sucedido, no dudó en decirme que estaría aquí pronto. Y la necesitaba de verdad. A ella y a su padre. El padre de Jisoo era uno de los mejores cirujanos de Corea y esperaba que pudiese ayudarme de alguna manera. Había intentado comunicarme con él pero no atendía el teléfono. Esperaba que Jisoo tuviera más suerte que yo. Estacioné el auto y de inmediato vi a Jisoo que bajaba del suyo. Incluso después de pasar toda la noche viajando se veía bellísima. Bajé del auto con las cosas y me dirigí a su encuentro; en cuanto estuvimos lo suficientemente cerca me abrazó.

—¿Cómo estás? ¿Cómo está Rosé?—preguntó y tuve que contenerme para no largarme a llorar ahí mismo. Negué con la cabeza.

—No... no está bien y no sé que hacer Jisoo. No sé cómo ayudarla, no sé como hacer que deje de sufrir—ella me miró con pesar y volvió a abrazarme. 

—Tranquila. Sólo podemos estar a su lado y hacerle saber que no está sola.

—Pero no lo hice—repuse con frustración. Frustración conmigo misma—Jisoo la dejé sola... la dejé sola cuando más necesitaba y jamás me lo voy a perdonar.

—¿De qué estás hablando?—preguntó. Procedí a contarle todo lo que había pasado desde la llamada de Irene hasta ese momento. Ella me escuchó con atención y jadeó con indignación un par de veces mientras la relataba todo en detalle. 

—El destino sí que puede ser retorcido a veces...—murmuró lanzando un suspiro—Sí te das cuenta lo que debe estar pensando Rosé ¿no? Que elegiste a Irene por sobre ella...

—Ella... no ha dicho nada. No reacciona para nada, sólo llora y yo... yo me siento tan miserable al verla así. Conozco el dolor de perder a tus padres y no quiero que pase por eso. Pero ellos fueron una mierda con Rosé y aún así ella sufre como si fueran los mejores padres del mundo. No merecen que ella esté así Jisoo, no ellos—dije con impotencia e inevitablemente unas lágrimas cayeron por mis mejillas. Jisoo las seco y acarició mi brazo. 

—Rosé tiene el puto corazón más grande del mundo. Por supuesto que va a sufrir por sus padres—dijo ella y asentí. Era cierto. Mi Rosé tenía el corazón más grande, hermoso y bondadoso del mundo—Debemos ser fuerte para ella ¿si? Ya tendrás tiempo de compensarla por lo que pasó—asentí y juntas nos dirigimos a la sala de espera donde nos encontramos con una sorprendida Jennie y una dormida Rosé.

What does Chaelisa say?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora