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Rosé POV.

Cuando llegué a casa luego de que Lisa me dejara en la entrada me apoyé en la puerta y di un largo suspiro. Aún estaba intentando comprender aquello que había sentido cuando me besó con tal pasión. Toqué mis mejillas con ambas manos y aún las sentía calientes. Mis labios se sentían sensibles después de su demandante beso. Fue imposible no sonreír. Ella me tenía completamente hechizada y estaba segura que le daría todo lo que me pidiera. Si no hubiese sido porque ella se detuvo, estaba segura que habríamos avanzado mucho más en nuestra relación porque intentar detenerla ni siquiera cruzó por mi mente en ese momento. 

Pensar en dar un paso más allá con Lisa me hacía sentir nerviosa y emocionada en partes iguales; sería mi primera experiencia en muchos sentidos y era lógico sentirse nerviosa. Pero por otro lado recordé lo mucho que necesité sentirla más cerca. Deseé sentirla contra mí, piel con piel y aún así no creía que sería suficiente. Recordé como sus manos me acariciaron en lugares que nadie nunca antes había tocado. Sólo pensar en ello me hacía sonrojar y me ponía la piel de gallina. Me mordí un labio intentando esconder la sonrisa y decidí darme un baño para tranquilizar a mi pervertida mente ¿Qué pensaría Jennie si supiera que casi me entrego por completo a Lisa y en la primera cita? 

Esa noche me acosté temprano luego de darme un baño y enviarle un mensaje a Jennie diciéndole que estaba demasiado cansada para su visita. Todas las experiencias vividas en la cita me habían agotado y me deleité al cerrar los ojos pensando en aquella pelinegra que me robaba el aliento. 

Golpes en mi puerta me despertaron. Abrí perezosamente los ojos y tomé mi celular para verificar la hora. Las nueve de la mañana ¿Quién en su sano juicio molestaría tan temprano un domingo? Sólo se me ocurría Jennie, ya que la había plantado la noche anterior. Me levanté sin importarme que sólo vistiese una camiseta holgada de Sailor Moon que apenas me cubría el trasero.

—¡¿Es en serio Jennie?!—pregunté al mismo tiempo que abría la puerta. Grande fue mi sorpresa al ver que no se trataba de Jennie sino que de una muy sorprendida Lisa que me miraba de pies a cabeza. Sentí que mi rostro tomaba mil tonalidades distintas de rojo.

—Uh... lo siento... ¿es un mal momento?—preguntó nerviosa.

—¡Lisa! ¡Digo.. manager! No... es decir... agh—repuse nerviosa intentando cubrir mis piernas con la camiseta sin mucho éxito—Lo siento. Acabo de despertar.

—¿Así es como normalmente abres la puerta?—preguntó.

—Sí... o sea no. Es decir, pensé que se trataba de Jennie—respondí mordiéndome un labio completamente avergonzada. Ella asintió pensativa y sólo entonces noté el ramo de rosas rojas en sus manos.

—Estas son para ti—comentó mientras me las ofrecía—Lamento venir sin avisar. Yo...a decir verdad, tenía muchas ganas de verte y... estaba confundida por lo que pasó ayer—aquello llamó mi atención. Estaba por responder cuando uno de mis vecinos pasó frente a la puerta y miró con curiosidad mi atuendo. Vi que ella frunció el ceño con cierto disgusto.

—Gracias, son hermosas... yo... ¿quieres pasar?—ofrecí. Ella dudó un segundo pero finalmente aceptó asintiendo con la cabeza. Me hice a un lado y agradecí que el día anterior hubiese ordenado y limpiado todo. En comparación a su departamento, mi estudio era pequeñísimo pero al menos lo mantenía limpio y ordenado. Lisa miró todo a su alrededor. Se detuvo curiosa en algunas fotos que tenía colgadas donde salíamos principalmente Jennie, la abuela y yo. La última adición había sido una foto grupal en la oficina con Sana, Jungkook y Jimin. 

—Tienes un lindo estudio—comentó cuando por fin dejó de mirar las fotografías. Yo estaba encantada con las rosas y disfrutaba de su aroma.

—Gracias—dije con una sonrisa. Rápidamente puse las flores en un jarro con agua y las dejé sobre la mesita de centro. Lisa tomó asiento en un pequeño sofá para dos personas y esperó en silencio—¿Puedo ofrecerte algo?

—No... uh... Rosé... ¿Sería posible que te pusieras unos shorts o algo?—pidió ella. Sólo entonces noté su postura incómoda y que no me miraba directamente. Me había estado paseando por el estudio con aquella camiseta infantil que apenas cubría mi trasero. Nuevamente sentí mis mejillas sonrojarse y asentí. Corrí a mi habitación y me cambié por un short y un top de tirantes. Volví a la salita de estar y ella sonrió evidentemente aliviada.

—Lo lamento—me disculpé. Ella negó con la cabeza sin perder su sonrisa. 

—No puedo quejarme. Disfruté de la vista—dijo y sentí mis orejas rojas. Ella rió y alzó una de sus manos invitándome a sentarme a su lado. Cuando lo hice, tomó mis manos entre las suyas y me miró con seriedad—Rosé yo... ¿A qué te referías ayer cuando dijiste que aquello había sido "revelador"?—Su pregunta me pilló de sorpresa y me demoré una eternidad en comprender a qué se refería. 

—...

—Rosé, lamento mucho lo que sucedió ayer. Te juro que no pretendía sobrepasarme contigo. Realmente quiero que hagamos las cosas con calma pero ayer me dejé llevar y no pude controlarme. Por favor no pienses mal de mí, te respeto mucho...—soltó Lisa de pronto como una llave abierta. Hablaba rápido y sin respirar.

—Por favor detente—pedí poniendo mis dedos en sus labios para que captar su atención. Ella se quedó en silencio y me miró expectante—Jamás pensé mal de ti. Si he de ser honesta me preocupaba que pensaras que yo era demasiado fácil por permitir que las cosas llegaran hasta ese punto en nuestra primera cita. La verdad es que disfruté mucho de lo que sucedió y... creo que de no haberte detenido cuando lo hiciste, yo... no te habría detenido tampoco.

—¿Qué?—preguntó totalmente sorprendida y yo sentía cómo me ruborizaba. 

—La verdad es que ayer me di cuenta que... los sentimientos que tengo son muy intensos... y apasionados. Y quiero sentir todo eso sólo contigo. Eso es en lo que estaba pensando—dije mirándola fijamente. Vi que tragaba duro pero no dijo ni una sola palabra por lo que decidí continuar—Cuando ayer dije que había sido "revelador" me refería a que había sido revelador para mí. El darme cuenta que tengo este... deseo nada decente... hacia ti.

—¡Rosé, me estás matando!—se quejó cubriéndose la cara con ambas manos y reposando su cabeza en el respaldo del sillón. Luego de lo que pareció un minuto lanzó un largo suspiro y me miró—Estuve toda la noche pensando que tal vez te había asustado.

—¿Asustado? ¿Por qué?—pregunté confundida.

—¡Porque te ataqué en un estacionamiento!

—Lo que hicimos ayer está lejos de considerarse un ataque. Además, yo estuve de acuerdo en todo momento.

—Lo sé. Oero cuando dijiste que había sido revelador... y luego casi no dijiste palabra en el auto, realmente pensé que querías escapar de mí.

—¿Cómo podría escapar? Me tiene completamente ena... embobada—dije avergonzada por lo que casi estuve a punto de revelar. Ella sólo sonrió con tranquilidad y se acercó para darme un casto beso en los labios.

—¿Puedo robarte el día de hoy?—preguntó haciendo latir mi corazón con fuerza. No respondí de inmediato y ella malinterpretó mi silencio—Al menos el desayuno ¿puedo invitarte a comer algo?

—Me encantaría que pasáramos el día juntas—me apresuré a decir antes de que cambiara de parecer. La sonrisa que me regaló fue tan hermosa que estaba segura que me encontraba babeando.

—Entonces alístate y te espero en el auto.

—¡Sí!—dije saltando del sillón y corriendo hasta mi habitación. Antes de entrar escuché su risa angelical y por primera vez en mi vida sentí que había encontrado a mi alma gemela. 


What does Chaelisa say?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora