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Lisa POV.

Volví a casa sintiéndome inquieta. Mientras conduje intenté contactarme con Jisoo pero no tuve éxito. Realmente quería me diese su opinión sobre lo que había sucedido. Ella no era una novia ejemplar pero había estado en un par de relaciones y jamás escuché a ninguna de sus novias quejarse. Por mi parte, la única relación que había tenido había sido con Irene y hace muchos años de eso por lo que no era de ayuda recapitular nuestra historia. Cuando llegué a casa lo primero que hice fue buscar mis cigarrillos.

—Sobre el bar, al lado del whisky—escuché una voz familiar provenir de la sala de estar. Encendí las luces y me encontré a Irene sentada cómodamente en el sillón con una copa en mano—Abrí tu reserva del 92. Espero que no te moleste.

—¿Qué haces aquí, Irene?—pregunté maldiciendo internamente no haber cambiado la clave de acceso.

—Quería verte—contestó con tranquilidad. Dejé de lado los cigarros y me preparé un whisky. Después de la inquietante despedida con Rosé necesitaba algo fuerte para calmar mis nervios. —Tuve una reunión familiar—continuó desviando mi atención. 

Arqueé una ceja curiosa. Sabía que las cenas familiares de Irene siempre eran un desastre. A su padre y madrastra les encantaba criticar sus decisiones y la presionaban para que hiciera todo lo que ellos querían. No tenía libertad en absoluto; ellos le decían qué hacer, qué decir, cómo comportarse y qué pensar. Cuando me presentó a su familia no era exagerado decir que platos y copas volaron por los aires. El salir con una chica no era algo que ellos aprobaban. Cada vez que había una reunión familiar Irene terminaba deprimida y de alguna manera terminé siendo el hombro en el que podía llorar. Y a pesar que ya no estábamos juntas eso no había cambiado.

—¿Cómo estuvo?—pregunté aunque conocía la respuesta. Ella suspiró y se terminó su copa de un trago. Me senté en el sillón frente a ella y bebí de mi trago.

—Sabes cómo fue, Lisa—dijo con la voz ronca probablemente al tratar de tragar el nudo en la garganta que se le había formado—Críticas y exigencias estuvieron a la orden del día. Mi padre insiste en que es tiempo de conseguir un marido y tiene varios candidatos en mente.

—¿Aún sigue con esa idea de venderte al mejor postor?—pregunté arqueando una ceja. Lo cierto es que saber que su padre le estaba buscando un marido me produjo cierto malestar pero jamás lo admitiría.

—Le dije que no me casaría porque estaba enamorada de otra persona—me miró fijamente al pronunciar esas palabras y no pude evitar sonreír de manera burlesca.

—¿Qué significa eso? No es que estar enamorada antes te haya impedido follar con alguien más.

—Lisa no quiero estar con nadie que no seas tú—respondió con firmeza y se puso de pie acercándose a mí. Sus ojos habían cambiado totalmente; su tristeza había desaparecido transformándose en determinación y deseo. Se situó entre mis piernas y se inclinó haciendo que su generoso busto quedara a la altura de mi cara —Ahora y desde hace diez años sólo haz sido tú, Lisa—susurró en mi oído causando un estremecimiento en mi interior. Noté cómo se inclinaba aún más y de a poco acercaba su rostro al mío con clara intención de besarme.

—Estoy saliendo con alguien—solté cuando estaba a apenas un centímetro de lograr su cometido. Aquello la detuvo en el acto y la vi fruncir el entrecejo.

—¿Qué?

—Estoy saliendo con alguien—repetí. Ella se quedó estática y me miró fijamente como esperando que le dijese que todo se trataba de una broma. Con cuidado la alejé y me puse de pie en dirección al bar para rellenar mi vaso vacío.

—Sabes que eso no durará demasiado—dijo después de casi un minuto sin decir palabra. Me di media vuelta para observarla. Estaba de pie frente a mí con su rostro mortalmente serio.

—No lo sé, tal vez... pero quiero que funcione—dije sin apartar la vista—Ella realmente me gusta.

—¿Quién es?—quiso saber y no pude evitar poner los ojos en blanco. 

—No es de tu incumbencia—caminé de regreso al sillón pero ella me sujetó del brazo deteniendo mi andar.

—¿Acaso es esa chica nueva?—preguntó apretando mi brazo, como si eso pudiera lastimarme lo que sólo me hizo gracia.

—¿Importa si es ella? Puedo intentar rehacer mi vida con quien YO quiera—le dije entrecerrando los ojos con enojo. Ella inspiró profundo un par de veces antes de recuperar la compostura. Cuando lo hizo, me empujó al sillón y se sentó sobre mí poniendo sus piernas a cada lado de mi cintura. Antes de que pudiera decir algo o reaccionar de alguna manera, se quitó su blusa y la tiró al suelo.

—¿Qué demonios...?

—Bueno Lisa,  tú lo dijiste ¿no? Estar enamorada no es impedimento para follar con otra persona.

Sin darme tiempo de responder me besó apasionadamente sin dejarme siquiera recuperar el aliento. Comenzó a moverse sobre mí causando estragos en mi vientre. En algún momento se quitó el sostén y tomó mis manos poniéndolas sobre sus pechos. Era presa del deseo y apenas podía pensar. Ya estaba bastante excitada desde mi previo encuentro con Rosé en el estacionamiento. Mis manos se movían por sí solas masajeando y jugando con sus pechos. Irene atacó mi cuello y dejó un rastro de beso desde la mandíbula hasta el lóbulo de mi oreja que succionó con fuerza. 

—Dime Lisa... ¿Acaso ella te lo hace como yo?—me preguntó con la respiración entrecortada. Aquella pregunta me sacó de mi trance y sin nada de cuidado me puse de pie haciéndola caer de culo al suelo—¡Lisa!—se quejó. 

—Yo... ¡Yo no soy como tú!—grité con furia. Estaba furiosa con ella, conmigo y con todo el mundo por lo que casi estuve a punto de hacer. Tomé su sostén, su camiseta y se los tiré—Vístete.

—Lisa...—iba a protestar pero la interrumpí.

—¡Vístete y vete!—grité. Irene me miró dolida pero no derramó ni una sola lagrima. Se puso de pie y comenzó a vestirse sin decir palabra. Salió del departamento pegando un portazo y me pasé las manos por el cabello al pensar en lo que casi había sucedido; sabía cuánto dolía una traición así y estuve a punto de hacerle lo mismo a Rosé. A mi dulce e inocente Rosé a tan solo un día de haber oficializado nuestro noviazgo. Tomé mi vaso de whisky olvidado sobre la mesita de la sala de estar y lo bebí todo de un trago. Ya un poco más tranquila me dirigí al baño de mi habitación y me di una larga ducha recordando una conversación con Rosé que no hizo más que aumentar la culpa por lo que casi sucede esa noche.

"No quiero que salga con otras personas mientras esté conmigo"

"... cuando normalmente sales con alguien eres exclusiva con esa persona..."

"No tienes que pedirlo, es algo a lo que estuve dispuesta cuando te besé"


What does Chaelisa say?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora