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Jisoo POV.

¡Por fin era libre! Ése fue mi primer pensamiento cuando pisé Seúl. Había terminado con la campaña publicitaria en Nueva York y finalmente estaría un par de semanas en casa antes de volver a viajar. Intenté llamar a Lisa pero no tuve respuesta. Nos habíamos mensajeado el viernes y me contó que había tenido una maravillosa velada con Rosé así que supuse que estuvieron el fin de semana recuperando el tiempo perdido. Pese a ser domingo decidí que haría una visita indiscreta porque las extrañaba... a mi mejor amiga y a mi rubia favorita. 

Treinta minutos más tarde me encontraba en la puerta de Lisa. Toqué un par de veces pero nadie abrió la puerta. Por fortuna sabía su nueva clave de acceso así que entré sólo para encontrar el departamento completamente a oscuras. Los felinos doble L se acercaron a recibirme pero fuera de eso no se escuchaba ningún otro ruido 

—¡Lisa!—grité—¡Ya llegó por quién llorabas!—bromeé sin obtener respuesta. Encendí las luces de la sala de estar y casi me desmayé de la impresión al ver la escena que tenía frente. El suelo tenía varias botellas de alcohol vacías, algunas de ellas rotas. Los sillones estaban fuera de lugar y una mesa estaba dada vuelta. El lugar olía a tabaco y había residuos de varios cigarrillos sobre la mesa de centro pero lo peor de todo fue ver a Lisa. Estaba sentada en el suelo, apoyando su espalda en uno de los sillones. Su cabello suelto estaba completamente enmarañado y vi que sus brazos estaban llenos de moretones. Me acerqué corriendo a su lado y me arrodillé frente a ella que parecía inconsciente.

—¡Lisa! ¡Lisa, despierta!—pedí angustiada. Cuando tomé su cara entre mis manos noté que tenía el labio partido y un gran moretón en el pómulo; era evidente que la habían golpeado. Abrió los ojos de a poco y lentamente se enfocaron en mí. 

—¿Jisoo?—preguntó. Sonreí de puro alivio al ver que al menos estaba consciente. No había visto a mi mejor amiga en ese estado desde que perdió a sus padres. Estaba pálida, tenía ojeras y sus ojos inyectados en sangre. Aún habían rastros de sus lágrimas en las mejillas.

—Lisa ¿Qué pasó?

—Jisoo...—repitió nuevamente. Su voz estaba ronca, probablemente de tanto llorar—Soy una mierda Jisoo, eso es lo que pasa—dijo estirándose para garrar una nueva botella de whisky, pero se la quité inmediatamente de las manos.

—¿Pasó algo con Rosé?—me aventuré a preguntar sabiendo que sólo ella lograría tal estado en mi amiga.

—Lo arruiné Jisoo. Lo arruiné y por eso la perdí. Ahora me odia—explicó mirando al vacío. 

—Cuéntame que pasó—pedí. Volvió a quitarme la botella y dio un gran sorbo del líquido ámbar. Una vez bebió me contó lo que había pasado. No pude más que sentir una gran rabia en mi interior ¡Maldita bruja, Irene! Para mi sorpresa, Lisa sacó una cajita de terciopelo del bolsillo de sus jeans y la contempló un largo rato antes de darle otro sorbo a la botella de whisky.

—Lisa... ¿Acaso eso es...?—pregunté sorprendida. 

—Iba a hacer las cosas bien Jisoo. De verdad que quería hacer las cosas bien—abrió lo cajita y vi un hermoso anillo de compromiso; no podía estar segura pero me parecía que el corazón que tenía en el centro unía sus piedras de nacimiento. Sonrió amargamente mientras lo contemplaba—¿No es gracioso? Por fin estaba lista para dejar atrás mi pasado pero lo arruiné todo.

—No te rindas—dije decidida. La historia de ellas no podía terminar así; no cuando ambas se hacían tan bien—¿Vas a dejar que termine así como así? ¿No vas a pelear por ella?

—Ella me odia, Jisoo—suspiró. 

—¡Eso no lo sabes!—insistí pero ella negó. 

—Si lo sé. Ella misma me lo dijo...—volvió a suspirar y sus ojos se llenaron de lágrimas—Fui a verla Jisoo. Fui a verla y ella misma me lo dijo.

What does Chaelisa say?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora